Gente que se dio una vuelta


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31 de mayo de 2011

Ahí nomás

Hay dones que, por cotidianos, se nos pasan.
También hay dolores, que por cotidianos, casi ni se sienten.

Digo, como para equilibrar las cosas. No sólo lo bueno se esfuma, se difumina, sino también lo malo. No sólo un atardecer otoñal, sino también un duelo que no terminó aún.

A veces, sólo a veces, está buena esta inconsciencia.

30 de mayo de 2011

Tanto oculto

El álamo del fondo de casa, después de un par de gloriosos días amarillos, quedó desnudo. Un par de hojas, no más, que resisten el viento y el otoño.

Lo primero que pensé al verlo así fue que no estaba tan lindo, que su belleza fue efímera. Casi de inmediato, veo que hay un nido de hornero en una horqueta: esférico, básico. Un par de días después, Rauli vio que hay otro a medio hacer. Ahora, cada día, veo cómo avanza un poco.

Manuel, desde sus tres años y menos de un metro, pudo ver un montón de pájaros -un montón, para él, son más de cinco-, Con las hojas, los escuchaba, pero no los veía.

Algunas desnudeces, algunos despojos, valen la pena.

29 de mayo de 2011

El grito (de)sagrado

Cada vez, o al menos, las mayorías de las veces que aparece algo urgente, con tono trágico, imperativo, agresor, más que agresivo, no es cierto.
Seguro que es algo que puede esperar, al menos, hasta mañana.
O más aún. 
Con lo cual, no es urgente. Sólo que quien grita e impone su urgencia no lo sabe. 
O peor: lo sabe y no le importa.

28 de mayo de 2011

Para afuera

Tenía que ir a una conferencia en el centro; a la vez, había encontrado por la web un libro en una librería de usados por San Telmo. Aproveché para buscar el libro y luego caminar hasta donde me esperaban. Una tarde de otoño lindísima, la camarita. Todo.

La zona de San Telmo, dicen, es la más vieja de Buenos Aires. Hace tiempo es lugar de anticuarios, restaurantes, hoteles, casi exclusivamente turístico. Negocios que "venden" lo que es ser argentino: cosas gauchescas, fileteados, tango... Galerías, arte, músicos.

Una estética cuidada, acentos e idiomas varios...
Casi que me compro la postal. Casi, dije.

27 de mayo de 2011

Je rêve encore

¿Cuándo dejamos de soñar? O mejor: ¿cuándo es que nuestros sueños comienzan a ser más reales?. Porque si bien creo que seguimos soñando, en algunas cosas estamos más pie a tierra. 

Me acuerdo de un profesor que decía  que quien a los 20 no es socialista, es un idiota; y quien a los 40 es socialista, también.

Es sólo un ejemplo, no lo reduzco a posturas políticas o ideológicas. Es más amplio. Es diferente. 

Y no creo que sea una renuncia.


26 de mayo de 2011

Invasión

La casa se me llenó. Fieles -o no tanto- a la tradición de juntarnos los feriados, más tranquis, con menos apuro. La excusa, el 25 de mayo. Un guiso de lentejas emocionante. El otoño que invita al adentro.

Mate, picadita casera, niños jugando y poniendo desorden, calorcito en la panza, charlas que divagan de algún lado hacia otro. Afuera, sol, nubes, un poco de lluvia. Pájaros, hojas.

Adentro esos que reconozco y elijo como compañeros, camaradas, compadres.
Riqueza impagable.

25 de mayo de 2011

A whole new world II

Ver más allá de las propias narices es la conquista más postergada de la humanidad. Un doble movimiento contemporáneo, globalización e individuación, lo complica un poco.


Porque globalísimos, creemos que viendo en la TV el mayo español ya tenemos mundo, sabemos qué está pasando, ampliamos panorama.


Porque individualizadísimos, mientras vemos los sucesos en Puerta del Sol tenemos el volumen de la tele al máximo, sin pensar que, por ahí, le moleste al esposo/a, pareja, hijo/a, que, en la habitación próxima, quiere hacerse una siestita.

24 de mayo de 2011

A whole new world

Colón, de casualidad, llegó a lo que hoy es América. Los descubrimientos, los hallazgos, se dan un poco por casualidad, otro por inconciencia, otro por tenacidad.

