Gente que se dio una vuelta


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31 de enero de 2011

Countdown II

Más acá de las cargadas o consejos sobre cómo afrontar la cuarta década, es cierto que siento alguna forma de vértigo. No vengo de una familia especialmente longeva -en realidad, las mujeres lo son, no los varones-, con lo cual puedo suponer que me queda, más o menos, la mitad de hilo en el carretel.

Puedo decir, casi sin dudarlo, que este momento vital es interesante: hay pilas para el adelante, y a la vez ya hay cierta experiencia, síntesis, saber adquirido por la piel, que no se discute ni se negocia. Hay ciertas opciones que se reafirman en positivo o en negativo: sigo eligiendo ir por acá; ni a palos hago esto.

Diría Teresa (Parodi, no la madre de Calcuta): No me muero por ser el más valiente, solo aspiro a vivir no claudicando. Por hoy alcanza.

30 de enero de 2011

Countdown

Ayer, mientras leía un libro y trataba de estudiar un poco, de pronto se me instaló en el cuerpo un puñetazo a la altura del diafragma. Me di cuenta que comenzaba mi última semana en los treinta y pico. Sentía lo mismo que cuando era más chico y aún me subía a las montañas rusas o esas cosas: ¿qué hago acá?.

Algo de eso hay. ¿Cómo llegué?. Es decir, no en qué estado, sino qué pasó en el medio, qué camino me ha traído hasta acá. No sólo por el  transcurrir imparable de los días, sino por el hecho de vivir, de haber llenado -o intentado llenar- estos años de sentido.

Me parece que se viene una semanita espesa.

29 de enero de 2011

Idioterne

Los idiotas: así se llamó una película de Lars von Trier, de fines de los 90, filmada bajo las consignas del Dogma 95 (por cierto, debo volver a ver La celebración/Festen). La ví hace más de diez años.
No recuerdo a título de qué, un grupo de personas se reunían en una casa para vivir como si fuesen retrasados mentales; en principio, entre ellos, luego, frente a otros "normales de afuera".

No es la película en sí -que no terminó de convencerme- la cuestión, sino lo que me despierta sentir que la idiotez es un estado casi ideal; se transcurre libre y despreocupadamente por la vida, los demás te disculpan porque claro, sos idiota, no tenés mayores preocupaciones u obligaciones...

Como Gran Hermano, pero en serio.

28 de enero de 2011

Vs

Cantidad o calidad suele ser una alternativa que se presenta en muchos momentos, asuntos, decisiones. En un rango amplísimo: desde cuántos hijos y cómo educarlos a si preferimos que un proyecto sea popular y menos exigente, cosa que todos accedan, o más "restringido" (aunque no es esa la palabra que quiero encontrar o usar) pero con mayor nivel de exigencia y compromiso.

Como tantas otras opciones, presenta una aporía o al menos una dificultosa manera de expresar y entender qué se desea, qué se busca.
El populismo no siempre es de calidad baja, ni lo restringido es necesariamente mejor; no siempre son opciones clasistas o ideológicas y se puede elegir una cada vez o según la necesidad. Pero lo que sí entiendo, es que la claridad debe estar en las premisas: por qué elijo/elegimos hacerlo popular o restringido. Y se aplica a tantos proyectos o visiones.

Y quien avisa no es traidor.

27 de enero de 2011

De entre casa III

Atrás de lo de amansar/domesticar, está claramente lo del Principito y el zorro, pero medio al revés.
Mientras ahí pasa por una cuestión de conocimiento y familiaridad, mi punto pasa por el opuesto: hay cierta tendencia a controlar todos y cada uno de los aspectos de lo que tenemos "en casa" que no me parece sano o deseable.

Digo, porque no es más que moldear la realidad a nuestra caprichosa manera: podemos elegir, sin dudas, tener una pitón de mascota. Si se come al gato, no es culpa de ella.
Podemos mantener un vínculo o una relación con alguien idealizado, pero si nos decepciona, no es su responsabilidad.
Podemos tantísimo, pero...

26 de enero de 2011

De entre casa II

Decía lo de amansar, domesticar, amaestrar lo salvaje. Y decía que pese a todo, cada tanto lo salvaje se revela y escapa de lo doméstico, con violencia desconcertante.

