Gente que se dio una vuelta


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31 de diciembre de 2012

¡Salú!

No hago balances anuales, ni diarios, ni semanales. En parte por vago, en parte también porque no me fijo metas, trato de ir viviendo como voy pudiendo. Y si me fijo alguna meta y la alcanzo, ya lo gozo y lo sé. Si  no la alcanzo, ¿para qué recordarlo?.

Deseo como todos, claro, feliz año. Pero más aún felices días, felices amaneceres, felices anocheceres, mediodías, tardes... un poco menos pretensioso. Un año es mucho junto. Pero pequeñas felicidades son más cotidianas, más a mano, más compañeras.

Y brindo, claro. Porque es necesario seguir celebrando la vida, compleja, feliz, dura. Vida.

30 de diciembre de 2012

Perversión cotidiana

Tengo una relación ambivalente con los modelos. Creo, por un lado, que está bueno que existan; en un punto marcan un hacia o un hasta dónde. En ese sentido son desafío, meta. Nos dan una idea de identificación, de tendencia a. Por otro lado fagocitan y ponen presión: si no se los alcanza, si no se es como ellos, quitan ganas y energía. Son como la voz que juzga externa o internamente. Quitan vida.

Desde la mujer que cae en la anorexia para ser como la actriz/modelo/cantante que le gusta y entrar en el jean, al varón que cree que ser macho es imponerse y dominar, como vio que su padre lo hacía. Obvio, malos modelos.

¿Pero cuando los buenos modelos son tan altos y buenos que se tornan tan inalcanzables, exigentes, descarnados que quitan la posibilidad de alcanzarlos? ¿Cuando, además, culpabilizan?
No sé, digo...

29 de diciembre de 2012

Fuegos de artificio

Me dice una vecina, cuando le pregunto cómo anda:
-Triste, porque la familia no se unió.
-¿Cómo? ¿Cuándo?
-Para las fiestas, cada uno por su lado.
-Pero decíme: ¿habitualmente se llevan bien?
-No, más o menos.
-Entonces capaz que está bueno no haberse mentido con un encuentro forzado.
-Y, no sé...

Cuando digo que preferimos la ilusión a la realidad, me refiero a cosas como esta, entre otras. Es preferible estar falsa, incómodamente juntos, porque 'esloquesedebehacerparalasfiestas' que asumir los 360 días restantes del año el laburo por el encuentro. Estamos incómodos, no nos bancamos a la suegra, la cuñada nos odia, pero estamos juntos.

Juntada decretada, unión forzada, celebración que no es como la de la tele...

Con razón tanta gente odia estas fechas.

28 de diciembre de 2012

Pequeñeces

Un par de gozos, de esos intrascendentes que me encantan.

En un negocio de los que tienen un montón de cosas inútiles y divertidas -los "todos por dos pesos" de los '90- compré un par de prismas de vidrio, esos facetados, sólo por lo lindo que es cuando el sol les da y me llenan el living de mini-arcoiris. Y pensando también en poder sacar fotos a través de ellos. Charlé un poco con la señora china que me los vendió, le conté para qué los quería, y no sé bien qué me decía del Feng Shui. La cosa que cuando me iba me regaló una moneda pala foltuna. No creo en la moneda ni en la fortuna, pero sí en su gesto lindo.

Luego, volviendo, había mucha gente en la parada del colectivo. Subí uno de los últimos. Fue lindo ver que varios saludaban al chofer, pedían por favor y agradecían. Y a cada uno respondía al saludo y al agradecimiento. Sí, ya sé, es una pavada. Pero estas cosas que humanizan son para rescatar, multiplicar, compartir.

27 de diciembre de 2012

Por encargo

Un hombre que edita una revista me pidió que pusiera en 1900 caracteres unas ideas que compartí y le gustaron. Si bien alguna vez me han pedido que escriba algo, otra cuestión es el molde, el límite, el encargo. Y pasar a papel palabras que nacieron orales. Un "sicario de la palabra", decía Agustín cuando comenté la dificultad. Algo así, claro.

