Gente que se dio una vuelta


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31 de enero de 2014

¡Juguetes!

Fui a una juguetería para comprar el regalo de Manuel que llega a los 6 años. Una de esos lugares
que sólo venden juguetes, juegos y cosas así. El paraíso del niño que tenemos adentro, podríamos decir.

Gracias a que la mamá me orientó en lo que le anda gustando, encontré en seguida unos Legos con piratas. Rápido. Miro hacia abajo y me encuentro con un par de cajas inmensas de Playmobils, de esas que traen mil cosas y cientos de muñecos. Si me sobrase el dinero, me las compraba.

Uno de mis juguetes preferidos fue, justamente, una caja no tan grande, pero para aquellos años lo era. Mi padrino que venía cada tanto de Estados Unidos me llevó a comprarla y me dejó elegirla. Era la corte de un rey, con reina, soldados, caballos, copas, mesas... La felicidad en plástico duro.

Hoy día sigo recordando esos muñecos como el summum. 
Cada vez que puedo, vuelvo a jugar, no ya con esos, sino con otros Playmobils. Vuelvo a un lugar sagrado.

30 de enero de 2014

Días de cine VII

August, Osage County. La vi hace un par de noches. Está basada en una obra de teatro que se estrenó también en Argentina, pero que no fui a ver.

Agosto, en el hemisferio norte, es un mes caluroso. En Osage County, en el medio de la nada, se siente, de percibe, se nota. Hace un calor opresivo. El clima es opresivo. 

Una reunión familiar luego de la muerte del pater familias. Tres hermanas, el esposo y la hija de una, el prometido de otra, la viuda, unos tíos, un primo, una cocinera/sirvienta india. Me recordó, en algunas cosas, a Festen (1998, de la serie de películas hechas bajo el manifiesto Dogma). Actuaciones soberbias de Meryl Streep en contrapunto con Julia Roberts. Ewan McGregor y Benedict Cumberbatch aportan lo suyo.

Secretos, sobreentendidos, rencores, amores, afectos. Choques, abrazos, fotos. Hasta que todo y nada estalla. Pensaba, sentía: qué tan cerca está cualquier reunión familiar de terminar en algo así.  
Quizá por eso estas pelis atraen y repelen tanto. 
Por posibles.

No se van a divertir, eso seguro. Sin embargo, a veces está bueno no divertirse.

29 de enero de 2014

La coherencia ante todo. Not.

¿A vos te parece que X puede haber dicho tal cosa?, le pregunto yo -varios más también- a una persona querida y conocida que postea en Facebook un supuesto comentario de un actor.

Leyéndolo, no necesitaba pasar del tercer renglón para saber que era un apócrifo, de tantos que circulan con denuncias, declaraciones grandilocuentes, exposiciones de datos y hechos inverificables.  

La respuesta fue: Me lo mandaron y simplemente estaba de acuerdo y lo publiqué, la verdad es que no se si XX lo dijo pero me gustó.

Es decir: importa más lo que me gusta -porque me dice, me refleja, me escuda- que la verdad de lo que digo y transmito, por más que transmita que no está bueno mentir, robar, o lo que sea.
Así estamos.

28 de enero de 2014

Panza arriba

Los dos días que pasamos en Entre Ríos, además de calurosos, tuvieron algunos momentos atesorables.
Uno que guardo: noche cerrada, sin luna, un cielo que no daba más de estrellas.
Nos tiramos panza arriba con Pipe y Manuel -4 y 6-.

Primero, la consigna fue escuchar los animales: teros, grillos, vacas, alguna oveja, ranas, unos pájaros que no sabíamos qué eran... De pronto aparecieron luciérnagas. Hace años que no se ven por Buenos Aires. Creo que Pipe no las conocía.

Luego, miramos las estrellas: las Tres Marías, el mango de la sartén (Manu me lo enseñó, es parte de Orión, creo-, la Cruz del Sur, algunos satélites.

No habrán sido más de diez minutos. La oscuridad nos dio miedo -no diré a quién, a todos-.
Sin embargo, esos minutos rozan la belleza de lo eterno.

27 de enero de 2014

Sin cadenas II

Alguien me decía que las renuncias de las que hablaba le sonaba a achanchamiento, a pseudo budismo, a las uvas están verdes, como decía la fábula de la zorra.

¿Es eso? Al menos no es lo que intento decir, para nada. Los ideales, las metas -aunque altas/arduas- están buenas, son necesarias. Superarnos es una manera de desarrollarnos, de crecer, no hay dudas.

