Gente que se dio una vuelta


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30 de abril de 2014

Como todos, como nadie

Las personas pueden cambiar.
La gente no cambia más.

Ambas sentencias son ciertas y ambas falsas: tengo pruebas que confirman una negando la otra y al revés también.

Personas que revierten historias, defectos, vicios.
Personas que se empecinan en vicios, defectos y empeoran las historias.
Lo contrario también.

Las mismas personas. Otra gente.

29 de abril de 2014

Órbitas

En el hospital, esperando para entrar a visitar a una vieji en terapia intensiva.

Mil personas que vienen, van, pasan. Traen cosas para sus enfermos: agua, termos, ropa, algo de comida. Pasan médicos rodeados de practicantes. Enfermeros, gente de cocina con el almuerzo. Suenan celulares. Algún llanto. Caras preocupadas. Los carteles de "silencio" no logran acallar el murmullo que crece hasta ensordecer. Trato de leer para acortar la espera. Me distraigo de la historia del papel y me enredo en las historias que están ahí, al alcance de los ojos. Cierro el libro.

Un mundo, mil mundos. 

28 de abril de 2014

Quién sabe

Una idea que no me deja: lo abismal que puede ser la maldad humana. No hablo del mal puntual que a veces todos cometemos, en el que caemos de cuando en cuando. No. Pienso en lo insondable de personas que eligen hacer de su vida una vida al servicio del mal: narcos, tratantes de personas, criminales, abusadores, torturadores.

Redes de mal. Maldad que se mantiene y retroalimenta en el tiempo, que mancha y causa muerte a su paso, provoca vida indigna en los que toca.

Más de una vez me encuentro tratando de imaginar cuántas barreras hay que atravesar para anular la conciencia, hacer del otro un objeto, despersonalizarlo, deshumanizarlo y poder así ser mutilarlo en mil modos diferentes.

Decir que son todos sociópatas o psicópatas se me hace fácil. Pero ¿en qué momento abrimos las puertas, transamos con el mal y elegimos vivir en la oscuridad?

27 de abril de 2014

Afasia

Me sorprenden -dolorosamente- las pocas palabras. Gente que no puede usarlas, que no las tiene.
No poder hilar dos, tres frases para decirse sin que haya que sacarlas con fórceps.
Nada difícil, algo tan simple como poder expresar una necesidad, como poder decir un pensamiento, como poder verbalizar un deseo.

No es cuestión ni de edades, ni de clases sociales, ni de universitarios o analfabetos. Es, creo, una dolorosa desconexión con el mundo interno, que enmudece. Otros dicen, hablan, expresan. Apropiamos esas palabras, esos decires como si fuesen nuestros.

Una forma de anestesia.

26 de abril de 2014

Tanteo

Armar y desarmar los supuestos, como un rompecabezas caprichoso.
Probar desde otro ángulo, otra postura, otros zapatos.
Tener la intuición de saber por dónde pero no cómo.
Más que caminos, senderos, picadas casi perdidas.
Certezas que dejan paso a intuiciones que se hacen certezas nuevas.
Ensayar, intentar, proyectar sin planos, sin planes.

Me lo digo como para convencerme, para aflojar, para disipar rigideces que se pegan, que me pegan.

25 de abril de 2014

Primerizos

Escuché hoy la pregunta: ¿cuál es el primer libro que leíste? No iba dirigida a mí, pero se me instaló. Gran parte del día estaba en segundo plano, como rebuscando en la memoria.

Me acuerdo...
de ser chico y no saber leer aún y buscar las historietas de Mafalda que había en casa de una tía.
de descubrir, ya en el colegio, que conocía las palabras del libro de lectura.
de alegrarme con los libros de la colección Robin Hodd, sobre todo, los que traían algún dibujo.
de Tom Sawyer y Huckleberry Finn
de Chico Carlo
de ¡Viven!
de Cien años de soledad

De muchos primeros que pasaron... de muchos que esperan todavía.

24 de abril de 2014

Distorsiones

La distancia entre lo que decimos y lo que entiende quien escucha. Un abismo.

El día está fresco, digo.
Tiene frío, escuchan.

Estoy cansado.
Tiene sueño.

Mínimos e inicuos ejemplos.

¿Es posible eliminar esa brecha?
¿Qué acerca, qué aleja?

