Gente que se dio una vuelta


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28 de febrero de 2011

Elemental III

"...la falta de un discurso absoluto que explique todos y cada uno de los aspectos de la realidad..."

Sí, uno de los huecos más grandes que tenemos. Tienen que ver, seguro, este mundo que descubrimos irreductiblemente variado y plural; la creciente y en apariencia inevitable multipolarización cultural, como resistencia y respuesta a las pretensiones globalizadoras; cierta reacción al despilfarro consumista; la atención a lo humano en todas sus formas...

Esto-que-está-viniendo, ¿cómo será?. ¿Cómo buscar hilos conductores que nos ayuden a ir atravesándolo sin perdernos demasiado?. ¿Qué Ariadna nos proveerá en este laberinto?.

Uno de los hilos creo, es intentar encontrar ese denominador común a todo ser humano, ese deseo, ese motor, esa llamarada -o mera brasa, capaz- que animó a la humanidad desde las cavernas al Discovery.

Algo tiene que haber.

27 de febrero de 2011

Elemental II

Mientras que no se termine de parir lo que se viene gestando, debemos convivir con las ambigüedades de lo que fue, lo que está siendo, lo que desearíamos que fuese, lo que se puede ser... Y los fantasmas.

Uno de los fantasmas que acechan y que asustan -tanto a progres como reaccionarios, pero más a los segundos-, es el relativismo, la falta de un discurso absoluto que explique todos y cada uno de los aspectos de la realidad: la muerte de dios o del padre (Nietzche, Lacan -gracias, Nati por el dato-); la caída del muro y el reacomodamiento de la utopía socialista, el fracaso del neoliberalismo, manifestado en la crisis financiera de occidente; el subjetivismo y el imperio del individuo, que no es lo mismo que el sujeto o la persona.

A mí, personalmente, no sé si me asusta el relativismo. Me da más susto otra cosa que está dentro de éste: la falta de seriedad, la no reflexión, lo a-crítico. Quizá es medio snob o elitista-intelectualoide, pero que todo pueda ser, que todo es posible, no significa, necesariamente, que todo sea bueno. En algún punto, mi enano fascista me dice que sigue habiendo algo mejor, aunque no sepa bien qué es ese algo.

Y en este revuelto de épocas, de ideas, de búsquedas, muchos/as, dialogamos con honestidad, con pureza de corazón y limpieza en la mirada (tanto-cuanto-se-puede) para recrear y renombrar.

26 de febrero de 2011

Elemental

Cambio de paradigmas... tan simple de explicar y tan difícil para vivir, porque estamos en eso. ¿Con qué regla se mide la realidad?; ¿qué leyes establecemos, qué acuerdos respetamos o producimos?.

No es la primera vez que sucede algo así en la historia mundial: ahí están las invasiones bárbaras arrasando Europa y provocando la Edad Media, el Renacimiento y su humanismo cambiando teocentrismo por antripocentrismo, la revolución industrial y la revolución francesa, las guerras mundiales... 

La diferencia, creo, es que cada vez es más vertiginoso el ritmo y cada vez más corto el tiempo transcurrido entre una manera de ver y explicar, un paradigma que cae y el nuevo que aparece. Los reaccionarios buscan mantener con vida el anterior, los progres matarlo en su agonía. Algunos buscan contemplar y actuar ensayando, intentando, probando. Es un tiempo que apasiona y da miedo, apasiona o da miedo.

En eso estamos.

25 de febrero de 2011

Sacar la sortija

Ayer fue uno de esos "días calesita", en los que me paso bastante tiempo dando vueltas. No paseando, precisamente, sino de acá para allá, haciendo cosas que había postergado ya que, mal que mal, eran todas por la misma zona. Lluvia y calor pegajoso, porteño.

El remanso fue llegar a lo de Nati y Lucas, que están por casarse. En verdad, el encuentro fue fuera, porque cada quien por su lado -Nati y yo llegando, Lucas saliendo- fuimos a buscar cosas divertidas para picotear y creer que hacíamos las cosas en serio.

Bastante en serio, las hicimos, ya que pudimos ver y soñar un poco con el casorio y la celebración, los qués y algunos porqués. Reírnos de lo serio y enseriarnos de la risa. Pero ver que, por diversos caminos y opciones, queremos elegir lúcidamente, con seriedad, pero sin rigideces, con mucho cuore, y también mucha cabeza.

Momentos así me dan gozo. Ah, y la sortija no es de la calesita, es del casorio.