Tiene que ver, creo, con lo que de otra manera decía en ¡En cinco a escena! hace unos días. 
Si no nos animamos a errar, mejor ni intentarlo.
Si nos perdemos, al menos salimos de casa.
Si dejamos de perseguir la felicidad como un perro persigue su cola, capaz nos sorprende una felicidad diferente.

No es conformarse con poco, con menos. Es aspirar a más. Sin presión ni obligación.

26 de enero de 2014

Sin cadenas

Renunciar a las exigencias. Las impuestas y las creadas. Las ajenas, las propias, las innatas y las adquiridas.

Las que no nos permiten relajarnos. Las que so pretexto de mejora futura nos exprimen el buen presente. Las que con ilusión de completud, nos exigen parte del alma. 

Renunciar a la exigencia de la perfección, de la autosuperación; a la exigencia de contentar a todos todo el tiempo en todo aspecto. Renunciar, incluso, a la exigencia de la felicidad.

Y que sea.

25 de enero de 2014

Ay, carajito...

Una de mis "novias", María, anda arriba de los 80. Hoy, cuando la veo me cuenta:

-Nunca estuve tan triste en mi vida... murió mi hija, la que vive en Miami. El lunes hablé con ella, estaba con mucha tos. El miércoles murió.

Nos abrazamos. Lloraba casi sin lágrimas.  No puede viajar porque no tiene visa para entrar a los Estados Unidos. Tampoco la tienen sus nietos. No pudo comunicarse con su yerno, quien no habla español. Consiguieron un amigo de sus nietos que hablaba inglés. Así se entera que el domingo será el funeral. Que Elena no quería ser cremada. Que, por lo tanto, no tendrán ni las cenizas de su hija...

María, de pequeña, fue pastora de cabras en el norte argentino; vivía con su abuela. Vino a Buenos Aires y trabajó muchos años como empleada doméstica. Conozco a una familia en cuya casa trabajaba y doy cuenta de cuánto la querían. Crió hijas, nietos, biznietos. Su rostro es andino, indio. Anda lento, porque se agita, sufre de asma. Me divierto haciéndola reír y proponiéndole matrimonio: nunca acepta. Reza mucho, simplemente. Tiene la sabiduría de los años vividos bien.

Hoy fue infinita la ternura que me produjo.
Ganas de decirle que va a pasar, que ya va a pasar. Pero, por más fe que tenemos, sabemos que no es así, que el dolorcito se mantiene.

24 de enero de 2014

¡En cinco a escena!

Ensayar, probar, testear, experimentar, tratar, intentar, buscar, tantear, ir aprendiendo, corregir.

Verbos "no acabados", no definitivos.
Siento, creo, pienso: estaría bueno que nos hubiesen educado, formado más para el ensayo, sin tanta tragedia frente al fallo, al no alcanzar objetivos. 

Si, por caso, un atleta no corre de entrada, si tiene que entrenar, mejorar, superarse, ¿cuánto más entrenamiento y prueba nos merecemos quienes vamos a paso lento? 

Pero si cada paso es evaluado como si de él dependiese toda felicidad, realización -sea la tabla del dos, sea un matrimonio que termina, un negocio que no se da, una posibilidad que se perdió-, se nos acaba la posibilidad del futuro.

Necesitamos aire.

23 de enero de 2014

Allá, allá

Joaquín tiene un año y medio y la sonrisa tirana de un seductor.

Extiende los brazos y mira con ojos tiernos para que lo levante. Una vez en brazos, señala aleatoriamente pidiendo-ordenando: Allá. Vamos para allá sólo para que vuelva a señalar otro allá. Así un buen rato hasta que quiere bajarse, pero en breve comenzará otra ronda

Tantos de más de un año que nunca encuentran el allá que buscan y no por inconformistas que aspiran a más, sino por incapacidad de permanecer en un acá que no es ideal pero que es real, que es desafiante e invita a comprometerse con él.
El allá que puede ser temporal, aquel pasado o ese futuro -que ya no existe o que todavía no existe-; físico, otro país, otro barrio, otro lugar; relacional, otra pareja, otro hijo, padre, jefe; vital, otra vida que nos satisfaga.

Hasta retomar la rueda de alláes.

19 de enero de 2014

Un recreo

Mañana partimos por tres días al campo con unos amigos.
Como suele pasar, no sé si escribiré o no. Si habrán ganas e Internet -que no creo haya-.

Los libero de mí por un par de días.
Me autolibero.