Misterio.

23 de abril de 2014

Saberes, sabores

Pasar de las ideas a las experiencias... la diferencia entre saber y sabor, primas etimológicas.

De saber que el chocolate se hace con cacao, suele tener forna rectangular, es dulce y se derrite a 37º grados a cortar un pedacito, ponerlo sobre la lengua, aplastarlo contra el paladar y dejar que vaya invadiendo las papilas, la nariz, la boca.
De mirar un documental sobre las cataratas del Iguazú a dejarse salpicar por el agua y envolver por el estruendo.

La idea sin experiencia es teoría pura, vacía, hueca. La experiencia carga de sentimiento, de sensación, de sentido. A veces no la anula ni la niega, la plenifica, la redondea. Suma. Otras, la desdice, la modifica a tal punto que deja de ser la idea primera.

Riesgos.

22 de abril de 2014

El tiempo (no/s) pasa

Reflejos, espejos, mutualidades.

Pasé a saludar a Mariana, Rory y los peques, que regresan a Manchester. No hacía calor, pero los niños disfrutaban la pileta. Tomamos unos mates, para darnos un tiempo de yapa.

Pasaron Santi y Fianna envueltos en sus toallas. Eduardo iba y venía. Zully, lúcida como siempre, acotaba cuando nos quedábamos a solas. Se mezclaban el inglés y el español. La mesa, siempre, lugar de comuniones.

Volví a atravesar una puerta y a despedirme, como mil veces, a dar un abrazo, como mil veces, con promesa de reencuentro. Celebrando este presente bello y arduo. Caminé una cuadra caminada mil veces, esperando el colectivo, como mil veces.

Un maremoto de emociones, ideas, sensaciones, me atravesaban: gratitud, fidelidad, gozo, sacralidad, presencia, un atisbo de tristeza por la distancia, un caudal de alegría por lo compartido. Me acordé de un pedacito de un salmo: "el sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando recoge las gavillas" (Sal 126).

Tiempo de cosecha serena, calma, agradecida.
Gracias.

21 de abril de 2014

Resaca

Días como estos últimos me hacen estar profundamente agradecido por ser parte de una comunidad.
Ver y sentir como las personas crecemos, asumimos protagonismo -oculto o notorio-, como algunas opciones son compartidas, como hay miradas comunes, gestos de cercanía, de cuidado.

Me siento resacoso cosas lindas. De gente linda, noble.

20 de abril de 2014

Domingo

Penumbras.
Luz humilde.
Palabras viejas que se hacen nuevas:
caos, creación
opresión, libertad
alianza renovada
Espíritu/Aliento.
Aguas lustrales, como las de las mujeres de Saramago.
Otras mujeres solidarias.
Una orden: Dejen de temer.
Otra orden: Alégrense.
Otra más: vayan y digan.
Pan y copa.
Mesa.
Hermanas, hermanos. Hijos.

Pascua.

19 de abril de 2014

Sábado

Agua en botellas de plástico.
Flores artificiales. 
Aroma a campos de lavanda en spray.
Sabores en polvo.
Naranjas en sobre.
Encuentros virtuales.
Mascotas electrónicas.
Cuerpos a medida.
Comida "como casera" comprada.
Muerte disfrazada de show.
Cruces en las paredes.

La realidad lejana.

18 de abril de 2014

Viernes

Trata de personas.
Narcotráfico que esclaviza a muchos y enriquece a modernos Caínes.
Abuso de menores.
Tráfico de armas.
Guerras "justas".
Desaparecidos que no aparecen.
Pobres empobrecidos por ricos que se enriquecen.
Trabajo esclavo.
Víctimas del hambre en un mundo con bienes para todos.
Torturados en comisarías.
Mujeres golpeadas.
Asesinados en un robo.
Asesinos que no conocen más que la violencia.
Chicos y chicas sin padres muertos por guerras o exterminios.
Desplazados, refugiados.
El borracho perdido de la esquina.
Gente que muere o malvive sin acceso a lo básico.

Crucificados.


