Gente que se dio una vuelta


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21 de julio de 2013

Nos veremos

Mañana a esta hora, si todo está bien, estaré volando hacia Jujuy, norte de Argentina.

Hace cuatro años anduve ahí y fue pisar tierra jujeña y prometerme volver. Ahora es el momento. Medio mochileando, medio no. Con algún dato nuevo. Con promesa de otro.

Jujuy es árido, bello, montañoso, colorido. Tiene historia desde épocas inmemorables. Tiene canto, música, comida, salinas, religiosidad, culto a la Pachamama abrazado a las tradiciones cristianas, gente bella, tiempo tranquilo, siesta.

Puerta de entrada para el imperio Inca -tan malo y tan bueno como todo imperio-; bastión de resistencia frente a los realistas españoles. Cantado en zambas y vigualas, vidalas y coplas.

Capaz escriba, capaz no. De cualquier manera, no se puede contar tanta belleza.

20 de julio de 2013

Munditos

Cada uno, cada quien, tiene sus experiencias, horizontes, miedos, caminos. Cada día más y más podemos asomarnos a una infinidad de realidades externas y diversas a nosotros mismos: la tele, internet, diarios, revistas hacen que una familia de Cracovia esté a menos de medio metro de nuestros ojos. 

Me asombra cuando veo que hay quienes están convencidos de que sólo su mundo -cúmulo de experiencias vínculos, esperanzas, miedos- sea el único posible. Gente que a pesar de ser capaz de compasión, de empatía, de muchas cosas buenas, tienen un mundo mental mínimo, del tamaño de una nuez y son como incapaces de... ¿de qué?. 

19 de julio de 2013

Doy media vuelta y ya me pierdo

  1. Ponernos a buscar algo, llaves, por ejemplo.
  2. Dar vuelta todo lugar lógico: bolsillos, mochila, morral, ese coso donde se cuelgan los llaveros.
  3. Pasar a los ilógicos: lavatorio del baño, cajón de las medias, detrás del televisor.
  4. Probar cábalas para provocar a los hados: rezar a algún santo, dar vuelta la tapa de la pava, ponerse en alfa.
  5. Escuchar que suena el teléfono.
  6. Atender para comenzar una conversación intrascendente y alegremente superficial.
  7. Colgar el teléfono.
  8. Recordar vagamente que buscábamos algo.
  9. Ponernos a buscar en la memoria qué era lo que buscábamos.
  10. Darnos por vencidos.
  11. Salir, cerrar la puerta y ponerse las llaves en el bolsillo, mientras seguimos pensando qué buscábamos.
Puede variar el objeto, las situaciones en el medio... 

18 de julio de 2013

Su pregunta no molesta II

Leo porque una sola vida es poca para tanto.

Se me ocurre que el arte tiene entre sus miles de ¿funciones? la de abrirnos otros horizontes sin tener que experimentar todo.
Sé casi nada de pintura, pero sé que luego de haber estudiado una mínima cosita de Rembrandt, no volví a mirar un cuadro o una foto sin poner el ojo en el juego de luz y oscuridad.
Aunque no voy tanto como quisiera al cine, una buena peli, una buena historia, abre emociones y nos hace vivir por un rato en lugares que quizá no veremos nunca.
El nivel de desnudez que maneja un buen actor en teatro me conmueve y asombra.
Hay música que nos transporta hacia adelante o atrás, aunque no distingamos una corchea de un piano.

Muchos horizontes.

17 de julio de 2013

Su pregunta no molesta

-¿Por qué leés tanto?, me preguntaron.
¿Tanto? Si supiesen que no llego a leer todo lo que quisiese...

-Esteeeee... porque me gusta.
-Sí, pero ¿es para saber más?
-Unos libros sí, otros no. Otros porque tienen historias, personas... No sé. Es como abrir ventanas a otros mundos, a otras vidas. Casi como jugar a otras posibilidades.