PD: alguna anécdota traeré, casi seguro.

18 de enero de 2014

Incómoda comodidad

Una ola de calor que, a esta altura, es tsunami.

A la noche se cortó la luz y volvió recién cerca del mediodía.
No anda la bomba que sube agua al tanque entonces, en casa no hay agua. Agobio.

Busco baldes, ollas, lo que fuere. Subo agua para tomar. Pongo un par de baldes en el baño. Me "ducho" en el jardín.

En eso estoy cuando me vuelve a asaltar mi burguesa comodidad. Pertenezco a esa parte mínima de la humanidad presente -sin hablar de los miles de años previos- que tiene todos las comodidades: sale agua cuando abro la llave; cocino con gas; si hace calor, puedo poner un ventilador; en invierno, estufas. Como cada día.

Y un rato sin algo me descentra.
Uf...

17 de enero de 2014

Pilas de pilas

Dos o tres veces comencé a ordenar, tirar y/o acomodar papeles, libros, apuntes. Guardo carpetas de la facultad, tarjetas de gente que ni recuerdo quiénes son, libros que hace siglos no leo y probablemente no relea. Ya el año pasado cargué casi treinta y fui a una librería de usados, dejándolos para que los vendiesen, regalasen o lo que fuere.

Estas veces me cuesta más: me pongo a ver apuntes de materias cursadas hace veinte años. Los tiro con la conciencia que me acusa. Las tarjetas lo mismo: siento que traiciono a quien me la regaló, aún cuando ya los traicionó mi memoria, que no recuerda quiénes eran. Los libros, después de la poda del año pasado se han reproducido. Pero no tienen, todavía, el tiempo necesario para seguir su curso.

En cualquier momento me ven en uno de esos programas de Discovery Channel donde aparecen acumuladores compulsivos. Soy el gordito de barba. Saludos a todos los que me conocen.

16 de enero de 2014

Reyes por un rato

Se escuchan a lo lejos los bombos. Las comparsas ensayan para carnaval. Avanza el verano y se
suman los sonidos desde varios lugares: de la Sauce, de la Cava, de San Cayetano, de la Uruguay. El año se va en diseñar trajes, coser lentejuelas, reunir dinero para lo necesario, reclutar nuevos integrantes. 

Con las temperaturas más cálidas comienzan los ensayos, aislados al principio, desbocados en este tiempo. En muchas partes de Buenos Aires florecen.

Nunca me agradaron las murgas. En parte por el ruido tan fuerte de la percusión, en parte por el brillo exagerado que se busca. Sin embargo, debo reconocer, que me impresiona el trance que se apodera de quienes tocan, de quienes bailan. La sincronía, la exhibición sin pudores, el ser parte de un todo coherente, coordinado. La posibilidad de ser reconocidos por las miradas ajenas que tantas otras veces, desprecian. El poder cantar sin vueltas, decirse sin intermediarios, mostrarse orgullosos: la travesti se sabe bella, el enano del barrio no es blanco de burlas, los cuerpos jóvenes y viejos conviven.

Reina el rey Momo.

15 de enero de 2014

Viaje de vuelta II

El "divertimento" propuesto ayer en base a la foto dio como resultado un entrecruce de relatos, opiniones sobre los escritos, anécdotas.

Mariana decía siempre pienso cuántos textos no llegan a nacer...

Me quedé con lo que no llega a nacer: desde un texto, una casa, una relación, una persona, un sueño. Pensaba, empujado por Mari, que en la contingencia del ser es una maravilla lo que es, lo que llegó a estar siendo, lo que fue frente a mil posibles combinaciones -de palabras, ladrillos, parejas, genes, proyectos- frente a tanto que no ha sido.

Permaneciendo en el campo de lo escrito, no más, o mejor dicho de la palabra en general, creo que mucho queda sin nacer, porque no terminamos de creer que valga la pena alumbrarlo, porque no tenemos las herramientas para nombrar y decir, porque creemos que hay que hacerlo perfectamente.

En verdad, el último párrafo es en primerísima persona singular, aunque otros/as se prendan.