24 de febrero de 2011

Formas de la violencia

El policía que se escuda en su uniforme.
La vieja que se aprovecha de su edad.
La monja que se cubre con su hábito.
El médico que confunde con su lenguaje.

La modelo que sonríe tras las tetas.
El judío que alega raza o religión.
El papa que revolea encíclicas.
El periodista que tergiversa con su opinión.

El joven que se obstina en no saber.
El no tan joven que cree saber todo.
La madre que ahoga de cariño.
El novio que amenaza con matarse.


El vecino con sus ruidos.
La pareja con sus silencios.

Sutiles -o no- formas de violentar que no producen moretones.

23 de febrero de 2011

Horizontes II

Sí, el horizonte abierto expande la mirada, da la posibilidad de abrir, de expandirse. A la vez, como decía Tincho, ayuda a reconocer la finitud de nuestra propia mirada.

Por eso el horizonte es metáfora, también, de lo que puede ser, de hasta dónde se puede llegar. Por eso es triste ver los horizontes achicados, empobrecidos, que quitan o roban la posibilidad de proyectar, de arriesgar. Que vuelven la mirada miope.

Pienso en el horizonte de la educación, de la cultura, de la inclusión social, de las necesidades básicas... Cómo esta cortedad de horizonte provoca cortos de vista, miopes vitales. Y no creo que sea algo inocente.

22 de febrero de 2011

Horizontes

Por varios y variados motivos aún no pude tomarme vacaciones. Gracias a los dioses, podré huir un par de días a la costa, no muchos, pero podré.

Conversaba hoy con Lucía y le decía: Necesito horizonte.

Eso: sentir que la vista (no sólo la visión) se pierde, se expande sin toparse con paredes ni muros. Asomarme a la posibilidad del infinito que trae un horizonte abierto, pura promesa.

Falta menos.

21 de febrero de 2011

De primates y cuchillos

"Más peligroso que mono con navaja" es una expresión que me encanta por descriptiva y sugestiva a la vez.

El mono, ese primo nuestro, casi que es una caricatura de lo humano. Pensarlo con una navaja, afilada, punzante, peligrosa, da miedo, porque no sabe cómo manejarla, porque no mide posibilidades. Pero más que nada, porque el mono no se sabe mono; no tiene conciencia del self, del "sí mismo".

No muy lejos de tanto humano, en realidad. Por eso me encanta la expresión. Porque es el humano quien es más peligroso que mono con navaja, sea o no consciente de su peligrosidad. Conozco muchos.

20 de febrero de 2011

ConfuSionismo II

Sí, la opinión no es lo mismo que el testimonio. Pero la mayor parte de la comunicación hoy día se basa en la opinión. Con sólo mirar, leer o escuchar los medios de comunicación (y no necesariamente hablo de diarios o noticieros) lo podemos notar. Claro que hay que afinar un poco la mirada. Y se metió también en la comunicación cotidiana.

Pienso un poco más... o intento darle alguna vuelta, que es casi lo mismo. Mientras ante un testimonio no nos queda mas que creer o no (sí, una cuestión de fe), la opinión, cierta o errada, da siempre la posibilidad de estar o no de acuerdo. Con el testimonio no existe esa posibilidad: no es una cuestión de acuerdos o componendas.

Me parece que en algún momento se nos dieron vuelta las cosas y creemos con fe ciega en opiniones -de ahí las crisis de fe y confianza-; y acordamos o no con los testimonios. Seguimos patinando...

19 de febrero de 2011

ConfuSionismo

Intentando explicar una cosa me di cuenta de otra: una gran confusión en esta cultura nuestra se da entre la opinión y el testimonio. Entre ambos hay tanta distancia como entre el chisme y la noticia, al menos. Como cualquier persona tiene o se cree con derecho a opinar sobre lo que fuere, se cree que esa opinión va construyendo una instancia cuyo lugar debería ocupar algo más denso, con más peso, como el testimonio.

Ambos son irreductiblemente subjetivos, claro. Pero un testigo no opina sobre, por ejemplo, cómo fue robado o violentado: un testigo narra, revive, transmite. Otro, oyéndolo, puede opinar que si hubiera ido por una calle con más luz, no hubiese sido atacado. Pero como la realidad que compramos se construye desde las opiniones (las encuestas, por ejemplo...), creemos que pisamos firme pero andamos patinando.

Abundan los opinadores, faltan testigos.

18 de febrero de 2011

No es tan simple II

El reduccionismo, decía, se hace pasar por su parienta la simpleza. Y engaña. Una forma de distinguirlos es que mientras que la simpleza es noble, el reduccionismo es violento y genera violencia.