Me resonó mucho la pregunta. Me sigue resonando.
Leo por placer; a veces incluso, leo cosas de estudio que me causan placer. A veces porque sí: porque si encuentro un papel escrito siento que es para ser leído.

No es extraño que en viajando en tren o colectivo me ría solo -no, solo no, con los que están dentro de la historia, cuento, novela-. Tampoco es raro que tenga que cerrar el libro para decantar algo. O que me quede hasta tardísimo para terminar un capítulo. O que busque empecinado un autor que escribió sobre tal tema.

Leo porque como no puedo vivir todo, ni saber todo, me aprovecho de los que han vivido o tienen saberes que no tengo.
Leo porque una vida es poco para tanto.

16 de julio de 2013

Acá no más

Volvía de hacer las compras -una leche para mañana, un chocolate amargo y un dulce de leche para un postre para una comida con amigos y unas galletitas de queso, puro vicio-. Nos cruzamos con varios vecinos; me paré un rato a charlar con la Turca que está por irse a visitar a un primo...

Casi llegando a casa me cruzo con una mujer ¿vieja? que suele andar cirujeando.
-Buen día, la saludo al pasarla.
-Buenas, responde.

Hago unos pasos.
-¿No tiene algo?
-Vengo de comprar un par de cosas para un postre, no más-pensé en lo ridículo de darle una barra de chocolate amargo o un litro de leche descremada. De paso, justificaba mi apuro.
-Ah, bueno, hasta luego.

Dimos un par de pasos. Me acordé de las galletitas. Ni a palos se las daba.
-Espere, no me acordaba que tengo unas galletitas que podemos compartir.

Compartir, que quede claro: ni loco se las daba todas. Eran MIS galletitas.

Abrimos el paquete, pusimos parte en una bolsa para repartirlas.
Nos saludamos y nos fuimos.

Menos es más.

15 de julio de 2013

Tramposos abundan

Es genial cómo los seres humanos nos erigimos en jueces. Creernos mejores/diferentes/superiores a otros nos acerca un poco al ¿ideal? que creemos y creamos para nosotros.

Evidentemente, hay que ser lúcido y juzgar en un ámbito que nos creamos impecables, cosa de evitar ser descubiertos en falta. Y si alguien osare insinuar nuestra falibilidad, atacar en un punto que no tenga nada que ver.

Ejemplo:

  • engaño a mi esposa y termino abandonándola con mentiras pero
  • denosto a los que mienten en cuestiones de opciones políticas pero
  • si alguien cuestiona mi honestidad, le hecho en cara su orientación sexual o bien
  • como no me da el coraje para tanto, in oblicuo tiro una patada sobre algo que pienso pero
  • que si lo digo abiertamente me pone en ridícula evidencia

O sea...

14 de julio de 2013

Calidez

Invierno aunque el termómetro no lo termine de reconocer.

Cocino sopa de verduras: cebollas, apio, zanahorias, puerros, ají, especias.
Una vez cada diez días, más o menos, preparo una olla grande, enorme. Luego divido: parte a la heladera, parte al freezer.

Pelo y corto, sin cálculo ni receta: la cebolla esta vez no me hace llorar, debe estar más dulzona. De la tabla a la olla, en ordenado caos. Primero sólo las verduras, hasta que cocinen un poco. Luego mucha agua. Me acuerdo que hay un poco de zapallo y cae en la olla también.Fuego lento y esperar un par de horas. No es necesario mirar, revolver o estar pendiente.

De a poco el aroma deja de ser el de las verduras individuales y se transforma en algo más, diferente: olorcito a casa, infancia, abuela, mañanas, vidrio empañado.
Hogar.

13 de julio de 2013

Al tope II

Charlo con una amiga que se separó tiempo atrás: está feliz. Pasó un tiempo feo -los últimos años de su matrimonio-, un tiempo duro -el reorganizarse tras añares de estar casada- y ahora, después de mucho, está feliz.

