Gente que se dio una vuelta


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31 de octubre de 2012

Compás de espera

"La distancia entre el deseo y la realidad es, en sí, una zona marginal, al menos en sentido amplio. Sólo se es consciente de esa zona liminal si se ha podido explorar ambas márgenes, en mayor o menor medida."

Eso decía Mariana en un lindo intercambio a raíz de la entrada de ayer (Cats and dogs). Nunca se puede controlar lo que las palabras propias despiertan en el otro, en la otra. Pero a veces encuentro ecos que suenan en el mismo lugar donde nacieron; que vibran en una cuerda similar.

Me hago eco, ahora, de la posibilidad de reconocer los márgenes, de explorar ambos lados. Se me presenta la imagen del compás: con un extremo firme, seguro, podemos estirar los garabatos, los círculos. Ser elásticos, flexibles. Animarnos a mirar lo que sentimos ajeno, lejano u oscuro y, que en verdad, es parte de lo que somos, la sombra que proyectamos, que acompaña.

Negar que podemos ser monstruos es alimentar la bestia. Tentar al diablo, decían las abuelas.

30 de octubre de 2012

Cats and dogs

Una tormenta de esas que azotan Buenos Aires. 5,10 am me desvelé. Entraba agua por goteras inéditas y renovadas. El living estaba lleno de agua. A regañadientes puse algunas toallas como para ir absorbiendo y evitar mayores desbordes. Prendo la TV, y veo imágenes medio dantescas de un lluvia épica. Ni la tierra puede absorber ni los desagües dan abasto.

Me malhumora el madrugón, la humedad en la casa, las goteras. Pensar en salir me da un tedio atroz.
Con un café intento despejarme y alentarme. De pronto, como un rayo, me golpean la conciencia los que viven en la calle; los que tienen casillas de cartón y chapas, los que inevitablemente están en la tormenta yendo a trabajar mientras tomo mi café.

Me caigo de traste en mi burguesía.

29 de octubre de 2012

Pequeños goces

Unos mates debajo del álamo del fondo. El olorcito a pan tostado. Dibujar con un niño. Mirar a través de un caleidoscopio. Alguna música. Los libros y las palabras. Un abrazo. El café. Jugar a actuar. Una foto que salió bien. La brisa siempre. A veces el viento. Cocinar para amigos. Comer con ellos. Viajar. Volver. La ducha de la mañana. Un vaso de cerveza helada. Amasar y que la levadura actúe. Descubrir un sabor nuevo. La ironía superadora. Una peli. Llamarla a Loli cuando hay luna llena. Que llame ella antes. Ver a mi madre con sus nietos o bisnietas. Las mañanas de primavera y el sol del otoño. Charlar y encontrarse. Mirar gente en el tren. Una siesta. Los jazmines y azahares. Descubrir algo que nos confirma.

Mil cosas más.

28 de octubre de 2012

Excusas caducas

Pudiendo haber sido cualquier otra cosa, devenimos esto que somos hoy y ahora. La genética, la crianza, los entretejidos sociales, las opciones, la educación, los traumas, los inconscientes colectivos, los deseos de mamá, las proyecciones de papá, la alquimia del agua, las inquietudes personales, las quietudes ajenas, la religión, la superstición, la fe que recibí, la fe que conservé, las decepciones que causé, las que me causaron, las expectativas desmedidas, las sorpresivas demandas.

Todos eso, claro. No hay excusa. A hacerse cargo.

27 de octubre de 2012

Dis-lalia

Estos últimos días estuve escuchando a varios chicos de entre 8 y 13 años. En muchos me sorprendió la poca capacidad de comunicar/se. Es decir: la falta de palabras para decir y decirse. Algunas honrosas excepciones, claro. Pero la mayoría apenas algún monosílabo, palabras aisladas. Sin graduación, sin gradualidad. 

Sé, claro, que el lenguaje y el pensamiento se van desarrollando, que la abstracción se adquiere a eso de los 12 o 13 años, que no es lo mismo un nene de 6 que uno de 9 -Piaget me sonríe desde algún rincón-. 