Algunos intentan conquistar el espacio exterior: sondas a los confines del sistema solar, para que algún alien, para quien seríamos aliens nosotros, lo encuentre, lo entienda, lo responda y nos encuentre.

Propongo un descubrimiento menos oneroso, menos azaroso, más desafiante: mirar más allá de las propias narices.

Dale, se puede.

23 de mayo de 2011

Cigarra

Un programa-homenaje a María Elena Walsh en el cual entrevistaban a su compañera, Sara Facio-autora de la foto de hoy-. Aparecía también el testimonio de otros: cantantes, artistas, poetas...

El programa prometía más, pero se quedó a mitad de camino. Esos programas en que al final de cada bloque te adelantan la mitad del que viene... El avance insinuaba algo que luego no llegaba a más que el avance mismo.

La cosa que, a pesar de haberla escuchado trescientas mil veces, me conmocionó Como la cigarra. ¡Tremenda y desgarradora poesía!. Dice, en tan poco, tanto. Abre, con tan poco, a tanto.

Estuve toda la semana tarareándola. Se las dejo por si quieren re-escucharla: http://www.youtube.com/watch?v=yzUAUv16x6k.

22 de mayo de 2011

Recibir

Estar en casa, sentirse en casa, estar como en la propia casa. Hay mucho de deseo y de saciedad en estas expresiones. Ajenidad o cercanía, extrañeza o pertenencia.

En esta aldea global que habitamos se multiplican las redes a las que pertenecemos y que nos atraviesan; estamos, somos de todas partes, de todos, y de ningún lugar, de nadie.

Como en el desierto son necesarios los oasis, ¡cuánta necesidad de personas que acojan, que reciban!. Que sepan/mos hacer-ser hogar.

21 de mayo de 2011

Hush IV

¿Y si hacemos una campaña para bajar el volumen?.

Los ruidos me molestan, mucho. No los necesarios, sino los gratuitos, agresivos, esos que podemos controlar: el tono de las conversaciones, el ringtone del celular, la bocina prepotente, la cumbia (o pop, rock, ópera) del vecino. 

Entre tantos ruidos ya casi no hay espacio para la voz.

20 de mayo de 2011

Medio parientes II

Conmoción o compasión...

Bien notaba Vale en un comentario ayer, ambas son necesarias, seguro. Quiero quedarme, por ahora, en esta diferencia que (me/nos) propongo: la conmoción es más pasajera, y si se queda en conmoción, no más, es estéril. No, mejor dicho, no alcanza. Prueben, si no, darse golpecitos repetidos, constantes, con un dedo en el dorso de la mano. Después de un rato, casi ni se siente, no hay novedad, no hay un continuum que anestesia y adormece.

La sobrecarga de estímulos, placenteros o displacenteros, pide cada vez más: más ruido, más dolor, más sangre, más... Eso  -nos- agota.

19 de mayo de 2011

Medio parientes

Por algo que escribía Vale, yo comentaba: creo nos confundimos, nos mezclamos, la conmoción y la compasión. La intuición me decía que mirara la etimología y viese si encontraba pistas ahí.

Me parecía que la conmoción era más sensible, externa, momentánea; la compasión, por el contrario, más duradera, más interna. Y veo que conmoción, en un punto, es externa, es moverse con (conmotio-nis). La compasión, por otro lado, es padecer con, tener pasión con (compassio-nis).

La conmoción es inmediata, y creo que hoy día, si no somos compasivos, es justo por esta inmediatez de la conmoción. Inmediatez y sobrecarga. Vemos en directo el tsunami en Japón, decimos, conmocionados, con-movidos, ¡qué horror, qué horror!, y listo. Luego de una semana, ya está.


Más allá que el movimiento es activo y la pasión pasiva, creo que el enlace entre ambas es que una, la conmoción lleva a la compasión. Y son quienes se compadecen, conduelen, coalegran (qué verbo necesario), cosienten, los que hacen algo, aunque más no sea saberse parte de la misma humanidad, del mismo mundo doliente.

18 de mayo de 2011

The Bell Jar

Hablábamos con Mariana, querida y vieja amiga, Atlántico por medio. Un poco de libros, un poco de proyectos, un poco de nosotros, con esos libros y proyectos como excusa.