Obvio que necesitamos ciertas "domesticaciones" para poder vincularnos o relacionarnos: es lindo tener, ponele, un perro, pero sigue siendo perro. Por más que lo amemos (¿?) sigue siendo perro y en caso de necesidad extrema, no dudaría en comernos.

Por caso, está lindo, es bueno, creer en dDios-a-es-as, relacionarnos con él/lla-as/os, orientar nuestras vidas según entendamos la divinidad nos propone o pide. Pero, llegado el caso, nos caeríamos de traste si se nos revelase salvajemente, saliendo de nuestro control.

Es, claramente, un peligro.

25 de enero de 2011

De entre casa

En un momento de la evolución del mundo, el ser humano domesticó algunos animales. Quizás los menos salvajes o los menos aguerridos. Los que eran útiles para sobrevivir. Pero por más que se hayan domesticado siguen siendo animales, es obvio.

En algún punto, me parece, que esta ansia por domesticar (si no, en casos extremos, amaestrar), es una violencia contra la naturaleza que luego proyectamos más allá de los bichos y ahí están los amigos, el esposo, la hija, dios, moldeados y amansados a imagen y capricho.

A veces leemos o escuchamos que un perro atacó al amo y lo mató o que alguien fue embestido por un toro: la fiera afloró. Un amigo, el esposo, la hija, un dios también tienen su lado salvaje, imposible de amansar o domesticar.

Eso es lo que los hace hermosamente peligrosos.

24 de enero de 2011

Despacito despacito

Medio sin querer, medio queriendo, llegué/llegamos a un año de entradas diarias. Esto va desde ningún lado hacia ninguna parte, sin más timón que la premisa de postear todos los días pero no cualquier cosa. 


Algunas veces más pensado, otras más espontáneamente. Es bueno, quiero decir, me hace bien el eco que de cuando en vez se da. No es raro que un post surja de un eco y así se vaya haciendo una especie de diálogo. Eso está bueno. 


Y está bueno, también, el ejercicio sostenido de ensayar y buscar lenguajes y fronteras en las que podamos encontrarnos nosotros. 


En eso andamos.

23 de enero de 2011

Mitos modernos III

Sísifo fue condenado por los dioses a llevar una enorme piedra cuesta arriba por la ladera de una montaña. Cada día la subía, cada mañana debía recomenzar: antes de llegar a la cima, inevitablemente todo volvía a cero.

Una de las torturas en los campos de exterminio del nazismo, hacían que un prisionero llevase, de un punto a otro, una pila de rocas. Al terminar, debía hacer el camino inverso.

Una cola eterna en el banco lleva hasta el mostrador, donde se nos avisa que no, que ahí no se cobra el ABL sino sólo a los clientes del banco.

El infierno debe estar lleno de estos absurdos.

22 de enero de 2011

Chispazo

De cuando en cuando se me regala palpar la herida en el corazón humano. No el dolorcito ese que es pasajero, que se va con un duelo mayor o menor. No: hablo de esas heridas que están cicatrizadas ya, pero que aún duelen.

No causan rencor ni odio, no hacen más amarga la existencia. Están. Ahí.

Las veces que alguien me honra compartiéndolas, siento que me asomo al abismo de lo humano. Siento que ahí mismo, en esa herida, está la posibilidad de la sanación, de la reconciliación. De lo vivo.

No es que me agraden especialmente, pero son momentos que tienen algo de epifanía. Es necesario descalzarse.

21 de enero de 2011

Mera lógica II


A menudo me pasa encontrarme diciendo algo con ironía o sarcasmo y que piensen que es en serio.
Las opciones varían, pero más o menos son:

  • Seguir como si nada
  • Preguntar si me creen tan idiota, mal tipo, ingenuo, básico, dependiendo de la situación
  • Poner en evidencia a quien no entiende con un sarcasmo más grande
  • Explicar, con lo cual todo pierde gracia

Otras, con mucha lógica, doy alguna opinión que se desprende casi como silogismo de las premisas que me presentan y creen que hablo en joda. Ejemplo:
-¿Sabés que me cansé de tal cosa -matrimonio, trabajo, relación, amistad, adicción-...?
-¿De veras?
-Sí, siento que si sigo con eso -matrimonio, trabajo, relación, amistad, adicción-..., voy a acabar mal.
-Bueno, podés decir basta antes que termine peor y chau.
-No me hagas reír...

Juro que no entiendo.