Lo pienso a la luz de la reducción que se da en el lenguaje, en la capacidad de decir, que estalla en múltiples violencias. Lo pienso por la reducción de espacios físicos, que provocan hacinamiento. Lo pienso por la reducción de las posibilidades educativas, que agiganta la brecha que ya es abismo.

No es la simpleza que viene de la inocencia, de la mirada pura o asombrada. Es la prepotencia que cree que ya con la primera mirada alcanza porque no hay más por ver. Es la prepotencia de quien cree que dado que no entiende, descalifica. Es la imposibilidad de profundizar. Eso no es simpleza. Es otra cosa.

Y es esa otra cosa lo que se instaló. Ay.

17 de febrero de 2011

No es tan simple

La mayoría de nosotros tenemos experiencia de lo simple, hermano de lo bello. La pureza de un sabor, la melodía de una canción de cuna, la calidez de un abrazo, la majestuosidad de la montaña. Cosas simples que escapan a las descripciones, a las palabras.  Es un simpleza -¿simplicidad?- bella por irreductible, por esencial, no-contaminada.

Incluso en la simplicidad de las personas hay belleza. Con una diferencia, creo: que la simplicidad en las personas, creo, es algo que se viene bastardeando, corrompiendo y cambiando por un pariente lejano que tiene un rostro espantoso: el reduccionismo. Mientras la simplicidad es una virtud, el reduccionismo es un vicio, es quitar la perspectiva, la pluralidad, la profundidad, los matices. Es jibarización, casi lobotomía, porque corta, cercena. Ver más, saber más, complica; ergo, corto y mutilo.

Es un peligro confundir a estos parientes. Es un peligro que ya no los distingamos.

16 de febrero de 2011

No, gracias, paso II

Decía de los integrismos, neurosis e inseguridades. Lo decía, claro, pensando desde mi metro cuadrado que tiene que ver con lo religioso, con el terreno de la fe, y, más "laicamente" aún, con el terreno apasionante de lo humano.

Claro que necesitamos seguridades o al menos tener alguna que otra certeza. Está bueno. No lo niego y las tengo. Justamente porque tengo seguridades puedo ser flexible; porque tengo raíces no temo que el viento sacuda las ramas.

Cuando hablo se las neurosis e inseguridades de estas personas, es más parecido al fetiche, al ídolo, como en algún momento escribía; es lo que paraliza, lo que amenaza y quita (la) vida: es la estampita, la medalla, el tarot, la encíclica, el horóscopo... Es la superstición que se disfraza de fe, dogma o doctrina filosófica o partidaria. Algo que me marca límite, piso, techo y paredes... porque no me banco, no nos bancamos, la desnudez.

Es notable como el galileo no ofrece seguridades...

15 de febrero de 2011

No, gracias, paso.

Hay algo en las personas más integristas o fundamentalistas que no deja de asombrarme y al mismo tiempo molestarme: su incapacidad recalcitrante de mirar más allá de sus narices, esquemas, o al menos admitir que su mirada o postura, como todas, es interesada e ideológica.

Recrudecen y reviven cual Terminators y lo peor es que sí, son monstruos indestructibles, tremendos, apocalípticos. Para colmo, ofrecen seguridades y respuestas absolutas, claras, sin matices, que a mucho neurótico inseguro le vienen como anillo al dedo, bunker para múltiples enfermos de inseguridad.

Esta inseguridad radical que tienen se conjura condenando, excomulgando, degradando, descalificando a lo que no es del propio palo, ideología, familia, raza, religión, cultura.

Prefiero, infinitamente, el riesgo de la libertad y la inseguridad.

14 de febrero de 2011

¡Jodeme!

Un artículo de Página12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-6312-2011-02-13.html) que publiqué en FB desató una serie de comentarios, indignados en su mayoría. Mariana/Nena Magnética, colaboró con un video que me casi me deja sin palabras: http://www.youtube.com/watch?v=_4CMeuxs8Ws. Cumpleaños de niñas con Spa, depilación de cejas de una nena de 5, que además sufre. Y mucho.

Pienso y me digo: esas madres, esos padres, ¿qué mierda -no encuentro otra palabra, sepan disculpar- piensan?. Si a los 10, ponele, le hacés la fiestita tipo Spa, para que se sientan grandes, reinas y eso, a los 12, un chongo-stripper, al menos. Y un DIU, por dudas.
A los 5 le depilás las cejas (y le minás la autoestima, "no sos linda" es el mensaje). Como lógicamente llora, le das chupetines. A los 13 tenés una anoréxica o una bulímica, que pelea por el mandato de la belleza y la contradictoria relación con la comida.