El modelo con el que creció decía que se había casado para siempre jamás. Quiso estar para siempre jamás a precio de su felicidad y salud. Tuvo que desarmar el modelo previo, las ideas preconcebidas de lo horroroso de separarse, de lo terrible que iba a ser su vida y la de sus hijos. Dejar eso, vaciarse para hacer espacio a lo nuevo.

La escuchaba y me hacía eco lo del post de ayer. Cuánto cortocircuito que nos tira para atrás... 

12 de julio de 2013

Al tope

Tenemos un vaso lleno de arena y estamos sedientos. Apenas sale una gotita de agua de la canilla. Para poder saciar la sed hay que tirar la arena y poner el vaso a juntar el agua, poco a poco: no hay otro modo
posible.

No tenemos necesidad de la arena. Pero nos cuesta tirarla, nos encariñamos con ella, queda linda en el vaso, la podemos usar para poner un gajo de potus, no sé...

No importa. La cuestión es que muchas personas se aferrarán a la arena, a no perderla, a conservarla aún corriendo el riesgo de morir deshidratados.

Obvio que es un ejemplo, ridículo, extremo.
Pero conozco muchos que son incapaces de largar lo que hace daño, lo que sobra, estorba, no sirve, molesta, antes que animarse a vaciarse para poder llenarse de algo nuevo, renovador.
Arena, ideas y modos que nos hacen infelices...
Por decir algo, no más.

11 de julio de 2013

Miedito

Una pesadilla: despertar en China, Japón, Vietnam... Por varios motivos.

Para mi ojo occidental, los orientales son todos iguales. Sé que no es cierto, pero también sé que es así.
Otro motivo: no entender ni una sola palabra. Qué sé yo. Algo de francés, inglés, un poco de italiano, incluso algunas palabras de alemán y griego te entiendo. Pero entre los ideogramas y el idioma me sentiría tan extranjero como en Marte. O menos.

Otro: el aglomeramiento. Pienso en 1000 millones de personas en un solo país y se me altera la respiración.

Como fuere: en algún momento estaría bueno no entender ni una palabra, para explorar otros modos de comunicarse; perderse entre parecidos para reconocer las diferencias sutiles, sumergirse en la multitud para reencontrar/se.

En algún momento, dije, no ahora.

10 de julio de 2013

Maldito Google

¡Hay tanto por saber, tanto por leer, tanto por visitar y conocer!

Me meto a Google buscando datos de un lugar que visitaré. Me recomienda un par de museos. Una excursión a un salar cercano. Busco fotos del salar. Me interesa conocer su origen geológico. Contra lo que
pensaba, no son marinas sino volcánicas. Entre 5 y 10 millones de años. Período... ¿qué período era? Busco. Neógeno es el período, entre la época del plioceno y el mioceno. ¿Habría dinosaurios? A buscar de nuevo.

Puede ser, si no, la obra de una escritora y, al ver que tal libro se hizo película, me fijo quién la dirigió y quiénes actuaron. Si un nombre me suena pero no logro dar con la cara, san Google me rescata. Y me condena cuando me doy cuenta que ese actuó también en... en esa película con Harrison Ford, esa en la que...

Pasó la una de la madrugada.
La curiosidad mató al gato y a mí, me da sueño...

9 de julio de 2013

La memoria engorda

Siempre me alabaron la memoria y para mí era motivo de algo parecido al orgullo. Desde chico me pasaba que, si escuchaba a mi hermana estudiando algo, al rato podía repetirlo, aunque no supiese bien de qué se trataba. Muchas veces podía recordar citas, datos inútiles, detalles. Ahora menos: la edad no ayuda precisamente.

Igualmente, hace tiempo descubrí que tengo memoria gastronómica. Es decir: dudo si estuve, por ejemplo, en Carlos Keen hasta que recuerdo la parrillada sublime que comimos ahí. Sé que estuve en un mercado en Nueva Jersey por el smoothie que tomé. O en Filadelfia por los dumplings. O en Nono por la milanesa. O en el festejo de Chechu cuando se recibió por la carbonada.