En medio de la charla comenta un libro, The bell jar, de Sylvia Plath. Una novela semiautobiográfica, aparentemente, de la autora y su colapso mental.

Me pareció clara, fuerte, la imagen de la campana de vidrio: aísla, atonta, anestesia, pone los ruidos en sordina, deforma. Permite ver y ser visto, pero con cierta "barrera" semi-infranqueable. Preserva, pero separa.

Cuando me anime, leo y les cuento.

17 de mayo de 2011

Qué miedito

Terminé de leer The handmaid's Tale, de Margaret Atwood. Había leído de ella un par de libros de cuentos, Dancing Girls y Moral disorder. Leo algo que me gusta y de paso practico inglés.

Escrito en un género literario llamado distopía, una utopía al revés: no es un sueño, es una pesadilla.

¿Qué pasa en esta historia?. Nada que no pueda pasar, es una mezcla de 1984 -el libro- con Fuga en el siglo XXIII - la serie-. Mujeres que son doncellas o criadas, destinadas a la reproducción, una teocracia pseudocristiana de ultraderecha, derechos humanos desaparecidos, resistencia de algunos...

Lo tremendo es que es de 1985, cuando la maternidad subrogada, las teocracias musulmanas, el VIH y otras cuestiones estaban recién apareciendo en los horizontes y para el accidente de Chernobil aún faltaba un año . Casi un libro profético, diría.
Lo peor, lo más terrible, no hay extraterrestres, bestias apocalípticas, o monstruos. Sólo humanos.

No es un sueño, es una pesadilla, decía. Es posible. Como posibles fueron y son tantas bestialidades humanas.

16 de mayo de 2011

Sobremesa

Domingo pasado el mediodía. Solcito de otoño -enormísimo regalo de los dioses-. Sobremesa con Maru y Fer mientras los chicos juegan, entrando, saliendo, y poniendo ese toque de caos familiar que es tan lindo.

La charla va y viene, desde los cuentos de Maru en Londres, los de Fer sobreviviendo la ausencia, el camino de ambos acompañando a uno de los hijos...

Miramos fotos, tratamos de convencer a la Pitu que ya sólo queda helado amarillo, que rosa no hay más, demasiado para sus cuatro años. Gastón, generosamente, le pregunta al padre -que se levantó para chusmear el partido Nadal Djokovic- cuánto de azúcar, y le roba el café. Cande, por suerte, redime la imagen familiar.

Momentos así son los que hacen la felicidad.

15 de mayo de 2011

El fantasma de Ernesto II

"Si nos volvemos incapaces de crear un clima de belleza en el pequeño mundo a nuestro alrededor, ¿cómo podremos resistir?". 
Ernesto Sábato.

Decía días atrás que ando con La resistencia de Sábato. Muy poco he avanzado desde que lo comentaba, pero ¡claro!, si lo abro y me encuentro con la cita que encabeza el post. 


Me lleva a esa cosa que cada tanto me da vueltas: la posibilidad de lo estético como espacio de salvación y comunión.
Me lleva a algunas maneras "antiestéticas" de arte que golpean y conmueven con su fealdad.
Me lleva a la belleza de algunas vidas.
A la fealdad de la pobreza, que es una agresión con la que tantos viven.
A los gestos de muchos que hermosean, embellecen, nuestras vidas.

Sino, ¿cómo podríamos resistir?.

14 de mayo de 2011

Sí, no y quizás

Es lindo trabajar con otros, estar con otros, soñar junto a otros. 
Es imposible trabajar con otros, estar con otros, soñar junto a otros. 
Es un desafío trabajar con otros, estar con otros, soñar junto a otros. 
Está bueno trabajar con otros, estar con otros, soñar junto a otros. 
 
Y todo lo que quieran agregar, sumar, restar, sacar, poner... Somos así, ¿vio?.

13 de mayo de 2011

Como en casa

Como un regalo apareció Nora.

Hace ya unos cinco años que está viviendo en Mallorca. Cada tanto viene por estos pagos, no tan seguido como quisiera/mos. Se fue siguiendo a sus hijos, en esta migración a la inversa tan argentina siglo XXI. 
Lo loco que "la pensé" una mañana y esa tarde me llamó, avisando que andaba por acá. No es la primera vez.