Igualmente me dejó como un gustito raro. ¿Cómo serán estos chicos de adultos? ¿Podrán encontrar las palabras para subir y bajar la montaña rusa que es lo humano? ¿Se dirán? ¿Cómo? 
Me da algo como pena. 

26 de octubre de 2012

Sana envidia

Releo -para variar- un libro que me gustó. Suelo hacerlo para poner más atención en algunas pistas que el autor dio, que se me hayan pasado por alto; o para tener una perspectiva diferente.

Vuelvo a encontrar algunas frases maravillosamente logradas. Descripciones de algún estado anímico; una narración acertadísima; una imagen acabada. A veces me encuentro con cosas subrayadas por mí mismo. Costumbre que ya no me importa si es o no buena. Párrafos que en su momento me dijeron, quizá menos ahora; otros que leo con nueva luz.

Vuelvo a sentir la envidia ante el creador/la creadora de ese mundo, de ese relato, de esa historia.
Vuelvo a sentir que me encantaría lograrlo.
Dones, que le dicen.

25 de octubre de 2012

Mentiras (im)piadosas.

"Lo último que se pierde es la esperanza", miente el refrán. Miente, porque lo primero que se pierde, claramente, es la esperanza.

No hablo de las esperancitas menores, bobas: ojalá que gane mi cuadro, ojalá que mañana haya sol. Hablo de las esperanzas que significan, que dinamizan, que sostienen. La esperanza que se muere con cada muerte, fracaso, frustración, decepción. La esperanza que hace duelo, que duele. Esa que, al morir, cercena el horizonte.

Esa es la primera que se pierde.
Ahora, que se empecine en resucitar renovada, es otra cosa.

24 de octubre de 2012

Mil


Mil.

Esa es la cantidad de entradas que ha alcanzado este ¿blog? que no tiene más coherencia que la de haber sido, estar siendo, escrito por mí.

De lo cotidiano a lo que me cuestiona; lo que cuestiono de lo cotidiano. De lo serio a lo irónico. De lo esperanzado a lo desangelado. De la muerte al nacimiento. De la fe al descreimiento. De lo familiar a lo ajeno. Del asombro al repudio. De la incorrección política al reaccionario. Del centro a los bordes. De la bronca al abrazo. De la alegría al desprecio. De la indiferencia al compromiso.  Del arte al ridículo. De la poesía al grito.

Algunos de los paisajes recorridos. Esos y los del medio, claro
Con momentos de diálogo e intercambio. O de silencio. O de mejor callar.
Con afirmaciones que contradicen a otras, como cualquiera.
Ni más puro, ni más perfecto. Tan coherente como puedo. Tan consecuente como me sale.
Pero siendo lo más yo posible.
Un desafío no menor.

23 de octubre de 2012

Madre regalada

El domingo celebrábamos el día de la madre. Como buenos hijos fuimos a almorzar con mamá que nos agasajó con unos fideos caserísimos. Pocas veces le han salido tan ricos.

De regalo había pedido una cartera negra, grande y moderna. Por suerte acerté y le gustó. Cuidé que fuese lo suficientemente moderna para sus 74 años y lo suficientemente grande como para que no sucumba bajo su peso si la carga demasiado. El color fue más sencillo.

La cartera se hizo parábola. A su edad, a su modo, mamá se ha actualizado, se hizo más espaciosa, más acogedora, más amplia. 

22 de octubre de 2012

Contaminación

A veces cuando termino de lavar la ropa, me doy cuenta que había metido algo que destiñó y manchó el resto de las cosas. La última vez fue una media azul, mínima, olvidada en el lavarropas. Remeras, calzones, camisas quedaron entre celestes y verdosas, más una con un batik bastante logrado.

Me llevó a pensar: ¿cuántas cosas pequeñas y olvidadas en algún rincón contaminan/arruinan/manchan nuestras experiencias, opciones, decisiones? Sin que nos demos cuenta, incluso.