Hice el intento. Me senté. Traté de recordar, hilar, encausar. Sentía apuro por no pasarme en la cantidad de palabras, de letras, en realidad. Buscaba que lo escrito conservara algo de lo dicho, de no perder cierto énfasis, de que se notara cierto acento. Era lo mismo, pero no. Casi como la diferencia entre el recuerdo de alguien y el reencuentro con su presente. Lo mismo pero no, decía.

26 de diciembre de 2012

Fin de fiesta

Cosas que dejó la navidad.
  • Un llamado de Manu (casi 5) en el contestador: Pablo, gracias por la remera musculosa. Jojojó, feliz Navidad.
  • Mi padre que vació la pileta. VACÍA con 40ºC. 
  • Rocío exitadísima porque le había comprado a su madre unos anteojos de sol y no podía esperar más para dárselos.
  • Desfile de la enana con su bikini, los anteojos de la madre y zapatos altos.
  • Una canción compuesta con Facu, Enana Traidora, dedicada a su hermana.
  • Mi hermana, madre de ambos, desesperada de ¿celos? porque le hicimos creer que Facu estaba de novio con una chica más grande: de 16 años. Complicidades con mi cuñado y sobrino.
  • Mi cuñado dándose cuenta que, cuando su hija sea la que salga, se morirá.
  • Mamá, que se sentó a disfrutar.
  • Encuentros, celebraciones y varios y variados gestos de cariño.
  • Mucha, mucha risa.

Y no por Navidad, sino porque intentamos vivir así casi siempre.
La navidad, la cena, fue la excusa.

25 de diciembre de 2012

Post festejo

Iba a decir que cerraba por Navidad, pero no, mejor no.
Mejor digo que abierto, que creo, como decía, que se abrieron horizontes impensados, bellos, amplios desde el momento en que un tal Jesús nació.
Que no se cierren.

24 de diciembre de 2012

A la espera


Como alguna vez ya comenté, soy cristiano -intento serlo, mejor dicho-. Creo en Jesús, en su propuesta, en su utopía, en su vida de entrega que me desafía.

Cuando celebro la navidad, cuando hago memoria de que Dios se nos acercó irremediablemente en Jesús para amarnos, me emociona. 

Cuando escucho lo que este Jesús tiene para decir, para proponer, lo que anuncia, me dan ganas de hacerme eco. 

Cuando veo lo lejos que están las iglesias y lo lejos que estamos los cristianos de vivir así, me embronco. Pero más ganas me dan de poder vivir, aunque sea un poquito, de lo que este, mi Maestro, propone.

Él nos nació. Que en él crezcamos.

23 de diciembre de 2012

Fines del mundo

La pureza de la montaña en una botella de plástico.
El sabor del trópico en un polvo para diluir.
El olor del amanecer en el enjuague para la ropa.
La frescura de la menta en el enjuague bucal.
La suavidad del algodón en los jabones.
La fuerza del sol en el champú.
Los sabores de la infancia en un restó de comida casera.
El encuentro con los demás mediado por mensaje de texto.
El conocimiento de la realidad a través de la pantalla.
La sabiduría del tiempo en un vino tinto.
El sonido del viento en las hojas en un mp3.
La salud en un suplemento vitamínico.
El amor entre paréntesis.
El paisaje en un póster.
La felicidad en pastillas.

Somos muy modernos.

22 de diciembre de 2012

Puffff

Uno de esos días en los que me gustaría presentar mi renuncia a (parte de) la raza humana. A la parte que no razona, que repite sin saber, que cree en papánuel, que no tiene memoria, que confunde un perro con un helicóptero, que opina desde un termo, que no puede ver más allá de la pantalla de la TV, que...

Algunos por bastardos, otros por cortos, otros por ingenuos.

Sí, me harté.

21 de diciembre de 2012

Encausado

Cerca de la casa de mis padres había una tintorería atendida por japoneses, cliché si los hay. No está más el negocio, pero el señor sigue cuidando los árboles de la vereda. Ya no son los bonsais increíbles que crecían entre vapor y olores a solventes, sino árboles 'en serio'. Con una dedicación claramente oriental y una paciencia más oriental aún, los poda con unas tijeras mínimas, los cura con unos líquidos que pincela, los modela según su capricho.