Esta temprana y sutil erotización-cosificación de los niños/as, ¿no es ponerle en las manos cosas que aún no pueden manejar?. No hablo de la nena que usa los tacos de la mamá y se pinta para jugar. Acá el juego desapareció. Y ondea el fantasma del abuso (y no sólo sexual) de los infantes.
Tremendo.

13 de febrero de 2011

Esnob, y a mucha honra.

Comentaba Mariana que cada vez tolera menos la mala literatura, que no creía ella ser tan esnob.  El sábado, haciendo zapping, pasé por Pasión de sábado, programa de música tropical, por llamarla de algún modo. Analogo sus comentario: cada vez tolero menos la mala música...

Me lleva a replantearme: ¿cuál es el criterio de la bondad/maldad en el arte? No hablo de bello/feo, porque ni  Mariana ni yo lo hemos planteado así, sino en términos de bueno-malo. Y lo planteo así porque hay música, literatura, cine, teatro, tele, que me hace mal, sin dudarlo. Alguna parte de mi cuerpo duele verdaderamente, y siente deseos de eliminar o combatir la fuente de la cual procede el mal.

No tiene que ver con algo meramente educativo o cultural: me he descubierto fascinado por poemas o relatos que están en las antípodas de mi cultura, o por música menos elaborada aún que la cumbia, pero buena, que (me) hacían bien. He disfrutado cine fuera del típico hollywoodense, y visto teatro experimental. Insisto: me hicieron bien. Otras lecturas, músicas, vistas, (me) hacen decididamente mal: la cumbia al palo, por caso, y casi en el mismo plano, las cantantes de ópera con sus agudos. Claro que no soy tan necio como para no encontrar algunas bondades incluso por ahí.

Quizás en éste bien o mal que repercute en nosotros haya una pista.

12 de febrero de 2011

Mero gozo

Para mi cumple me regalaron La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel. Hacía tiempo que no leía algo tan simple y conmovedor. Aunque las últimas tres o cuatro páginas no me gustaron del todo, la novela, breve, concisa, mínima, es un placer.

El sr. Linh, con su nieta pequeñísima en brazos, huye de su aldea devastada por una guerra en algún país oriental (qué país, qué guerra, nunca se sabrá); por barco llega a un puerto (en qué país, qué ciudad, nunca se dirá). Ahí, en un ambiente hostil por desconocido, se cruza con el sr. Bark, con el que entablan un vínculo sin saber la lengua del otro.

No hay palabra que esté de más. Hay encuentro y silencio; monólogos que son diálogos, extraños que son amigos, destellos de la aldea, presencia de una ciudad que se siente ajena.

Un placer estético y humano.

11 de febrero de 2011

Obscenidad cotidiana II

Decía que tanta intimidad expuesta me resulta medio pornográfica. No recuerdo quién decía que nuestro tiempo de caracterizaba por tener el horizonte en fuga. Traduzco a mi modo: se desdibujan los límites, los bordes, las fronteras.

En muchas cosas, este desdibujarse es necesario y bueno, invita a redefinir, menos duramente, más entre todos. A pactar, hacer alianzas, proponer maneras y modos.

En otros, me produce rechazo. Este desdibujarse pone delante demasiada miseria, mentira, intimidad. 
Así como no andamos desnudos por la calle, hay otras desnudeces que mejor quedan en el espacio íntimo. Y no lo digo por pacato.

10 de febrero de 2011

Globalización

El lunes anduve dando vueltas, cambiando un pantalón que me habían regalado, y me regalé ir al barrio chino. Quería comer algo rico y, de paso, comprar esas cosas medio raras que se consiguen ahí y que luego ayudan a mis inventos en la cocina.

Sabía que el más cool y limpio de los supermercados iba a estar cerrado, como todo lunes, por eso fui directo a otro, enorme, desprolijo, con muchos olores raros y fuertes. Como en el 90% de los negocios orientales, hay música de fondo. Salsas de soja y de ostras, shitakes deshidratados, leche de coco, un paquetito con "cosas" para sopa (distingo un par de hongos, canela, un chile y cosas que ni sé qué son), vinagre de arroz. Mientras investigo ideogramas, etiquetas, dibujitos, sigue la música de fondo...