17 de abril de 2014

Jueves

Ritos repetidos: cepillarse los dientes, la ducha matutina, el café, mate si hay más tiempo.
Cocinar, comer, lavar los platos. Regar las plantas si están necesitando agua.
Comida para los gatos, que reclaman.
Hacer las compras y encontrarse con vecinos. Contar alguna novedad. preguntar por la familia.
Ver un poco de tele. dos pocos. Meter la ropa a lavar. Leer antes de dormir.
Ritos repetidos, cotidianos.
Rutinarios.

Pan y vino. Promesas de fidelidad y presencia.
Ritos repetidos donde irrumpe el misterio que sobrepasa, que habita.
Que renueva, que centra. Que reúne. Envía. Anima.

16 de abril de 2014

Gordura e hinchazón

Hay quienes a lo largo de su vida conservan un mismo estilo, una coherencia que los atraviesa -para bien o mal-, que los hace fieles a su tiempo, a la historia, a sí mismos. 

Personas que pueden y se dejan interpelar por los hechos, que en su honestidad no dudan en reajustar ideas, revisar posturas, repensar lo conocido, pero con una gran fidelidad a lo que son y postulan. Maleables, pueden adaptarse no para sobrevivir, sino para encontrar más vida. Son las menos.

La mayoría, creo, piensa que conservar un estilo, una línea, ser coherentes, es pensar exactamente lo mismo a los 20 que a los 40, a los 40 que a los 60. Rígidas, endurecidas, cual cruzados buscan la pureza prístina.

Gente que envejece pero mantiene sus ideas jóvenes. Bah, más que jóvenes, adolescentes. Bah, infantiles. Esos sobran.

15 de abril de 2014

Luna de Pésaj

Luna llena. La primera después del 21 de marzo. Por eso, el sábado que viene es pascua: la primer luna llena luego del equinoccio de marzo. Desde que Israel era nómade. Fiesta de pastores. Fiesta de cultivadores. Fiesta de la tierra que comienza a dar frutos en el hemisferio norte. Fiesta de fertilidad, de libertad, de escape, de búsqueda.

La luna gorda, llena, preñada. La tierra agradecida. Los hebreos que huyen de Egipto. La memoria que se transmite. Las preguntas: ¿por qué esta noche es distinta? El pan sin levadura para comenzar sin nada corrompido. Los relatos antiguos y nuevos. Todos fuimos esclavos en Egipto, todos escapamos de faraón, todos buscamos conservar la memoria.

Mientras haya un hombre, una mujer que sea esclavizado, que no tenga libertad, que no sea respetado, sigue siendo necesaria renovar la alianza. La liberación está en marcha, la libertad es destino.

14 de abril de 2014

Loco amigo

Ya escribí varias veces acerca del loco de los cartones, ese que siempre pregunta qué hora es.
Como casi todos los domingos, me lo volví a cruzar. Lo vi de lejos, abriendo un contenedor de basura, sacando cosas, oliendo una tela (¿camisa, remera, trapo?) para evaluar si la ponía o no en su carrito.

Venia yo desde Av. Rolón y tenía un bombón y una bananita Dolca. Cuando estoy a unos pasos -suele mirar raro, como si no viese bien o desconfiara del que se acerca-, saco el bombón del bolsillo de la campera y se lo extiendo.
-Viene bien para el frío, le digo.
-Gracia, samigo. ¿Qué hora es?, ¿las tres?
-Dos y cuarto, recién.
-Uh, ya las dos y cuarto.
-Sí, hasta luego.

Hago unos metros.
-¿Si tenés papeles me los guardás?
-Sí, seguro.
-O diarios, o revistas. O ropa, o una campera.
-Ok, cómo no.
-Gracia'.
-Chau, nos vemos.

Sigo. Me doy vuelta para mirarlo. Pela el bombón, se lo mete entero a la boca. Tira el papel en el contenedor. Vive de la basura, del descarte de los otros y tuvo la grandeza de no ensuciar con el papel mínimo de la golosina.
Un capo.

13 de abril de 2014

Domingo de Ramos

Por costumbre, almanaque, tradición, fe, superstición, inercia y varias razones más, estamos empezando la semana santa. Las diversas iglesias cristianas celebran la muerte y resurrección de Jesús, corazón de la fe.

Hoy, domingo de ramos o de pasión, muchas personas se acercan a buscar el ramo, se lee la entrada de Jesús a Jerusalén, y el proceso, condena, muerte y sepultura. A muchos nos conmueve  y toca algo adentro.