No entiendo por qué, qué nexo habrá entre la cabeza y el estómago. Pero sospecho que debe tener que ver con el placer y la nostalgia de saberme/nos a la vez, necesitado y nutricio. Alimento y hambre. Deseo y satisfacción. Soledad y encuentro.

8 de julio de 2013

Fronteras y límites II

Lo parabólico de la frontera EEUU/México decía, siento que es reflejo de personas, instituciones, países, grupos que para mantener la cohesión ad intra necesitan una ley a la que adherirse. Cierto totem que identifique, unifique como eje y una ley que sea límite de lo que se puede. En el fondo la idea es que, como los seres humanos somos malos, necesitamos cierta coacción que nos mantenga a raya.

Pienso en grupos religiosos -evangélicos, católicos, islámicos, lo que sea...-que su rigorismo interno es reflejado en su mirada hacia un exterior hostil y pecador.
En países que legislan todas y cada una de las actividades humanas para ordenar la vida y que cada tanto, arrasan la vida de otros países.
Pienso en personas que son sumamente correctas en las actitudes públicas y en sus casas son monstruosas.

Ni tan cerca ni tan lejos.

7 de julio de 2013

Fronteras y límites

La frontera entre México y Estados Unidos, siempre conflictiva, me resulta sumamente parabólica, simbólica.

Para EEUU el problema es que no pasen los ilegales. La prevención, persecución, las deportaciones están al borde de lo inhumano. Los inmigrantes ilegales son tan combatidos como explotados -gran parte de los trabajo campesinos y serviles están en sus manos-.

Para México el problema es que los correctísimos ciudadanos estadounidenses cruzan al sur y se descontrolan: la rigidez de la ley americana queda en la frontera y los delitos relacionados a la droga, la prostitución y anejos son bienvenidos.

Me parece parabólico, decía: a mayor control de ley forzada, externa y no interiorizada, mayor temor al extraño y mayor descontrol al "pasar el borde".  Mayor necesidad de reprimir hacia adentro y oprimir hacia afuera para mantener todo bajo control.

Parábola de tantas personas, instituciones, países...

6 de julio de 2013

des-Humanados

Desertores de la humanidad, de lo humano.
Personas que se deshumanizan y deshumanizan a los demás. Que hacen de la otra, del otro, un medio, un objeto, una cosa, no una persona.

Veo
A la que entrega a su cría a un padre violento.
Al que violenta a sus hijos para castigar a su esposa.
A quien en su exceso de amor asfixia y anula.
A quien confunde comunión con posesión.
Al que no piensa por opción.
Al que por opción no ama.
Al que se escuda en la religión para obviar la justicia.

Lo mejor es tener excusas y justificarse.
Asi nos libramos un poco de ser responsables y conscientes.

5 de julio de 2013

Humanados

Desertores de la humanidad, de lo humano.
Personas que se deshumanizan y deshumanizan a los demás. Que hacen de la otra, del otro, un medio, un objeto, una cosa, una no persona.

Escucho a algunos de los que han sido golpeados en su dignidad, en su humanidad, en su integridad.
La familia a la cual le balearon al hijo. Y como hicieron la denuncia, la casa, mientras el pibe se debate entre vivir o morir.
La mujer que fue obligada a abortar y la que fue obligada a continuar un embarazo fruto de la violencia.
El pibe que quemó su cerebro aspirando pegamento; ya recuperado pero dañado definitivamente.
La nena casi-casi obligada a ser mujer en su ropa, en su estilo.
El hombre que aprendió la violencia, la vivió, la ejerce y no puede cortar.

Buscar alguna puntita para poder tirar y re-tejer/se.