20 de enero de 2011

Mera lógica

Hay un par de personajes que me divierten por lo mismo, aunque sean sumamente diferentes: Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory, y Temperance "Bones" Brennan, de Bones. Me divierten porque ambos, a su modo, no pueden salir del esquema científico, no entienden lo dicho más que literalmente, no captan los sarcasmos, todo lo toman textualmente...
Por un lado, me río porque son una muestra que la genialidad y la estulticia son más que primas hermanas. Por otro lado, porque muestran que hay mucho más que lógica y silogismos en la vida humana, así como muestran, también, que sin un pensamiento lógico, somos mera pulsión.

Claro que son caricaturas, pero ¡tan reales!. Quizás de lo mejorcito en personajes de los últimos tiempos, porque por identificación o rechazo, tan lejos no me siento.

19 de enero de 2011

Bullicio II

Sí, de a ratos creo que me ganan las distracciones y me desoriento en la búsqueda. Es casi imposible no distraerse. Y a veces distraerte te hace muy bien.

Lo que me parece medio perverso es permanecer en este estado de distracción constante, con la necesidad de estar "entretenido", haciendo zapping mental y vital. Y ni siquiera notarlo. Vuelvo a decir: no me refiero a las preguntas adolescentoides y caprichosas, esas que no reconocen más autoridad que la propia, las que se formulan para afirmarse en propio ombligo.

Sino a esas que nos sirven para filtrar lo recibido, ver con qué nos quedamos, por dónde elegimos transitar. Las que van configurando nuestra propia mirada y nuestro propio paso.
Qué necesitados de buenas preguntas estamos.

18 de enero de 2011

Bullicio

Todo tiene que estar equilibrado, perfecto. ¿y entonces, la pregunta existencial que es motor? ¿dónde queda?. Preguntaba Tincho en la entrada del 7 de enero.  

Me da la sensación, que está como anestesiada, o mejor, ahogada en medio de tantas preguntas medio adolescentoides, inconformistas al divino botón. En algún punto creo que hay como una opción perversa por la chatura que hace que nos preguntemos y cuestionemos pavadas en lugar de ponernos frente al vértigo de la duda, de la incertidumbre.

Me recuerda a los teros, que ponen los huevos en un lado pero gritan en otro, para que nadie encuentre el nido.

¿Sabremos evitar que nos distraigan en la búsqueda?.

17 de enero de 2011

Antípodas

Hace unos días terminé Lo bello y lo triste, de Kawabata. Me metí, por momentos, en paisajes y ritmos diferentes: Japón, Kyoto, pintoras y escritores, montes y monasterios, jardines de piedra... No termino de saber qué es lo que hace que alguien gane el Nobel, pero bueno, Yasunari Kawabata lo ganó.

Inmediatamente después, comencé -y terminé en un par de días- El silencio del río, De JM Guastavino, que no es Nobel, sino novel. Más allá o más acá de conocer al autor -me creo mil-, me metí, por momentos, en paisajes y ritmos familiares: el delta del Río de la Plata, la isla, una o un tal B. Alonso, un cuadro...

Me dio mucho gozo sentir, comprobar, que ambos, en mundos antipodanos, crearon un relato, un tiempo, unos personajes que me compartieron algo de sus mundos.

Estuvo bueno.

16 de enero de 2011

Recibir

Le echamos la culpa al ritmo moderno que nos quita tiempo, a la velocidad, a tantas cosas... Lo cierto es que hemos perdido un poco la capacidad de recibir, de hacer espacio para estar-con-el-otro.

No siempre este espacio coincide con el tiempo compartido; comienza, por ejemplo, cuando sé que vas a venir a comer o tomar unos mates y ya me dan ganas. Ganas que arman en la cabeza una lista de lo que puedo preparar, qué tengo en la heladera, qué hace falta.

Tiene que ver con decirle que no al delivery de pizza o empanadas, porque está bueno "alimentarnos" además de comer, y a decir verdad, en lo que tardan el traer las cosas podemos preparar, aunque sea, unos fideos con salsa de lata, pero preparados juntos, mientras uno pone la mesa y otro abre un vino.

Es hacernos el tiempo y espacio para tener un poco de hambre y notar que no sólo es hambre que se sacia con la comida, pero sí que se sacia en la mesa. Y por suerte, satisface y quedan ganas de más.

15 de enero de 2011

Sí, pero no II.