Y a la vez, por suerte, cuántas otras, contagian para bien, perfuman, animan. Aunque no lo notemos.

21 de octubre de 2012

¿Me repite la pregunta?

Cuando hacemos una pregunta, ¿cuántas veces nos importa la respuesta? 
Digo: me sucede, demasiado a menudo, que cuando me preguntan algo y no doy la respuesta que el otro espera, queda en evidencia que la pregunta no era tal. 

¿Qué era? Capaz una orden disfrazada; o un pedido camuflado; o una afirmación escondida.

Casi seguro que yo hago lo mismo.

Hagamos un honesto silencio antes de hablar.

20 de octubre de 2012

Terrores nocturnos

  1. Me encuentro en una situación angustiante, violenta.
  2. Intento entender qué está sucediendo.
  3. En una semiconciencia, me digo que es un sueño.
  4. Me calma saberlo.
  5. Me adormezco.
  6. Vuelvo al comienzo.
Los pasos se repiten infinitas veces. Tantas y tan infinitas como caben en una noche.
A vivir.

19 de octubre de 2012

Días de Cine VI

Chechu volvió a prestarme una película, Las nieves del Kilimanjaro, francesa, del 2011. Michel y Marie-Claire, los protagonistas. Trabajadores, de izquierda. Ella limpia casas, él, sindicalista, acaba de quedar desempleado. Son felices. Sus hijos y amigos les regalan un viaje a África, para que conozcan el Kilimanjaro y sus nieves (http://www.youtube.com/watch?v=Mf1vBzl6ei4), nombrados en su canción.

Lo cotidiano, la familia, los valores de los mayores idealistas y los jóvenes más pragmáticos, un conflicto que los confronta, la conciencia fiel a sí misma. El amor, más fiel aún. Suma, y mucho, la fotografía, la calidez de las interpretaciones, la calidad de las miradas.

¿Por qué me gustó? Creo que por estar a caballo entre las generaciones, por entender y comulgar con ambos, por tanto humano en común.
Qué lindo encontrar historias pequeñas y gigantescas como esta.

18 de octubre de 2012

Éxodos II

Me vino a la memoria una persona que solía acompañar en algunas cuestiones. Una historia complicada de la que había salido más o menos airosamente. Esas infancias feas, duras, seguida por adolescencia no mucho mejor. Depresiones, intentos de suicidios pasados, alguna internación.

Cada vez que estaba bien, que se le abría alguna oportunidad de desarrollo, de crecimiento, de pareja, de lo que fuere, volvía atrás: necesitaba reafirmarse en su lugar de seguridad. Siendo la enferma, la loca, la pobrecita podía mantenerse a salvo.

Caso extremo, claro. Pero ilustra la idea. Preferimos la seguridad de las esclavitudes al riesgo de las libertades.

17 de octubre de 2012

Éxodos

Cuando el pueblo judío escapa de la esclavitud en Egipto, en una gesta agrandada por las leyendas, exagerada como todo relato de los orígenes, simultáneamente comienzan la libertad y las quejas:
¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto!, éramos esclavos pero al menos nos llenábamos la panza... (tradición recogida en el libro del Éxodo, capítulo 16).

No tomo la anécdota desde el lado religioso, para nada. Sino que constato en muchas personas, en muchos planos, de muchas maneras, cómo la esclavitud suele preferirse porque da seguridad: la relación disfuncional y/o violenta; la religiosidad opresiva, el vínculo que nos aliena.

Más vale malo conocido, dice el refrán.
Qué pena, che,

16 de octubre de 2012

Autobombo

Ayer estuve en una charla que daba una autoridad en temas en los que toco de oído. No, pará: de oído no tanto, pero menos académicamente.

Escuchándolo, con respeto y admiración, me alegró mucho comprobar que no sonaba tan distinto a lo que pienso/pensamos con otros, lo que decimos, lo que creemos, lo que deseamos.

Vienen tan bien estas confirmaciones.
Acarician y empujan.