Este año me resuenan fuertemente un par de cuestiones que olvidamos:

  • Jesús es asesinado. La cruz es un asesinato, es la pena de muerte infame reservada a los infames.
  • El proceso lo lleva adelante gente religiosa, la elite del sanedrín, los sumos sacerdotes.
  • Los que se creen justos y con derechos delante de Dios y el pueblo judío, son quienes la provocan.

En momentos de acusaciones y condenas fáciles, de violencias de los que se llaman buenos, de desprecio por los marginados o marginalizados, me está bueno recordarlo.
Mirar al crucificado y a los crucificados.
Elegir no estar entre los impecables.

12 de abril de 2014

No me des una mano

Imposible, imposible, imposible razonar con algunos seres humanos.
Me pasó ayer mismo con una persona. No había manera de seguir una línea racional, de sumar aunque sea la duda sobre la propia percepción, la posibilidad de una realidad más grande que la mirada parcializada.

Ni por vía de razonamientos. Ni por vía del humor. Ni por vía de la ridiculización. Nada.
A toda costa buscaba argumentos para afirmarse en su postura -insostenible, por donde se la mirara-. Fuera de eje, fuera de foco, de marco. Necesitaba que validaran su desborde, su desprecio, su miedo, su locura, su pánico.

Intenté, juro que intenté abrir a una posibilidad diferente, menos tremendista. Nada.
Al final, no entiendo para qué algunos piden ayuda si lo que quieren es hundirse. A no ser que esa sea la ayuda que buscan: ser hundidos.
No está en mi vocación, gracias.

11 de abril de 2014

Ciento por uno II

Otro momento. Estábamos en el Puerto de Frutos, Tigre. Rory vio un mosaico y le explicaba a Fianna que es un "dibujo con pedacitos de azulejos que ya hacían los romanos". Este tenía, además, espejos, y era una escena del Delta.

Rory avanzó y nos quedamos con Fianna y sus cinco años mirando y descubriendo peces, un niño pescando, una nena tomando mate, con pelo como el suyo, el agua marrón, los barcos, las flores. las frutas -lots of cherries, veía-. Unos kayaks, un bote fueron la excusa para que me contase que al día siguiente iba a andar en kayak. Mientras, buceaba en mi cerebro buscando palabras para decir troncos, caña de pescar, neumáticos, para jugar a buscarlos en el mural. Se reía cuando los encontrábamos. Un nene de mosaicos con la remera de Tigre. Obvio que le conté qué eran esos colores.

A metros, no más, la imagen del mosaico era real: el río con las chatas y los troncos, la fruta. Íbamos del mural a mirar los barcos, el canal marrón, los postes con neumáticos y nos sorprendía lo bien que estaba representado, los bordes de las imágenes, la sonrisa de la nena.
La del mural y la de Fianna, el mismo pelo, la misma sonrisa.

10 de abril de 2014

Ciento por uno

Después de 10 años nos encontramos con Mariana, una vieja amiga que vive muy lejos, con su esposo Rory y los peques, Santi de 10, Fianna, de 5. La última vez que nos habíamos encontrado fueron 30 minutos, diez años atrás. Santi era un bebé que cargué por unos instantes.

Vía Facebook, Santiago había visto unas ¿pelis? stop-motion primitivísimas que hice con Playmobils. Le gustaron, me contó la madre. Cuando nos encontramos ayer, conociéndonos casi, me regaló un Playmobil que trajo para mí. Casi lloro de emoción: lo armó -junto a su hermana-, me lo dio, se lo agradecí: un cowboy con cara de malo, sombrero y rifle (no es el de la fotito).

Mientras almorzábamos al aire libre, con solcito y brisa, me lo pidió. Comenzó a sacarle fotos con la tablet, lo corría, acomodaba, acercaba. Los grandes seguíamos charlando cuando nos mostró una maravilla que había hecho ahí mismo: el muñeco caminaba por la mesa, empujaba el servilletero, lo rodeaba, bajaba caminado por el brazo de la silla y desaparecía debajo de la mesa. Bellísimo. Le pidió a Mariana su teléfono -el de él- y me mostró otro que había hecho tiempo atrás en su casa: un muñeco iba hacia su casa rodante, entraba, cerraba la puerta, se acomodaba, manejaba... No sabía cómo decirle cuánto me gustaba lo que me estaba mostrando.