Sigo dando vueltas, y es necesario aclarar. Ídolo e ícono, al menos como los uso acá (y como los usaba ayer), van por el lado de la imagen y el proceso de ¿contemplación, identificación? que se da entre ella y quien la contempla, quien la mira.

Si me dejo guiar por la intuición etimológica, en el ídolo la fuerza radica en la mirada de quien lo idolatra: la raíz id nos acerca a eidon, lo visto. En el ícono (eikón, imagen), pareciera que la fuerza está puesta en algo que transmite la misma imagen. De hecho, en la tradición cristiana ortodoxa, los íconos son "ventanas a la eternidad".

Me parece que el ícono es transparencia de O/otro, mientras que el ídolo no es más que manifestación de lo que proyectamos o ponemos en él. Por algo, se sacrificaba a los ídolos, no a los íconos...

14 de enero de 2011

Sí, pero no.

¿Proyección de las ideas propias o descubrimiento de otras verdades?. Charlábamos de todo un poco y de nada un mucho con Mariana (descubrí unas tarjetas que por $10 me permiten casi una hora de charla transatlántica).
Si íconos o ídolos, por JLB y JC, cada loco con su tema, claro.
Si se puede llegar a lo puro, a "lo que es" cuando vamos tras alguien.

Salvando distancias y tiempos que nos faltan para charlar cara a cara, me parece que hay cierta diferencia entre ambos, al menos desde donde lo miro yo: el ícono inspira. Luego de un momento de éxtasis medio estático, dinamiza, incita a una identificación positiva. El ídolo sólo paraliza o enajena. Es una sutil diferencia, pero está. 

Creo que por este lado hay que buscar y profundizar...

13 de enero de 2011

A tiempo

Logan's run, conocida en estos pagos como Fuga en el siglo XΧΙΙΙ, serie y película setentosa, planteaba una sociedad en la que a cierta edad, treintipico, se moría. Así se creaba la idea de una utopía joven, bella, estética... Logan y los suyos, huyen, claro, de ahí el título.

Hoy día oscilo entre la fantasía y el deseo de que esa idea se haga realidad, cuando veo a ciertos vejestorios que, cual calesita, siguen girando y boyando en la vida sin más que glorias pasadas. Y también, al ver a tanto jovenzuelo (incluso no tan jovenzuelo) descerebrado, se me enciende la fantasía contraria.
La vejez que en lugar de sabiduría es acumulación de años me resulta tan violenta como la juventud sin contenido. Lo mismo que la mutua descalificación.

Habría que garantizar que los años traigan algo más que edad.

12 de enero de 2011

No siempre depende del cristal con que se mire

Notamos con Tincho, entre mates:
  • A los ingenuos que creen que mágicamente irá todo bien les dicen optimistas.
  • Los pesimistas creen que, mágicamente también, todo irá mal.
  • Si alguien usa la lógica, prevé consecuencias, causas y demás, para que algo salga bien, es un calculador o un desconfiado.
  • Cuando simplemente describimos lo que vemos, más de una vez, él o yo, somos tachados de pesimistas. Aunque la descripción sea sumamente acotada a la realidad, racional, desapasionada y lógica.

Algo anda mal.

11 de enero de 2011

In memoriam

Ha muerto ayer María Elena Walsh. La primera noticia la tuve leyendo la web del gran diario argentino (¿?) que la llamaba "autora infantil", corregido luego, un poco más acertadamente, "genial autora". El primer titular me causó vergüenza ajena. El segundo, fue más cercano.

Así como me enojaba no acordarme en jardín de infantes la letra entera de "Canción para tomar el té", hermosa, anodina, así también me parecía de una ironía sublime "En el país de no me acuerdo". Y si "El brujito de Bulubú" inquietaba con sus brujerías, más me inquietaba pensar o pensarme oyendo "La cigarra". Si a veces "El twist del Mono Liso" me hizo bailar, muchas más veces necesité quien me acompañara "porque el camino es árido y desalienta y porque la vida es poca, la muerte mucha".

Claro, se puede optar por lo inocuo de "La vaca estudiosa", seguro. Pero es achicar el brillo intelectual, ciudadano y artístico de quien, incluso en clave de infancia, nos ayudó a crear, creer, crecer... Resistir y existir.

10 de enero de 2011

¿Lo qué me decís?