15 de octubre de 2012

Mesas

El sábado un amigo festejaba su cumpleaños. Nos invitaron, él y su novio, a compartir algo en su casa. Fue momento de reencontrarme con personas que hace rato no veía. Gracias a que estaban los sobrinos del cumpleañero, el promedio de edad descendía de los cuarentipico a los veintialgo. Pobre consuelo, claro.

Fue momento de ver cómo hemos madurado, crecido. Algunos mostraban fotos de sus niños -sí, eso que nos parecía decadente-; otra contaba de los encuentros de catequesis que está haciendo con uno de sus hijos; otros recordábamos cuestiones de décadas ¡horror! atrás.

Si años atrás nos hubiesen dicho que una pareja de varones nos iba a congregar y que no íbamos a tener problemas, no lo hubiéramos creído. Tan fundamentalistas y puros éramos.

Qué bueno darnos cuenta. Lo celebro.

14 de octubre de 2012

De a pasos II

"Y ser lo suficientemente humildes para avanzar con ese poco de luz que tenemos."

Comentando esto con un alguien le parecía poco absoluta la propuesta. La racionalidad le pedía más: más seguridades, más certezas, más claridad.

Justamente: es necesario dejar la racionalidad de a ratos. O ser racionales de una manera diferente, con otra lógica. Si no, no se puede.

13 de octubre de 2012

De cuando en vez

Unas semanas atrás, un viernes, tarde a la noche me llamaron preguntándome si podía dar una charla el domingo por la noche. El tema me interesaba, sabía que tenía resto, no me suponía un esfuerzo desmedido, dije que sí. En un poco más de media hora preparé un esquema de lo que iba a hacer. Lo fui puliendo de a ratos las 48 horas siguientes.

Llegado el momento de compartirlo donde me habían pedido, superado a medias el nerviosismo renovado de hablar en público, pudimos interactuar, compartir, cuestionar, pensar, sospechar, reconocer junto a los que formaban la audiencia. Una hora y media que pasó rapidísimo. Como corresponde cuando algo nos apasiona.

Volviendo a casa me acompañó la sensación de plenitud, tan extraña.
Una pena que -nos- sea tan extraña.

12 de octubre de 2012

De a pasos

Cuando intento, intentamos responder alguna pregunta más o menos vital (desde la existencia de D/dios/a/es/as, el sentido de la vida, cómo entender el sufrimiento, la posibilidad del amor absoluto) tenemos que bancarnos las respuestas parciales y contradictorias. Digo: podemos encontrar algunas respuestas que orienten, conformen, iluminen  cierta parte de la pregunta.

Y ser lo suficientemente humildes para avanzar con ese poco de luz que tenemos.

11 de octubre de 2012

Muerte exitosa

Estaba esperando en un negocio que terminaran de sacarme unas fotocopias y tomé el diario, La Nación, para más datos, como para pasar el tiempo. Dí con los obituarios. Un par de fulanos finados copaban más de una página de avisos fúnebres. Un éxito estas muertes.

No sé quiénes eran, no los conocí. Entiendo la cuestión social, abundante entre los lectores de ese diario. Pero no deja de darme algo impreciso la necesidad de publicitar las condolencias. De hacer público un duelo que probablemente no sea tal. 

Algo como... no sé bien cómo qué. 

10 de octubre de 2012

Nieta 107

Ayer se anunció recuperación de la nieta nº107 -http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-205220-2012-10-09.html-. Suma a la noticia que su madre, detenida/secuestrada ilegalmente, recuperó la libertad luego de darla a luz. Se reencuentra ahora, 35 años después, con su hija.

Cada vez que reaparece un nieto, un hijo, un hermano de los nacidos y apropiados durante la dictadura, me alegra mucho. No sé por qué, porque no tengo nadie cercano que haya atravesado algo así.