¿Cuál es, pensaba ayer al pasar por ahí, la diferencia entre cómo manipula la naturaleza este señor y cómo lo hacen/hacemos otros? Acá hay algo de arte, de dedicación, de entrega, de belleza. De respeto a lo dado y de sinergia, de trabajar junto con lo dado. Cierto respeto. Por ahí, me parece, pasa la cosa.

20 de diciembre de 2012

Antes del fin -de año-

Podríamos, para variar, hacer un no balance.
Decir que no importa cómo salió este año. Decir que no fue ni peor ni mejor que otros. Decir que fue.
Alegrarnos por las cuentas vitales que no cierran: las que dan menos, llaman a completarlas; las que desbordan, que sea de cosa buena.

Pero no hacer balance forzado, impuesto. Mirar, no más.
Mirar y ver que hemos discurrido, caminado, vivido. Perdiendo y ganando.
Eligiendo bien, lo bueno, la luz.
Dejando lo que deshumaniza. Haciéndonos más plenos. Siendo más plenos.
Sin debes ni haber.

O debiéndonos porque somos llamados a más.

19 de diciembre de 2012

Reality Bites

Es casi un hecho científico: para la gran mayoría de la población humana, lo que piensa o cree es más real
que la realidad misma. Y si la realidad no se ajusta a mi creencia, es la realidad la que está mal.

Ejemplo: creo/pienso/imagino el tomate cuesta, ponele, $32. Lo creo sin haberme acercado a la verdulería para saber o averiguar. Y si me dicen que no, me enojo.

Creo/pienso/imagino que, como no veo hace unas semanas al vecino, debe estar muerto o internado. Por las dudas, no toco el timbre en su casa, porque deben estar tristes.

Creo/pienso/imagino que si alguien dice no me gustan los pájaros es alérgico a las plumas, por eso debe tener almohada sintética.

Insisto. No importa la realidad, lo que pasa, lo que es: importa lo que creo.

Creo.

18 de diciembre de 2012

Noche de paffff

Aproveché parte de la mañana para ir a comprar un par de regalitos navideños para mis ahijados. En mi barrio no hay nada de variedad, así que me fui para San Fernando. Un par de vueltas y encontré algo para Manu -remera con the Avengers- y algo para Rocío -pizarra con las princesas de Disney-. Además de vidrieras miré gente, un deporte que no tiene desperdicio.

Una madre, dos niños de entre 4 y 6 años. Uno que se escapaba. La madre gritándole barbaridades, violentamente: desde ¿sos tarado? a ¡cuando te agarre te reviento!.
No estaban solos, éramos varios cerca. Si no la detiene la vergüenza social, no quiero ni imaginar lo que será en privado.

En algún tiempo estos nenes crecerán y la voz que los llamó tarados frente a mucha gente, el grito amenazante, sonará claro y fuerte.

Espíritu navideño a pleno.

17 de diciembre de 2012

Terrores nocturnos

El cuco, el hombre de la bolsa, los ladrones, el anticristo u otro monstruo de película o real invadieron mis noches infantiles. Una charla de los adultos oída al pasar, una estrategia de los mayores para que no moleste y duerma, una confidencia de un compañerito que vio un monstruo de veras. La sombra de un árbol, el ruido de los gatos en el tejado, los pasos que retumban en la vereda, explicaciones irracionales para el miedo enorme del pequeño.

Tiempo después, algunos monstruos sé que no existen, otros me los cruzo a diario, otros me los encuentro cuando me cepillo los dientes o me peino, algunos no sé aún si son o no reales. El miedo es y no es el mismo. Pero invade las noches adultas.

16 de diciembre de 2012

Atragantado

En un almuerzo, luego de una reunión con momentos álgidos, me senté donde creí que iba a estar más cómodo. Al fin y al cabo, no tenía ningún interés en dejar que se me atragantara la comida. Por suerte, el causante de la algidez previa se había ido antes. Aclaradas un par de cosas y dejando asentadas un par de posturas, se fue relajando el ambiente y pudimos disfrutar una comida simple y un lindo encuentro.