Ya en casa traje mis muñecos -hombre grande...- y les dije que eligieran. Fianna no dudó; Santi no quería porque eran mis tesoros. No sé si se da cuenta de cuánto más me regaló.

9 de abril de 2014

Visita breve

Hace un mes largo que no veo a O, una vieji de 82. Me cuentan que anda medio mal de las piernas y que no sale mucho. Averiguo dónde vive -en verdad sé, pero me acuerdo la casa y no la calle- y voy a visitarla. Llueve. Me recibe contenta, me hace pasar. A toda costa quiere darme algo para comer. Es media mañana y sólo acepto algo fresco, un poco de soda. Me trae el sifón y un vaso: fresca, sabrosa...

Nos sentamos a la mesa de la cocina-sala-comedor. Hay una olla al fuego, ya está preparando el almuerzo para ella y su hijo que, separado por segunda vez, volvió a la casa de la madre. Pienso que me desesperaría vivir en ese pandemonio de cosas. La radio me aturde y ella, medio sorda, habla con voz potente. Desde la ventana desvencijada se ve el jardincito, orgullo de la dueña. Anda con algunas ñañas nuevas; le pregunto si fue al médico. Me cuenta cosas del barrio.

Me dice que en un mes ya no tiene que pagar un crédito que sacó por su hijo. Que como no sabe si llega a los 83, con ese "extra" que ahorrará del crédito un par de meses, más el aguinaldo, va a hacer una comida para el 20 de julio, día del amigo, que cae domingo. Me invita porque soy su amigo. Me tengo que ir. Cuando estamos saliendo me muestra sus plantas: una palta enorme, dos laureles, limonero, orquídeas, naranjo, varias aromáticas. Quedamos en que el domingo nos vemos. Sale el sol.

8 de abril de 2014

No tan puro

Y sí, definirse, con la transitoriedad humilde de los ensayos, no está mal.
Ponerse límites: hasta acá llego y hasta acá te dejo llegar.
Aceptar y tolerar la diversidad pero no cualquier diversidad.
Poder sentir que un par de cosas son claras e irrenunciables. Otro par se negocian. Otras ni hablar.

Abrazar mi oscuridad interna, el odio del que soy capaz, la bronca que me brota. Bienvenirlas.
Porque están y son mías. Ellas mías, no yo de ellas.
Por eso puedo hacerlas a un lado luego de mirarlas largo rato. Ponerles límite a ellas y tratar, intentar, ensayar, probar otro camino. 

7 de abril de 2014

Gente (no) como uno

"La gente", esa entelequia que opina, dice, piensa. Que marca diferencias: la gente por un lado, los demás por otros. La gente está cansada de los delincuentes, que parecen no ser gente. La gente dice que no quiere corrupción, como si los perros fueran los corruptos. La gente no piensa, dice alguien superior. La gente es estúpida, o mala, o traicionera, afirman.

"La gente", esa entelequia, define que hay otros que no son gente. O no tan gente como nosotros.

Reclamo para mí la categoría "gente" y digo: hay gente maravillosa. Gente que le pone cara a la entrega. Gente que piensa, que no es mala, que no se cansa, que opina con fundamento y trabaja con más fundamento aún.

Gente muy gente que, incluso, se anima a construir y buscar donde otros ven escoria.
Gente que sí.

6 de abril de 2014

A los saltos

Las liebres, al ver una luz intensa, por unos momentos se encandila y desorienta. Si no reacciona pronto, los predadores, humanos u otros animales, pueden cazarla; pero si reacciona a tiempo, comienza a correr en zig-zag, no sé si para distraer o porque no sabe adónde ir.

He sentido parecido: se me revela una idea, se manifiesta una intuición y por un momento esa revelación tiñe cada rincón y aspecto de pensamiento, algunos impensados. Poco después, quedo como borracho, con un exceso de información que no puedo procesar. Si no reacciono y no acuno tranquilo lo que está manifestando, lo pierdo. Si lo fuerzo, también.

No termino de aprender.

5 de abril de 2014

Profunda oquedad

La gente demasiado básica me desanima.
La gente demasiado enroscada, también.