No es tan difícil, pero hagan la prueba y verán que es casi imposible.
Intenten en una conversación comenzar con un verbo que describa el desde dónde están hablando, es decir: siento, pienso, me parece, creo, opino, supongo...
Ojo, háganlo eligiendo conscientemente, no al azar.
Me parece que te equivocás, no es lo mismo que "estás equivocado".
Siento que no me estás teniendo en cuenta no es lo mismo que "no me tenés en cuenta".
Pienso que debería estar más atento, es sólo eso, un pensamiento que ni siquiera es un deseo.

OK, decía de probarlas en un diálogo -o varios-. Noten la incapacidad que tenemos de registrar eso: lo que es opinión, lo que es sentimiento, juicio, suposición... 
Es iluso pretender juzgar un sentimiento, opinar sobre una creencia o creer acerca de un parecer. Es diferente. Es necesario y hace bien diferenciar.

Ayuda, al menos, a intentar hablar en un mismo plano o, si no, a dejar en claro la diferencia. Y saber donde nos paramos. Ya es algo.

9 de enero de 2011

Mentime que me gusta

Un nene le preguntó a su mamá algo acerca de los Reyes Magos y por qué no le habían traído noséquécosadelaWi.

Estaba en el súper, esperando que me cobren. Mucho calor en Buenos Aires. 
La cara de la mamá, entre harta y buscando complicidad con la cajera.

Se me revela algo: cualquier respuesta que le dé, será mentira, a no ser que decida revelarle que, en verdad, lo han engañado desde que nació, que no existen los reyes, papanuel, el ratón Pérez, y quién sabe cuántas cosas más...

Claro, la señora es buena y da una respuesta de compromiso. Es buena por mentir, por engañar un poco más a su hijo.

No tenemos de qué quejarnos si preferimos la ilusión del engaño a la verdad, aún ya adultos.

8 de enero de 2011

Gente, como uno

Hace largo rato que intento -intento, dije- no idealizar a nadie. Será que luego de ser decepcionado y decepcionar yo a otros, siento que listo, ya está. El zoo humano tiene tal variedad y complejidad que quien de lejos parece un pavo real, de cerca sólo es un pavo. Y viceversa.

Pero es tan pesada la mirada ajena que, en un punto, no puedo despegarme de ella. O sí, puedo, pero no puedo hacer que el otro vea sólo a una persona, a un humano, esa base tremenda y hermosa que compartimos. Incluso me sucede que a veces escucho como una crítica que soy -o alguien es- demasiado humano, demasiado normal.

¿Podés creerlo?


7 de enero de 2011

Variaciones de verano II

Más tarde, ese mismo día, en la mesa salió la cuestión de la felicidad. Todo porque CB comentó que en este momento su trabajo no la hacía feliz.
Como creo que ser feliz es, hoy día, casi un mandato. le pregunté si era eso u otra cosa; y era otra cosa, más hacia el lado de la angustia u opresión.

Sí, diferente. Entendí, entonces. Antes necesité la aclaración, porque me parece que hay que zafar de la dictadura de la felicidad obligatoria, todo el tiempo, bien arriba, en un éxtasis continuo. Ese espejismo es atroz, porque te carga con la culpa de no estar al 100% constantemente, te hace creer que el modelo sonrisa feliz es el deseable para todos veinticuatro horas diarias, siete días a la semana.

Hay que (il faut) escapar de la tiranía de la felicidad.

6 de enero de 2011

Variaciones de verano

Con Nesti y Lucho en una tarde relajada, cambiábamos palabras sobre actores y buenas actuaciones. Aclaro: ambos son actores y Nesti, además, enseña. Es una de esas personas que respeto y admiro. Según él, la bondad de una actuación pasa, entre otras cosas, por ese algo que se comunica, ese algo que se da entre quien actúa y quien ve.


Decía yo que me parece que el arte, en última instancia, roza el misterio, lo que no se puede aferrar, que se escapa a los raciocinios y a los decires sensatos. Cuando hay peso, densidad, aún en la sutileza de Degas, o la simpleza de una canción de cuna, se percibe.


Es algo que pasa, me pasa, nos pasa, en el sentido que nos atraviesa y nos acontece, nos toca y nos sucede. Abre, en el decir de Huxley, las puertas de la percepción. O nos pone, en palabras de Borges, ante "la inminencia de una revelación que no se produce", como define JL a la experiencia estética.