Pienso, en parte, que me alegra por la identidad recuperada luego de tanta mentira, de una identidad verdadera después de una falsa. Identidad que tiene que ver, para mí, no con la negación de la historia más o menos feliz o nefasta con los apropiadores -algunos incluso, sin demasiado conocimiento...-, sino con la afirmación de un origen.
Que tiene que ver con el derecho de los que buscaban y encontraron a la verdad, al abrazo tanto tiempo negado. Que tiene que ver con una herida que cicatriza un poco más.

Por esto, creo me alegro. Y por tanto más.

9 de octubre de 2012

Imposibles reales

Cuando hay cosas que me parecen evidentes me cuesta mucho entender que no lo sean para otros. Convengamos que, si bien hay campos más opinables y subjetivos, otras cosas son como más "claras".

Por decir: si te pido que cuentes cuántas veces aparece la letra j en la palabra desilusión, no hay manera que la respuesta sea otra que 'ninguna vez'.

O si necesito que te fijes si hay sol, la respuesta no puede ser, creo, 'cuatro y veinte'.

Pero no es tan seguro.

8 de octubre de 2012

Facetados

Caras, miles de caras. Rostros, semblantes, faces. Maneras de reconocer/nos, identificarnos, individualizarnos.

Si sumamos que además de las caras físicas tenemos facetas más o menos ocultas, más o menos conocidas.
Si agregamos aquellas que a pesar de propias nos son desconocidas.
Si añadimos las caretas o máscaras que usamos o nos usan.
Si reunimos las que quisiéramos tener y ser.
Si incorporamos lo que creemos ver en nosotros y en otros.

Nos invaden. 
Sin contar los espejos, obviamente.

7 de octubre de 2012

Locos necesarios

Los locos me atraen y me dan miedo al mismo tiempo. La creación de un mundo paralelo, la realidad alterada en el sentido latino del alter/otro, la lógica con que se rige esa realidad otra.

Por algo algunas culturas los creían habitados por otros espíritus, mensajeros de algo que los normales no percibían.

Por eso llamamos locos a los que hacen/sueñan/buscan algo mejor, diferente. Los que van más allá de lo habitual en el arte, en la solidaridad, en la entrega, en el servicio, en la confianza.

Locos lindos.

6 de octubre de 2012

Santito

Tuve que ir a Caballito, barrio porteño. Después de una peripecia en varios colectivos para ir, a la vuelta decidí parar y pasar por el santuario de San Cayetano, en Liniers. En Argentina, a este santo se le tiene mucha devoción y se le pide por el trabajo y el pan. No soy devoto ni piadoso, pero ya que ando cerca...
El santuario de Liniers está en una zona ruidosa, popular, transitada, sucia, que violenta los sentidos.

Hace calor: por las caras y las tonadas, en la calle se adivinan muchos inmigrantes que se apuran para tomar alguno de los cientos de colectivos que pasan por la zona. Olores. A comida, a fritura, a pis, a basura. Bocinazos y músicas a todo volumen. Colores en un negocio de ropa para cultos africanistas. Pegoteo de 27 grados. Gente pidiendo. Tirada.

En el templo suena música gregoriana, creo. Hay silencio. Está más fresco. Unas cuarenta personas descansan, rezan, caminan, tocan las imágenes; se detienen frente al "dueño de casa", Cayetano. Miro al santo, miro a la gente, rezo un poco por los muchos míos, por estos que veo. Algo sagrado se percibe en el ambiente. Salgo.

Un remanso.

5 de octubre de 2012

Con gloria morir

Cuando aprendí que antes de ser un país libre y soberano, habíamos sido colonia de España, en mi fantasía de niño creía que los españoles nos odiaban. El razonamiento, simple: éramos de ellos; nos rebelamos, no nos quieren más. Un análisis,claro, más de relación padres-hijos que de política internacional. Pero era lo que me salía.

Cuando más adelante me enseñaron que en realidad, entre 1810 y 1816 hubo idas y vueltas, empecé a entender que la cosa era más compleja. El virreinato del Río de la Plata aún no era la Argentina, pero casi.