14 de enero de 2014

Viaje de vuelta

En el colectivo un hombre tenía un walkman. Le saqué una foto porque me pareció un viaje al pasado cercano. Diego la vio y le parecía que la mano daba para ser la del protagonista de una novela. Propuse un relato inspirado en esa foto, de no más de una carilla. Acá va la foto y lo que me inspiró:

Cada día la rutina. Mates, radio Nacional, cambiar el agua del perro. Ducha rápida, cargar la ropa en la mochila, salir para la obra.
            Mientras espera el colectivo rebobina el cassette con una Bic. Costumbre vieja, para ahorrar pilas y tiempo. Llega el bondi, sube. Por suerte no está lleno y puede sentarse. Del lado del sol, como para despejar el frío que siente más allá de los huesos.
            Acomoda la mochila en la falda y cabecea una siestita, mil siestitas. El día va a ser caluroso, parece. Se despierta en Márquez y Panamericana por el frenazo. Saca el diario de ayer y lo hojea. Sube bastante gente pero nadie como para darle el asiento. Si hubiese una embarazada ni lo dudaría. Por suerte, la mayoría hombres como él.
            Guarda el diario y saca el walkman. Sintoniza la radio que tiene menos interferencia mientras pone el cassette. El  pronóstico confirma calor y anuncia tormenta para la tarde. Mejor no perder el día de trabajo.
            Abre y cierra la tapa del walkman automáticamente, como siguiendo el ritmo de la música que escucha. Mueve la perilla de radio a cassette. Play, como un rito inacabado.
            Esa noche llegó tarde de la obra. El contestador acusaba tres mensajes.
Hola, gordo, soy yo. Antes de ir a casa paso por lo de mamá así le llevo la mercadería que le compré. Beso.
Viejo, llego más tarde. En la heladera hay milanesas, ¿podés cocinarlas? A eso de las 9 estoy en casa. Te quiero mucho.
Señor, de la 35, hubo un accidente.
            Stop. Rebobina con la Bic. Suspira hondo. Toca el timbre y baja.

            Sigue la vida.

PD: Agrego los relatos de Mariana: Pasajero y Diego: ¿Es ese tu walkman?

13 de enero de 2014

Distancia óptima

Un tiempo compartí casa con una persona tan insegura de sí misma que necesitaba que otro (yo, en este caso) le dijese si hacía falta ponerse un sweater o no. No es una manera de decir: es literal. Vivía en un estado de duda constante. No una duda sana, de esa que te dice que no tenés todo claro, sino una duda paralizante.

Como contrapartida y no curiosamente, esta persona necesitaba que otros dependiesen de él y que le consultaran absolutamente todo. Creaba unas relaciones de dependencia asfixiante y, como es lógico, esa era su normalidad. No había manera que entendiese lo potencialmente patológico de ese tipo de vínculos. Una especie de control freak, vamos.

No soy la persona más segura del planeta y las inseguridades me atacan por los cuatro costados. Pero si me arriesgo y equivoco o acierto, es mi responsabilidad.
Cuando percibo que un vínculo es dependiente y asfixiante, huyo o lo hago morir.
Prefiero una libertad solitaria a una compañía que ahogue.

12 de enero de 2014

Permanencia y persistencia

Sin saber de qué se trataba ni quién era el autor, leí Los pilares de la tierra, de Ken Follet. Aparentemente es -o ha sido- un best-seller. Ambientado en Inglaterra en el s XII, en medio de una guerra por la sucesión al trono, tiene como protagonista muda una catedral que se está construyendo. Más de 1000 páginas...

Mientras lo leía me sonaba conocido y me di cuenta que había sido hecho serie de TV y que, en algún momento, había visto parte de algún capítulo. Terminado el libro, busqué la serie y me dediqué a verla aprovechando el ritmo relajado de enero.

Una adaptación digna, ambientación soberbia, actores y actrices bellos y buenos en su oficio. Pero lo que más me gustó fue el estilo épico: esa narrativa que cuenta gestas enormes, que superan a las personas, que tienen valentía, caballerosidad, arrojo, traición, fidelidad, idealismo, sentido de cuerpo/comunidad...

Un tiempo, una narración, en lo que importa es lo permanente, lo que queda, dejar huella: la catedral -más acá de su significado religioso- es la manera que quienes la sueñan y construyen tienen de decir: Voy más allá de mí mismo, de mi tiempo, de mi vida. Pongo esta piedra, pero no veré el final. Pero mi piedra vale.

Me hizo pensar en las catedrales que inadvertidamente levantamos y las que estruendosamente (se nos) caen.
Eternidades.

11 de enero de 2014

De la Meca a la seca

Los profetas de calamidades que anuncian catástrofes -morales, económicas, ecológicas, nucleares-
ven señales y signos del inevitable descarrilamiento. Signos evidentes y señales inequívocas. Me recuerdan a los hipocondríacos que escuchando acerca de una enfermedad, se autoencuentran todos los síntomas. Cuanto más tremenda y trágica, mejor.