Vuelvo a las mesas, mis mesas -míticas, al decir de Mariana-. Defecto mío, sin dudas, pero no hubiera podido comer si quien casi hunde la reunión previa hubiese estado presente; no me hubiese pasado la comida. Es decir: quebró la comunión, el encuentro, el espacio violentamente. Compartir el alimento como si nada, así no más, no va conmigo.

No es virtud ni integridad, nada de eso.
Simplemente no me pasa la comida. Eso. No me pasa.

15 de diciembre de 2012

Fed up

Cuando los mediocres tienen la última palabra o creen tener la razón, algo malo está pasando. Más cuando otros homologan la situación con su silencio en un intento de mantener el status quo o una falsa paz. 

Es una lucha constante. Podemos, por caridad, dejar pasar una, dos, tres burradas. Pero si no corregimos al burro, si no decimos algo, al menos, somos cómplices de la mediocridad.

Pablete dixit.

14 de diciembre de 2012

Cosas que -no- me pasan

Cuando tengo alguna idea que me parece digna de conservar sucede que:

  • la recuerdo y alguien más ya la tuvo.
  • la recuerdo y termina siendo una pavada.
  • la recuerdo y además de ser una pavada, es irrealizable.
  • la olvido y me quedo con la sensación de haber perdido algo, aunque no sé que era.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y me asalta el recuerdo cuando la veo realizada por alguien.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y cuando la veo realizada por alguien me parece genial.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y si la veo, me parece intrascendente.

Y ni idea cuántas otras variantes que recordé olvidar.

13 de diciembre de 2012

Preguntas esenciales II

¿Dónde está tu hermano? (Gn 4,9).

Después de escribir el post de ayer, se conoció en Tucumán, Argentina, un triste fallo en el caso de la desaparición de una mujer en manos de las redes de trata de personas (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-209697-2012-12-12.html). La sorpresa fue enorme: de los 13 acusados ninguno fue condenado.

Más allá de lo irritante del fallo, pasado el golpazo, pienso: mi hermana está siendo prostituida, mi hermano es cómplice, mi hermana la busca, mi hermano clama por justicia, mi hermano dicta sentencia injusta, mi hermano se indigna, mi hermana se mantiene digna, mi hermano ni se inmuta ante el dolor, mi hermana se duele y nos duele. Yo mismo soy mi hermana, mi hermano. El justo y la corrupta.

Todos somos de la misma familia.
Para bien, para mal.

12 de diciembre de 2012

Preguntas esenciales

En el libro del Génesis, el primero de las sagradas escrituras judeo-cristianas, aparecen dos preguntas similares en 3,9 y 4,9. Di*s le pregunta al hombre ¿dónde estás?. El ser humano se escondía, temiendo la ira de la divinidad a la que había contradicho.

Un capítulo más adelante la pregunta es ¿dónde está tu hermano?. Caín, en el relato mítico, mata a Abel y Di*s inquiere: ¿dónde está tu hermano?. Preguntas más que retóricas, claro. Preguntas que me resuenan varios siglos más tarde, sobre todo la segunda.

Si no miramos hacia el otro, la otra, hacia dónde está, difícilmente podamos salir de la espiral ombliguista que nos ahoga. El dónde está mi hermano, tu hermano ubica, des-centra, pone en otro lugar. Si no doy pasos de fraternidad, no veo camino de encuentro.

Caín, el pobre fratricida, nos acecha.

11 de diciembre de 2012

Decreto número...

La fiesta, como concepto antropológico, es el espacio gratuito, no obligatorio, libre, igualitario. En la fiesta no hay patrón ni empleado, no hay jefe ni subordinado. El tiempo está entre paréntesis, suspendido: en un tiempo otro. Los roles también pueden ser suspendidos momentáneamente, incluso invertidos. Los bienes -la comida, la bebida- abundan y son para todos.

Por el tiempo que dure la fiesta -minutos, horas, días-, se vive diferente, con una lógica diferente, en un ritmo diferente.

Nuestras fiestas, apenas son espacio de distracción, de enajenación. La antifiesta. Si unos celebran, otros deploran. Si estos otros hacen fiesta, los primeros pagan real o simbólicamente los costos. Peor aún: nuestras fiestas son obligadas, obligantes.

