Gente que se dio una vuelta


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18 de mayo de 2010

Panem et circences

Esta estrategia del imperio romano funcionó. Y funciona. Circenses, mejor que circum. Circenses eran los juegos que se desarrollaban en el Circo Máximo, ahí no más del Coliseo: carreras de aurigas, lucha de gladiadores, desfiles de animales de la lejana África. Un espectáculo del primer mundo, vamos. Mientras la panza esté llena y el cerebro atiborrado de imágenes espectaculares, nadie se dará cuenta que nos vamos al cuerno: seguimos esquilmando con impuestos para la construcción de caminos, para mantener el ejército, para el senado...Y todos contentos. Eso podrían haberlo pensado tranquilamente Calígula, Nerón, Domiciano o cualquiera de ellos. Mientras todos aclamaban el show, la gangrena se había instalado en el imperio.


Con perdón de quienes corresponda, eso me despiertan los Mundiales de fútbol. Pienso en el '78 y recuerdo que cuando se ganó la final, pasamos por la ESMA para ir al festejo. Pienso en el '82 y se me viene Malvinas, en el '90 que, cuando terminó, nos habían privatizado medio país... Creo que de ahí viene gran parte de mi aversión y desconfianza a las cosas masificantes: estadios, recitales, feria del libro en fin de semana, marchas. Por más que adhiera ideológicamente, me resulta imposible ir, por caso, a una marcha pro derechos del tatú carreta.


¡Eh, amigo, si así al meno no divertimo y de paso somo lo mejore!... Ok, si te divierte, miráte toooodos los partidos, seguí tus cábalas, tirá petardos con cada gol del equipo del diego (sí, diego). Por mi parte, paso, gracias.


Ah, la sutil ironía de la cajita de Playmobil está abierta a la interpretación de cada quién.

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