4 de julio de 2013

Coetáneos

Tenía que hacer tiempo y me metí en el cine. Llegué gozosamente con margen como para ver una que tenía ganas, Before midnight. Tercera deliciosa entrega de una ¿saga? que comenzó casi 20 años atrás, cuando Celine y Jesse se encuentran en un tren. Él vuelve a Estados Unidos y ella a Francia. Bajan en Viena, caminan, pasan la noche juntos y prometen reencontrarse en seis meses. Todo sucede Antes del amanecer. Tienen 22, 23 años.

Años después los encontramos en París. Él, escritor, presenta un libro que narra esa noche, ese encuentro. Ella va a buscarlo. Nos enteramos que la promesa no se cumplió. Él está casado, tiene un hijo, ella está soltera. Recorren París y caminamos con ellos. Antes del atardecer él debe tomar el avión para volver. Nene, vas a perder ese avión. Lo pierde, creemos. Están en los 30.

El 2013 los encuentra juntos, de vacaciones en Grecia. Los 40 llegaron. Las frustraciones de ella, la inmadurez de él, los cuerpos más envejecidos, los conflictos son otros. Me reí, me reflejé, me emocioné.

Salí del cine como si hubiera ido a visitar a unos amigos.
Ellos y yo, los personajes y sus conflictos, tenemos la misma edad.
Es eso. Es todo.

3 de julio de 2013

Canción de cuna para mi

Anoche volví a casa especialmente cansado. Un fin de semana con cosas variadas y movilizantes, agotador más anímica que físicamente.

No tenía ni ganas de cocinar y lo que veía en la heladera no me tentaba en lo más mínimo. Había un caldo de verduras, le puse unos fideos y tomé una sopa reconfortante. Me senté a ver un rato de televisión: nada demasiado complicado, casi como de fondo. Me fui relajando. Cambié el canal y comenzaba una serie. Volví a la conciencia al final, con el sospechoso preso y el crimen resuelto.

Fueron unos 40 minutos, no más, cercanos a la nada misma: nunca noté que me estaba durmiendo.
Me levanté del sofá, me cepillé los dientes como pude, me acosté.
En un momento me desperté: ni me acordaba de que había ido a la cama.
Fisurado.

Hoy recordé algo que escuché tiempo atrás: los pequeños necesitan dormir mucho, entre otras cosas, para procesar todo lo que vivieron y aprendieron.
Dormí como un bebé. Necesitaba procesar...

2 de julio de 2013

Beccar-Mitre-Colegiales

La tarde se pasó entre ir y volver desde casa a Colegiales, donde operaban a mi hermana mayor. Nada importante, una cirugía menor, pero mi madre quería ir. Insistentemente. Le propuse encontrarnos e ir juntos:
colectivo, tren y unas cuadras del brazo, a paso tranquilo.

Un día de invierno precioso. Solcito, poco frío. Compramos unas flores que no pudimos dejarle a la operada -política del sanatorio-. Miramos casonas con puertas canceles, zaguanes, balcones, molduras. Se paraba a ver ropa de bebés "porque es lindísima"; botas, que "me encantan, pero ya no puedo usar". 
Como el equilibrio le falla un poco, íbamos del brazo. Cuando la escuchaba arrastrar los pies, la cargaba inventando algún paso en el que había que levantar las rodillas. Se reía y se enojaba.

Volvíamos y yo me bajaba antes que ella. Le digo:
-Llamáme cuando llegues, así me quedo tranquilo.

Soy ella.

1 de julio de 2013

Ex-pectantes

Las expectativas propias están entretejidas de un montón de imprevistos: espero, por caso, terminar la carrera universitaria antes de los 25, conocer al amor de mi vida antes de los 30, tener un trabajo estable y a eso de los 35 ser papá.
Te agarran los paros de los docentes universitarios, el amor de tu vida quedó embarazada en la cuarta cita y tuvieron mellizos y ahí te quiero ver... Terminaste la facultad a los arañazos pero te diste cuenta que tu vocación es otra.

Chau expectativas propias: adaptación o muerte.

Si apenas podemos con las propias, ¿por qué pesan tanto las ajenas?