Entre la lógica del mercado y del consumo, de la superación violenta del otro, del deber celebrar como imperativo, algo se pierde.
Busquemos.

10 de diciembre de 2012

1983


En el '83 Argentina retomaba su camino democrático. En el '83 tenía 12 años, terminaba la primaria y me enteraba, sin ambigüedades, que no era normal que los militares fueran quienes gobernaban. Alfonsín asumía la presidencia. Había aire.

Por miedo, por ignorancia, por intentar escapar o proteger, en casa nunca se hablaba de política. Cada tanto, al pasar, escuchaba algo de una bomba, alguien que no estaba, cosas poco claras.
Malvinas y sus horrores entornaron la puerta; los músicos argentinos -durante la guerra no se podía escuchar música en inglés-, tiraron algunas pistas; algunos artistas, escritores, actores, creaban conciencia. Un maestro del cole, valiente, nos enseñaba la Constitución.

Pasaron 29 años.
El país -nosotros- seguimos siendo perfectibles; los que gobiernan, que también son país, siguen siendo más o menos honestos, justos, corruptos, acertados. Nosotros también.

Espero, deseo, que estas imperfecciones, estas fallas nuevas y antiguas, no nos hagan desear un horror irracional que de a ratos olvidamos. No nos cieguen. No nos dejemos cegar. Por nadie.

Vamos por más.

9 de diciembre de 2012

Sí, no, todo, un poco.

Límite, liminal, crepuscular, penumbra, borde, margen, locura, difuso, encrucijada, brecha, intento, ensayo, tanteo, abisal, abismal, proceso, claroscuro, periferias.

Palabras, lugares, ideas, estilos que me atraen.
Palabras, lugares, ideas, estilos que me espantan.

8 de diciembre de 2012

Nos vamos al tacho

Quisiera comprar un celular con cámara, que filme. Me ahorraría así transcribir los diálogos que presencio, las cosas que a veces me pasan, el tono de alguna charla que oigo... Sobre todo en las paradas de colectivo hay material para varios libros. Los personajes que la vida me regala son tan genialmente grotescos.

Como la doña que conversando con otra, mientras esperaba el colectivo, pasaba revista de la tormenta de ayer, de la cantidad de agua en las calles, de que nadie hace nada... Descaradamente, hace un bollo, tira un papel al piso, y sigue. Se da cuenta que la vi.
-Después nos quejamos si se tapan las bocas de tormenta, señora, ¿qué necesidad? Hay cestos en todas partes.
-Ese papelito no hace nada.
-Sí, lo mismo piensan todos los que tiran basura en la calle.

Lo levanta ostentosamente. Lo guarda en una bolsa de compras.
-Espero que usted haga lo mismo.
-Si no fuera así, ni se lo diría.

Había un cesto a metros.
-¡Cómo le gusta joder a la gente!, si supieran lo que pasa una, le comenta a su compañera.

No contesté, me fue suficiente la sonrisa de varios que esperaban con nosotros.

7 de diciembre de 2012

Llueve sobre mojado

Diluvió en Buenos Aires, cada vez más tropical. Nunca había visto la avenida Centenario de lado a lado cubierta de agua. En plena tormenta, iba en el colectivo a terapia. Avisé por teléfono que estaba demorado. 

A la vuelta, los colectivos venían demasiado llenos y no se detenían: como muchas calles, avenidas e incluso Panamericana estaban anegadas, eran aún menos. Las personas amontonadas en la parada se potenciaban en la queja irracional y se ponían violentas.

Al lado mío, una señora permanecía callada, Nos miramos.

-Están mal, ¿no?
-Sí, pero ni se dan cuenta, responde.

A ninguno nos divertía tener que esperar, estar mojados, amontonados, ver que se hacía tarde.
Pero las propuestas, la indiNAción, las reflexiones eran geniales. Hasta la revolución, no paran.

Ya sé con quién no estar cuando se acabe el mundo.

6 de diciembre de 2012

Uan, chu, tri

En un arranque de paciencia que no tengo estoy ayudando a mi sobrino de 13 años a preparar inglés. Entre otras joyas:

-¿Qué países conocés? -para estudiar los gentilicios-
-París (ni siquiera páris), Europe (europ), London, Brazil.