Me detengo un poco frente a golosinas que me causan algo entre la intriga y el rechazo. Afino el oído. Me suena familiar... Ma. Elena Walsh.

¡Eso es globalización, canejo!.

9 de febrero de 2011

Obscenidad cotidiana

-Si con ese escote hasta el ombligo quiere que le mires las tetas. ¿Te creés que soy boluda?.
-blablabla
-No, no digo que me hayas metido los cuernos, pero entendéme, tarado.

-Estoy yendo para casa, ya salimos con los chicos de lo del médico.
-bahhfñurwh
-No, parece que es un bolo fecal, no más.

-A mí no me vas a gritar, ¿quién te creés que sos?.

-Sí, me la bajé ayer. Muy rápida, muy puta.

Fragmentos de charlas escuchadas en un día, yendo en transporte público. Medias charlas, en realidad: eran por celular.

Hay algo en esta exposición descarada de la intimidad que me resulta pornográfico.

8 de febrero de 2011

Prepotente e impotente

Sorry, pero va largo, y es verídico.

Estaba esperando ayer el tren para ir a Belgrano y leía, mientras tanto. Del andén de enfrente, gritan mi nombre: es Sebas, que me hace señas y me dice que me fije que hay un tipo en el andén. Hay decenas, pienso y no entiendo. Llega su tren, sube y me sigue haciendo señas desde la ventanilla. Se va el tren.

Miro y veo un pibe sentado con los pies colgando sobre las vías. Con pinta de andar medio para atrás. La verdad, no tengo ganas de complicarme demasiado y recuerdo que hay un policía en la estación. Lo busco, lo encuentro, le digo:
-Hay un señor sentado en el andén, con las piernas hacia la vía.
-¿Y?, pregunta mientras no deja de textear por su celular.
-Que me parece que no anda bien.
-Ya voy; sigue con su celular.

Le clavo la mirada. Los que me conocen sabe cómo miro cuando clavo la mirada.
No me muevo, sigo con mi libro, a 40 cm de este señor.

-¿Quiere que lo ayude a leer?, ironiza, justo a mí.
-No, quiero que cumpla con su deber.
-Ya voy a ir.

Y me desafía con la mirada, esperando que la baje, cosa que no logra.

-Ok, me quedo acá hasta que usted vaya.

En menos de 30 segundos fue.

¿Es necesario?.
Me asombra cómo un uniforme le da idea de impunidad y superioridad o lo habilita para maltratar...

7 de febrero de 2011

Contrastes

No sé cómo hablábamos con Ro de la diferencia entre lo mediterráneo/latino y lo sajón, la pasión y la politeness, el grito desgarrado y la imperturbabilidad ante la tragedia.

Son estereotipos, sin duda, pero ayudan a entender la realidad. Pero ¿podría García Lorca haber creado un personaje como Mr Darcy?. O ¿Teresa de Ávila podría haber escrito en Inglaterra?. Las hermanas Brontë, ¿se entienden sin su contexto?.

En Six feet under -de lo mejor en series que he visto- los Fisher tienen una casa funeraria, muy american style: prolija, estética. Nathan entiende que eso es una fachada cuando ve, desde un bote en el Mediterráneo, un cortejo fúnebre, no recuerdo si griego o italiano: llorado, trágico, dolido con el cuerpo, en el cuerpo. Descubre que eso es la experiencia de lo irreparable.

Nunca vi mejor contraste, narración o resumen.

6 de febrero de 2011

Post

Terminando el día de celebrar. Agradezco: los encuentros, tan necesarios y lindos. Los llamados y los mensajes, que me hacen asombrar del cariño. El nudito al saludar a mi madre, autora de mis días y mis noches.El regalo inesperado: una vuelta en velero por el delta, en un día radiante.

Destaco celebrarlo con otros que cumplen conmigo: Ro, que llegó a sus 45; Lolo, que inaugura los 2. Es lindo decir "es nuestro cumple".

Necesito, estoy necesitando silencios y dimensiones humanas, abarcables. No lo grande, que siento me pierdo, sino lo que pueda ver, palpar, dimensionar.

Afirmo: está bueno. A seguir.

5 de febrero de 2011

Te canto las 40

Bueno, llegó, llegué o llegamos inevitablemente juntos. Bienvenida cuarta década, bienvenidos los cuarenta, bienvenida "mitad de la vida".

Autorreferencial y egocéntrico como siempre o más aún, celebro esto que soy, este que soy: esta historia, estos vínculos, esta etapa, estas opciones. Con la distancia suficiente de "los padres" como para dejar de responsabilizar a otros y hacerme cargo, con la cercanía suficiente con los "hermanos", como para seguir buscando fraternidad, con la cantidad de "hijos" que puedo o intento criar.