En la otra punta -en una de las otras puntas- los optimistas a ultranza, negadores de cualquier posibilidad conflictiva o displacentera. Aquellos que mientras se hundía el Titanic agradecían la oportunidad inesperada de poder bañarse en agua fría porque estimula la circulación.

¿Entre medio qué? ¿Será que es más simple teñir todo de un solo color?
¿Será que a fuerza de tragedia o negación podemos estar, si no felices, seguros?
Por mi parte, gracias pero no.

10 de enero de 2014

Pasados de verano

Verano de la adolescencia. Grupo de varones y mujeres ensayando libertad, seducciones, romances, complicidades. El lugar, un country, permite que amanezcamos charlando, fumando, yendo de casa en casa sin preocupación ni peligro. Una cerveza entre 8 alcanza para toda la noche. Naipes, juegos de mesa, videos en VHS. La prehistoria misma.

No idealizo esa época. Sí me divierte vernos en perspectiva, despreocupados pero serios, como si de esas noches surgiera un futuro o dependiese nuestra felicidad.

Si hago memoria, apenas recuerdo tres o cuatro nombres. Pero sigo sintiendo lo intenso de esos días, la fuerza del creer que todo es posible.

9 de enero de 2014

Cuentos y cuentas

Mientras comienza el año a desenvolverse, tuve el primer encuentro de este 2014 con el terapeuta. 

Me pregunta: ¿qué balance hacés del 2013? E, inmediatamente, se corrige: Es verdad, no sos de hacer balances, me había olvidado.

Cuando tengo que hacer balances, al menos en lo personal, no me sale. Así como no me suelo poner metas tampoco suelo sacar cuentas. Sin embargo, claro que tengo cierto registro de lo que logré o no, lo que alcancé, lo que me queda por delante. Pero no como balance, sino como narración, como cuento, como palabras.

Le respondo: Sí, claro, no hago balances. Pero si me escucho contándome este tiempo -puede ser más de un año, menos de seis meses, dos semanas- me siento bien, me escucho contento.

¿En qué medida? No lo puedo saber acabadamente.
La narración continúa, es continua.
Gracias a los dioses.
Hasta donde alcance la mirada, hasta donde den los sueños.

8 de enero de 2014

Pedestales

Las idealizaciones, esa trampa.
  • Personas cercanas o lejanas que pusimos, pusieron o se pusieron arriba.
  • Personas cercanas o lejanas que cayeron y se hicieron añicos (profesionales, éticos, morales, humanos)
  • Personas cercanas o lejanas que quedan machucadas por las expectativas que otros depositan en ellas.
  • Personas cercanas o lejanas que decepcionan al descubrirlas menos impecables de lo que creíamos o se mostraban.
  • Personas cercanas o lejanas que sienten la presión de no poder errar.
Conozco (y me reconozco) en varios puntos.
Prefiero ir a pie.

7 de enero de 2014

Pido

Cuando en medio de un juego, queríamos detener momentáneamente el tiempo, las reglas, el juego mismo, cruzábamos los dedos medios sobre los índices y avisábamos: ¡Pido gancho!

De esa manera las leyes quedaban suspendidas y el juego se pausaba. Un cese de fuego y de juego.

Extraño ese conjuro necesario, lúdico, infantil.
Invento otros, mantras, jaculatorias, espacios, gente.
Para recrearme; de recrear y re crear.
Ambos.

6 de enero de 2014

Quién no, quién sí

Un intento de suicidio que casi resulta luego de varios que fueron ensayos/búsqueda de atención/lo que sea. Impresionan algunas historias.

Cuando escucho que alguien se ha suicidado -sin hecho "policial" de por medio- siento dos cosas a la vez: una compasión enorme por el suicida y dolor por los cercanos. También viceversa.
La oscuridad del suicida es tan enorme, tan terrible, que la muerte es luz.
Los interrogantes que se instalan en quienes lo sobreviven son cicatrices para siempre.

Nunca quise suicidarme; sí he tenido momentos en los que hubiera querido no vivir. Si esos momentos son duros, angustiosos, ¡lo que debe ser la tiniebla del suicida!

Esta persona con quien charlaba, ahora más sana, me decía: No sé hasta cuando voy a estar bien. O cuántas veces más fallaré.

Tremendo.

5 de enero de 2014

Grietas

Típica escena de dibujos animados: un personaje patinando sobre el hielo de un lago, hielo que se quiebra inesperada y previsiblemente, personaje que se hunde.