-¿Pero vos sabés qué es, qué quiere decir 'to be'?
-No, la verdad que no.

-La tercera persona del singular en el simple present generalmente agrega s al final. Sabés que es la tercera persona singular, ¿no? 
-NIB8obph //%49
-Yo, tú, él...
-Yo, tú, vos... ¿We?

-Veamos los posesivos y los objetivos.
-¿lwnklbsu ño9"·$nslñ ·$#?

No sólo no los sabe en inglés: tampoco tiene idea en castellano de qué le hablo. O sea...

Como no tengo hijos, es probable que en mi vejez caiga en manos de este.
Empiezo desde hoy a temblar.

5 de diciembre de 2012

Para mí no II

Consejo para la vida: que la mediocridad mezquina de otros no contagie. Todo un logro a alcanzar.

Cuando la mirada empequeñecida o empequeñecedora del otro/a no es capaz de celebrar, reconocer, superar, sumar suele ser para mí todo un reto no engancharme, bajonearme, enojarme. Mi costado más soberbio y cínico descalifica rápidamente; el más vulnerable queda tocado; el más vengativo imagina mil tres modos de destruir intelectualmente; el más conciliador -o cobarde, que es casi lo mismo- hace silencio.

Sólo que a veces me contagio: y agarrate. 

4 de diciembre de 2012

Veleidades

Una de mis fantasías recurrentes -de las que se pueden contar abiertamente, claro- es escribir un libro, cuentos o novela, preferiblemente. Varias cosas me detienen, entre ellas el no tener claro qué quiero contar. O más: no tener claro si tengo algo que contar.

Leo algo mediocre o malo y digo: yo podría haberlo hecho así o un poco mejor. Sin embargo no dejo de admirar que alguien reunió todas esas palabras.
Leo algo genial y me digo: menos que esto, no vale la pena escribir; hacerlo mejor, imposible.

Y sigo en la misma.


3 de diciembre de 2012

Para mí, no

Vuelvo a asombrarme al ver que hay personas que no optan por la felicidad.
Entiendo que lo digo viviendo casi en una situación privilegiada: tengo lo necesario para vivir, en este momento tengo salud, hay personas que me quieren y a las que quiero. Un lujo. 

He pasado por momentos duros, claro. Y otros más fáciles también. En algún instante pensé que morir sería lo mejor -un deseo, una fantasía- pero era un momento de depresión profunda. Generalmente, me enamoro de la vida. Me enamoran las personas que hacen de sus vidas, duras, dolientes, espacios de salud, sanantes. Los celebro y admiro

Pero cuando hay quienes nunca -nunca- ven, encuentran, celebran un poco de bondad o luz, me dan pena. Y a veces, bronca, porque quieren contagiar desgracias y desparramar oscuridad. No cuenten conmigo, gracias.

2 de diciembre de 2012

No, gracias

-La verdad, de esto no quiero hablar con vos. No nos entenderíamos, no me entenderías, no nos aportaría nada. Estamos parados en veredas e ideologías diferentes. No me interesa.

Algo así fue la respuesta que di. No muy vehemente, pero sí firme. 

Si se da la posibilidad de dialogar, de entender, de correrse por un minuto para ver desde otro lugar, lo intento; me pongo en otra perspectiva y miro un ángulo nuevo. Pero si no me garantizás que lo intentás al menos, ya no me dan ganas.

A veces, con algunas personas, es mejor ahorrar la energía.

1 de diciembre de 2012

Necesarios

En La ley del deseo, película española de 1987 dirigida por Almodóvar, dos hermanos son los protagonistas. Pablo, el varón, no recuerdo por qué queda hospitalizado, con su vida en riesgo. Tina, la mujer, le habla, pide, solloza desesperada algo así como: Si te mueres me quedo sin memoria. Los que quieran averiguar el por qué, véanla.

Pero me venía ese si te morís me quedo sin memoria a título de otros/as que nos mantienen fieles a la memoria, a los sueños, a los deseos. Esas personas indispensables que son como guardianes de nuestros anhelos a lo largo del tiempo. Los que nos los recuerdan sin recriminar, los que nos desafían a no perderlos.

Los imprescindibles.