Variado y variante, agradecido a D-dios, orgulloso de mi mismo. Apasionado por el Reino, buscando cómo buscarlo, construyéndolo como se puede. Fascinado por el Viviente, por Jesús, que es fiel; algo más atento o dócil a la Ruáj/Espíritu.

Con certezas y dudas. Dudas que ya son certezas. Con ganas y con deseo. Con mucho y con tan poco.
Más despojado; menos seguro, lo cual me asegura paradójicamente. Acá y ahora. Amén.

4 de febrero de 2011

Analize this III

DECILO! algo quedo ahí, decía ayer Mariana. 


No sé si quedó algo, pero capaz tiene que ver con eso de la falta de palabras para decir-se, que enmascara o desenmascara, no sé, el vacío. Y el engaño de creer que la espuma que cubre ese vacío abismal es algo consistente, cuando en verdad, sólo es distracción.


Y esas nadas verbales son signo, creo, de la pereza mental, de la falta de palabras para decirse, para contarse... Difícilmente lo que nos pase, sintamos, hagamos, pensemos, juzguemos, sea nada. Si lo sentimos o lo percibimos como nada es tremendo.


No hay manera en eso, por eso, de relatar, de decir-se, de tener historia, de hacer historia... Todo es nada vacía. Me da como miedito.

3 de febrero de 2011

Analize this II

En los comentarios a la entrada de ayer, Javier y Monny coincidían en ligar superficialidad con velocidad. Coincido: es verdad que la rapidez impide profundizar. Es algo casi físico: si, por ejemplo, alguien hace esquí acuático, necesita de la velocidad para no hundirse.


Sí, claro que coincido, pero me animo a dar un paso más o, a bajar un escalón más. Sí, probablemente la velocidad haga lo suyo, pero también es una gran trampa creer que es la culpable. Creo que hay como una anestesia generalizada, una lobotomía general que me da cierta desazón. 


Eso les respondía; lo explico: hay como una hiper-estimulación de las sensaciones, de lo fugaz, de los sentidos, casi como en un happenig del Di Tella en los 60. Que es bueno y celebrativo, sin dudas, pero que en un punto evita lo reflexivo, el volver sobre la experiencia y ponerle palabras, hacer consciente, comunicable, misteriosamente comunicable, lo-que-pasa-y-sentimos.


Es esa parte más reflexiva, la que nos permite como desdoblarnos de la propia experiencia, de la propia narración y mirarla, la que creo que falta peligrosamente. Por eso abundan y dañan los no, nada, como respuesta o como frase.


No, nada, pensaba que...
Y entonces, nada, le pegué
Como que nada, pintó y...


¿Nada?... Vacío. Tremendo.

2 de febrero de 2011

Analize this

Contaba Mariana, psicóloga ella, que le sucedió con un paciente cercano a los 30, encontrarse sin poder profundizar por ningún lado, porque no había manera de hacerle encontrar algo más profundo que una compra o un viaje.

Contaban otros los análisis que vemos u oímos en los medios, las noticias que recibimos, las que construyen "opinión". Lo mismo, la no-profundidad, el supuesto análisis unilateral y sin matices.

Contábamos, con otros, lo gracioso (o trágico) de los comentarios intentando explicar o ponerle algo de picante en el letargo y la intrascendencia de los diálogos en los realities. Como querer bucear en un charco.

¿Es mucho pedir un poco más?

1 de febrero de 2011

Chispazo II

Por esas cosas que, como decía, me son regaladas, estoy acompañando a un hombre, casi treinta -o un chico más de veinticinco-, que comenzó un proceso para alejarse de las drogas. Decía en la entrada del 22/1/11, que es como asomarse al abismo de lo humano.

Hoy tuvimos que volver y tener la primera entrevista con su terapeuta, donde luego de la admisión de la semana pasada, se iba a comenzar con el tratamiento más en serio. No pensé que tendría que pasar, pero me llamaron para estar presente ahí. Es difícil estar, simplemente, sin juzgar; es difícil acompañar desde el lugar del "sano", y al mismo tiempo sentir que podría estar en el lugar del "enfermo".

¡Es tan sutil, tan tenue el espacio que separa lo que pudo ser de lo que es, lo que pudimos ser de lo que somos!.  Hay algo de misterio que se revela, que se oculta, que espera ser contemplado.