Por algo será que mucho del arte, primitivo y no tanto,ha sido y es religioso. Es la inminencia de una revelación que (aún) no se da plena.

5 de enero de 2011

Caso perdido

Aprovecho que las mañanas están más calmas y menos cálidas para leer un poco, para estudiar otro poco, para escribir otro poco... Pero me cuesta concentrarme y se me cruzan los personajes de la novela de Kawabata al libro de Pagola, de mis intentos de apuntes a un correo que contesto.

Igual, le pongo disciplina casi prusiana, hasta que me acuerdo de algo tan impostergable como inútil y ahí voy. La culpa me persigue en mi paseo y regreso, pero ya no recuerdo a qué debía regresar. O sí, pero no me escucho.

Pasaron menos de 15 minutos.

4 de enero de 2011

Parecido pero ni ahí

Nuestro tema es otro, traté de hacerle entender. No es que neguemos lo que decís, que esto ande mal, que se necesiten cambios o ajustes, no lo negamos.

Nuestro tema es que podemos buscar otros modelos, no ese que proponés. Ese que querés, ese que nos decís que está bueno, es el que nos llevó a estar como estamos ahora. Sí, un desastre, como decís, no es lo deseable, lo esperable. 

Claro, no. Pero menos deseable me resulta esto que decís, volver a lo que causó esto, a ese modo impuesto, no pensado, acrítico... Seguro, si de ahí venimos. No, no son los enemigos lo que lo han destruido, para nada. Han sido uds. mismos, señores. El enemigo, si es que lo hubo, no hizo más que soplar los cimientos corroídos y ver como todo caía.

Conmigo no cuenten para reedificar o volver atrás. Confío en lo que viene. Confío en el-que-viene.

3 de enero de 2011

El año pasado andaba mejor

Estos días tienen algo entre chiclosos y fantasmales: post-fiestas, algunos ya de vacaciones, poca gente en la calle. Lindos para andar tranquilo. Eso me propuse.

Venía pedaleando con 35º a la sombra cuando siento que la rueda de atrás está girando mal. Me fijo y noto que está muy descentrada. Raro, porque no recuerdo ningún pozo, caída, o movimiento raro. Se habrá cansado de llevarme de un lado para otro.

Me faltaban unas cuadras para llegar, algunas menos que para volver a casa. Con cierto espíritu zen, bajo y sigo como si nada, llevando la bici a un lado, buscando la sombra, mirando los árboles, canturreando... Con un ¡crack! se rompe el gancho ese que sostiene la correa del bolso... Ok, no pasa nada, lo acomodo como se puede y sigo.

Se corta la tira de la ojota. 
Bienvenido al 2011. Por ahora, todo como siempre.

PD: la foto no es mía. Me olvidé la cámara.

2 de enero de 2011

Mero humo

Si bien no me gustan los ruidos de los petardos y la pirotecnia en general, los fuegos artificiales me subyugan. No puedo dejar de mirarlos, de pensar cómo (alguien lo sabe, seguro, pero para mí es casi magia), dentro de una caja, cañita voladora, lo que fuere, se esconde esa belleza que estalla luego en el cielo.

Sé que es fugaz, que deslumbra por pocos segundos. Sin embargo, me seducen, me hacen exclamar ¡oh, ah!. Me ponen en un lugar de asombro primitivo, infantil, primario. Me dan algo parecido a la ilusión. No me gusta verlos en televisión, sino en vivo y directo.

Nunca los he tirado yo mismo. Cierta "conciencia social" me dice que hay gastos más importantes. Eso no me impide disfrutar del derroche de otros menos conscientes o más derrochadores . Estos días me han regalado muchas luces y exclamaciones. Mucha belleza al alcance de los ojos.

1 de enero de 2011

Allá vamos

Listo, ya festejamos, cenamos, reímos, jugamos, tomamos. Ahora, entre las sobras y las resacas, ¿alguien tiene ganas de comenzar o mejor esperamos un par de días?. Encima este enganche extraño que se me hace en el cerebro y me cuesta darme cuenta que es sábado, no domingo ni lunes.

Me invade como un letargo tremendo. El silencio ayuda a decantar que ya está.
¿Qué deseás para este año?, me preguntaba una vieji ayer...
Nada, o todo, no sé... Al menos, que no hagan olas.

1º de enero, listo. Allá vamos. Pónganle onda.