Lo que es sólido -el hielo- no siempre es fuerte. Lo que puede parecer una destreza -deslizarse sobre el hielo- en realidad es superficialidad extrema, una fuga continua que evita la caída para no encontrarse sereno, para no escuchar.

Metáforas de tantas cosas, de tantas personas, de tantas situaciones.

4 de enero de 2014

Palabras que dan gozo

Se me cruzó la palabra tilingo/a. Creo que es una del lunfardo porteño. Imposible de definir, porque la tilinguería es una actitud abarcativa. Un tilingo, una tilinga es alguien hueco, superficial, vano, mentecato, cursi, pagado de si mismo, vulgar.

Claro que el tilingo no sabe que lo es: se cree profundo, sutil, hábil, superior.
Es la señora que en el almacén habla de política exterior y cree que sabe más que el primer ministro de Gran Bretaña. Es el que estando en París se queja de lo caro que es todo. Es la que tirada en la arena de Punta del Este (o Mar del Tuyú, da lo mismo), se cree con más cultura y derechos. 
Es... somos... 
Tilingos.

3 de enero de 2014

Humanos de New York

Hay un hombre que saca fotos en New York a personas que le llaman la atención: www.humansofnewyork.com es la página y Brandon Stanton -musical, el nombre-, es el autor.

Habla con los que fotografía y luego postea las fotos con una o dos frases del fotografiado. Ayer apareció un hombre, de veintialgo, y lo que decía era algo así como: 

"No puedo soportar el absolutismo moral. Siempre está ese tipo que quiere destacar que M L King engañó a su esposa -como si, obviamente, no pudiese ser una gran persona si hizo algo así. O alguno trayendo una cita inspiradora, logrando que asientas con ella y luego informándote que Hitler lo dijo. Como si un buen pensamiento no pudiera salir de Hitler. El absolutismo moral nos impide aprender del pasado. Es fácil decir: 'Hitler fue un demonio. Los nazis eran todos malas semillas'. Eso es simple. Es mucho más difícil decir: '¿Es eso humanidad? ¿Es lo que soy/soy eso?' " (HoNY)

Me dio un enorme gozo leer en alguien lejano en el espacio una idea tan cercana y repetida -de las 3 o 4 que me dan vuelta todo el tiempo-.
Sobre toto me dio alegría que le pusiese como nombre "absolutismo moral". Me sonaban otros absolutismos: el etnocentrismo, el religioso, el etáreo, el político, el histórico.

Me sonaba un eco: quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Me aparecían caras no tan lejanas.

2 de enero de 2014

Elegir el deseo

Los apuros de fin de año terminaron. Ya no hay que juntarse "antes de navidad o antes que termine el año". Comienzan los apuros de año nuevo, que no son otros que los de siempre.

Nos reíamos, ayer, porque los pequeños pedían sus deseos al ver pasar los globos luminosos: que esta casa sea toda de árboles, algo de unos monstruos. Manu se arrodillaba como rezando cuando formulaba sus deseos. Los mayores disfrutábamos.

Muchos deseos prefabricados, estos días, mucha abstracción (supongo que bienintencionada): felicidad, paz, luz, armonía. Y nunca nos llegan, porque no son deseos pedidos al éter, a los dioses, a los globos, sin el deseo de laburar, de arremangarse, de elegir.

Me deseo, pido para mí, para los míos, quiero buscar: las ganas y el ánimo para poder trabajar a la par del deseo.
Como para dar algún pasito.

1 de enero de 2014

2014

Acá, estrenando el año. Estrenándolo acá, digo, porque nos llega ya estrenado desde Nueva Zelanda.

El gran ruido de la medianoche queda atrás. Hay mucho silencio en la mañana.
En las calles, los restos que evidencian el festejo: botellas, pirotecnia, bolsas con residuos, alguno que no llegó a la casa y quedó en la vereda.

Durante mucho tiempo, la noche del 31 al 1º la pasábamos con toda la familia: era casi una cuestión de honor no faltar a la cita. Entre tíos, primos, sobrinos, crecimos de unos pocos a una pequeña multitud. La tradición.

Ahora, como parte de los procesos vitales y sin nostalgia, vamos eligiendo otros grupos, otros modos, otros lugares. En unos años, los que nos sigan harán lo mismo.
Mientras tanto, inauguramos tradiciones, despedimos costumbres, encontramos laderos, compañeros, compañeras.

Andamos.