Pasó el domingo por la comunidad: donde siente su pertenencia, su casa. Abrazos, besos, encuentro brevísimo con promesa de otro.

A las corridas, como siempre, con mucha necesidad, diría, pudimos tomarnos un mini tiempo para encontrarnos, charlar, desayunar. Estaba también Ricardo, su marido.
Está bueno escuchar sus cuentos de allá; está bueno, que escuchen otros cuentos de acá.

Al despedirnos como si nada -no seamos tan melodramáticos pareciera ser el lema-, me dice Ricardo:

-Tenés casa en la isla (por Mallorca).

Que lo diga él, parco, me desarmó.
No lo dudo. La tengo.

11 de mayo de 2011

Otherness II

Y no te cuento cuando en esta otredad intento hablar o reflexionar sobre zapallos y me hablan de fideos. Claro, ambos son alimento, seguro: pero estamos hablando de zapallos.

Me asusta, un poco, esta -y otras- incapacidades que se repiten, que se elevan a potencias enemísimas, que ya no enésimas. Como si todos tuviésemos un discurso prearmado que debemos meter donde sea y como sea. Sin importar que no tenga que ver con lo que se dice, lo que se hace, lo que está pasando.

Algunos por discapacidad, decididamente. Otros, por patronize, otra intraducible palabra del inglés. Estos, pasivo-agresivos, son los más peligrosos.

Otherness

Así se llama un poema de Don Mario Benedetti: Otherness. Otredad, alteridad. Creo que ninguna aproximación termina de ser la correcta. Es un tema recurrente en él: sea que le propongan ser otro, es decir, renunciar a ser él, sea que él se sienta otro, ajeno, sea que perciba la otherness de algún prójimo o no tan prójimo.
Y me resuena algo que es paradoja cotidiana: ¡cómo nos molesta y cuesta la otredad del otro!. Cómo, a pesar de los discursos políticamente correctos de diversidad y tolerancia, no nos bancamos fácil lo-que-no-es-parecido-o-igual-a-lo-de-siempre.

Es lo dificultoso de la comunión: mantener la tensión entre lo múltiple y la búsqueda de lo uno; no renunciar/anular ninguna de las puntas. Arduo, tenso, trabajoso. 
Vamos por eso.

10 de mayo de 2011

No R.I.P.

Un pibe murió por una bengala tirada en un recital (http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-167802-2011-05-09.html). Varios años atrás Cromañon ardió causando casi 200 muertes. Sí, también una bengala, también un recital, esta vez en un espacio cerrado, sobrepoblado y con salidas obstaculizadas.

Reaparecen las discusiones acerca de culpables, responsables, que la policía revise, que no se vendan estas bengalas, que blablablá. 
En un punto es como querer prohibir los autos porque algunos irresponsables chocan a otros y causan muerte. 
O no vender psicofármacos porque hay quien los usa para suicidarse.

El problema es que somos muy forros los seres humanos.

En medio, casi despreciado, el dolor de otros.

9 de mayo de 2011

Abismos

Juan me había recomendado Remake, una peli española del 2006. La tenía en la lista y finalmente la vi hace unos días.
¿Qué decir?. Unas personas en sus cincuentitantos, sesentitantos, ex hippies, vuelven a la casa de campo donde de jóvenes vivieron en comuna. Ahí vive aún uno de ellos. Acompañan este reencuentro alguno de sus hijos, niños entonces, ¿adultos? ahora.

Claro que no tarda nada en estallar el conflicto: el de los mayores entre ellos, entre lo que soñaron y lo que son.
El de los más jóvenes con los mayores, que los hicieron pasar por esa experiencia sin considerar los costos.
El de los jóvenes entre sus propias indefiniciones e inmadureces.
Y el pase de facturas, y los demases.

Si bien no me fascinó, sí me gustó mucho esa cosa con la que sintonizamos varios: ser herederos de las decepciones y los fracasos de otros.

Pienso: ¿qué legaremos a los que nos siguen?