Si no sos capaz un par de ideas, de pegarte un recorrido por el propio interior, de compartir un momento de silencio sin desesperar, de deleitarte con unos fideos con manteca y también con una comida exótica, de leer algo más que los zócalos de la TV o los titulares del diario, paso.

Si sólo sos capaz de hablar en abstracciones, si solo hablás de vos, si tu silencio es pura neurosis, si sólo comés sushi o las milanesas dee tu madre, si leés Derrida y no podés sentarte en la peluquería a esperar con una Caras, Paparazzi o El Gráfico, también paso.

Pero si vas y venís rebotando entre todo, podemos charlar.

4 de abril de 2014

Ojos enjaulados

Liberar la mirada. Purificarla.

Cuando el esclavo se ve desde la mirada del amo.
Cuando la mujer violentada se percibe desde el que la violenta.
Cuando el oprimido oprime a otros repitiendo el círculo.
Cuando nos roban los ricos y desconfiamos de los pobres.
Cuando reclamamos derechos que no les reconocemos a otros.
Cuando dejamos que otro mire por nosotros.
Cuando el blanco menosprecia al morocho y este al negro y este al coreano.
Cuando no damos en la talla impuesta y nos amargamos.
Cuando repetimos violencias de las que nos quejamos.

Colirio necesario.

3 de abril de 2014

Globos y torta

Estábamos celebrando un cumple, los 40 de Costi. Comíamos y charlábamos -para variar-. Cuando trajeron la torta, cantamos el Feliz Cumpleaños y la cumpleañera sopló las velas, Celi buscó en Youtube la versión del Feliz Cumpleaños que cantaban Los Parchís más de 30 años atrás. Me fui inmediatamente a los cumples de la infancia, a un momento que detestaba: la piñata.

Un globo inmenso, lleno de caramelos, papeles, juguetes horribles de plástico. Lo reventaba el festejado y ahí el acabóse: la horda de niños y niñas matándose por esos premios, acaparando, llenándose bolsillos, remeras, lo que fuere. Lo detestaba por varias cosas: no me gustó nunca el amontonamiento; y verme arrojado, empujado y violentado, no me agradaba especialmente; además, esforzarse por tan poca cosa me parecía ridículo, habiendo comida y bolsita que luego traería los mismos caramelos, los mismos juguetes; por no decir la vergüenza ajena que me causaba la avidez de querer quedarse con todo sin mirar a los costados.
Solía, por eso, quedarme atrás, dejar que la horda se amasijase por dos caramelos -o en el peor de los casos, terminaban bañados en harina-. No valía la pena.

Sigo viendo muchas actitudes similares. Sigo mirando igual.

2 de abril de 2014

Reiterativo

Es doloroso ver cómo encontramos más argumentos para odiar, descalificar, segregar, despreciar, justificar que para construir, abarcar...

Las expresiones leídas u oídas a comunicadores sociales son paupérrimas: la crispación, los tonos dramáticos, las palabras apocalípticas, el deseo encubierto de sangre, el posicionarse fuera del conflicto o dentro, sólo para aclarar que son de los buenos... la impresión de una larvada alegría al ver el caos.

Todo, claro, con una indignación hacia los otros, los políticos, los ladrones, los violentos... todos esos otros que no son yo.

De sumar, ni hablemos.

1 de abril de 2014

No, gracias, yo no II

Sigo leyendo y escuchando justificaciones ante las aberrantes golpizas a un supuesto ratero en Rosario -quien finalmente murió- y otro que robó una cartera y dejaron de golpear cuando los agresores huyeron, cobardes, al llegar la policía.

La insistencia de algunos en exculpar a los agresores o justificarlos es proporcional a la brutalidad demostrada: falta de justicia, cansancio, ausencia de estado... Un estado presente como el del Tercer Reich, acunó el Holocausto. Un estado omnipresente, como el de Estados Unidos, propició el linchamiento de Rodney King en el '91. Un estado policíaco, como el que tuvimos en la dictadura, produjo lo que produjo.

"Hay que escuchar al pueblo", decía alguien. "Nos estamos cansando", decía otro. "Los vecinos lo hacen porque hay un estado ausente", decía un diputado nacional.

Lo que se malesconde detrás de esas afirmaciones es tan peligroso.