Después las cosas se fueron haciendo más complejas: no todos pensaban lo mismo sobre el modo de ser un nuevo país: unitarios, federales, civilización, barbarie, ilustrados, ignorantes, cabecitas, gringos... Algo se fue armando.

De la simplicidad inicial al complejo devenir, creció también mi mirada, mi entendimiento, yo mismo.
¿Será que hay que quienes eligen no crecer?




4 de octubre de 2012

Blame it on lo que sea

La feria de la humanidad que se da cita en el tren es fascinante. Aunque no lo utilizo demasiado a menudo, cuando lo hago es casi imposible que me concentre y pueda leer algo. Me distraigo mirando y escuchando a las personas, lo que conversan, lo que leen, lo que hacen.

Ayer me tocó un hombre que pedía, alrededor de 30 años, tan difíciles de calcular... Morrudo, bajo, morocho, caminaba con alguna dificultad forzada. Lo bueno era el tono moral de su discurso: "Como no he hecho caso a mis padres de chico, ahora estoy forzado a mendigar, no tengo pensión ni nada". 

La duda que se me instaló en en qué no les había hecho caso. Y que si fuese por eso, en el mundo no seríamos más que mendigos.

3 de octubre de 2012

Conciencia precoz II

Cuando narro algunos recuerdos de la niñez hay quien cree que invento. Que son recuerdos de algo que me contaron. Que difícilmente pueda haber tenido conciencia refleja. Que...

He comprobado que mi familia no recuerda algunas cosas hasta que pregunto por ella: algún paisaje, la nieve, alguna melodía: ¡Pero si aún no tenías ni tres años!. Pero me acuerdo de mi tía Coca, cantando unos versos repetidos que, cuando terminaban, era señal que nos íbamos a meter la cabeza bajo el agua.

O una mañana que mientras desayunaba -debían ser vacaciones o un fin de semana-, tocó el timbre una chica, pidiendo algo para comer. Abuela, contrariamente a lo habitual, no le dio nada, quien sabe por qué.
Ese mañana no pude terminar el café con leche.

¿En qué recodo me perdí?

2 de octubre de 2012

Conciencia precoz

Mi padre me llevó al circo por primera vez cuando yo tenía cuatro años. Hacía frío. Circo de carpa, de los de antes.

Entre los enanos, los payasos y algún trapecista, había alguien disfrazado de Pantera Rosa. Disfraz sucio, descuidado.

Yo sabía que era alguien. Que estaba disfrazado. Y sabía que tenía frío.

La imagen de esa Pantera Rosa -que reconocía falsa, apócrifa- me acompañó varios días. Me daba lástima, pena. Pensaba, como se puede pensar a los cuatro años y pico, que la pobre persona que estaba adentro tendría hambre; no sé por qué, pero pensar en eso me hacía sufrir por el o la que estaba adentro del disfraz.

Ahora a la distancia puedo ponerle palabras: sentía que era poco digno que alguien tuviese que tener frío o hambre para que otros la pasaran bien.

1 de octubre de 2012

Adicciones

Había llevado a espiralar -¿se dirá así?- unas fotocopias y tenía que hacer tiempo. Poco, unos 15 minutos.

Al lado del negocio donde estaba, había otro de... libros usados. Un espacio mínimo, con más libros que la Biblioteca Nacional. Bueno, si no queda otra, me dije. Y fui a hacer tiempo. Mientras estaba mirando, recordé que quiero conseguir un libro y no lo encuentro por ningún lado.
-Disculpe, le digo al señor que atiende, ¿tiene tal libro?

Busca en el archivo de la computadora.
-No, no lo tengo. Pero fijate acá a dos cuadras, que hay otra librería de usados.

Doy las gracias; salgo. Busco la otra librería. Pregunto por el libro. No lo tienen. Miro un poco.
Termino con una buena edición de Misteriosa Buenos Aires que estaba tan barata que no pude resistir. Y La Ilíada y La Odisea, en una edición vieja, de Espasa Calpe. Que leeré por "cultura general", ponele.

Menos mal que no se me dio por las drogas. Estaría en la quiebra.