8 de mayo de 2011

El fantasma de Ernesto

Contaba, tiempo atrás, que había vuelto a comprarme La resistencia de Ernesto Sábato (http://robertotelopidoporfavor.blogspot.com/2010/12/guilty-pleasure-ll.html#comments). Movido un poco por su muerte y para acompañar o matizar otras lecturas, comencé a releerlo, luego de 10 años.

En la tercera página tuve que dejarlo.Me emocionó. Y me invadió el asombro de ver hasta qué punto -o no- mucho de lo que pienso, escribo, comparto en este espacio está ¿marcado, influido, inspirado remotamente? por estas primerísimas páginas.
Fue como un guiño, una caricia.

Casi con temor reverencial lo cerré hasta que pueda dedicarle un tiempo especial, no esto de ir leyendo obscena, promiscuamente. Les cuento luego.

7 de mayo de 2011

Hasta acá II

Cuando intentaba explicar esto que balbuceaba en la entrada anterior, me encontraba ante una dificultad: que se entendiera que tomar posición, definir, limitar no es necesariamente malo.

Un río que no tiene límites, desborda.
Un político que no se define, no es confiable.
Tomar posición es parte del proceso de definirse en la vida.

Pretender una paz ingenua evitando el conflicto es una ilusión, creo.

6 de mayo de 2011

Hasta acá

Hablando se entiende la gente, dice el refrán. Me encantaría creer que es así, pero me voy convenciendo que no.

A veces, muchas, hablar sólo profundiza lo intuido: que el abismo es tan inmenso que no hay modo de acercar posiciones. Esto no es tan tremendo como lo pensamos. Al contrario, ayuda a definir, a delimitar.

Hablando capaz entendemos que no hay nada más que hablar, que no tiene objeto.

Puede ser terrible. O liberador.

Cada vez es más.

5 de mayo de 2011

Las paredes hablan

Ando con la cámara a cuestas estos días. Empecé con algunas fotos del otoño. Y encontré que las paredes hablaban.

Grafittis, no de dibujos, sino de deseos, frases, mensajes. Algunos carteles; otros esténciles.
Me gusta mirar y quizás imaginar qué llevó a alguien a escribir, a decirse en una pared. Pongo entre paréntesis el enojo de quien ve su pared pintada, ensuciada, y me encuentro con joyas de la creatividad, de la imaginación.

Algunas denuncian: Macri espía mis calzones. El jefe de gobierno porteño parece no gozar de buena prensa.

Otra pide: más amor por favor... ¡Cuánto en tan poco!. 

4 de mayo de 2011

¿Mano a mano hemos quedado? II

Claro, necesitamos poner blanco sobre negro y poder distinguir. Saber quién es bueno y quién malo; amigo o enemigo. Nos ayuda a entender un poco, a poder manejar el caos.

Pero llega un punto en que está bueno que veamos que las cosas, algunas al menos, no son tan simples. Que las personas, la historia, los acontecimientos, tienen miles de matices, de acentos. 

Que nosotros mismos los tenemos; eso no nos hace mejores, peores, buenos o malos.

Si un país, un ejército haciendo espionaje, ataca y mata al enemigo, sin un juicio, sin permitir que el otro se defienda de su tremendo crimen, eso no hace bueno a uno ni malísimo al otro. 

Creer que sí es un reduccionismo tremendo.

3 de mayo de 2011

¿Mano a mano hemos quedado?

Cuando el pueblo judío pudo elaborar la norma ojo por ojo, diente por diente, dio un salto cuantitativo. Las tribus seminómades reconocían que debía haber proporción lo más justa posible entre el daño y la reparación. Si me robaban un cabrito, no podía prender fuego la carpa del ladrón y matar a todos los suyos. La llamada ley del talión regulaba el deseo de venganza de quien había sido perjudicado y quería evitar la escalada de violencias.

Luego, un profeta judío, Jesús de Nazaret, en quien se cimenta el cristianismo, dio una vuelta más de tuerca al invitar a superar la ley y animarse a lo impensable: responder desde la paz y la mansedumbre, no buscar venganza, amar al enemigo.  Quienes queremos seguir a este maestro no siempre podemos vivir su propuesta, seguro.

Mucha agua pasó bajo el puente cuando una nación occidental y cristiana, en su presidente y su ejército, anuncia como buena noticia el asesinato del enemigo, malísimo, por supuesto. Mientras defendemos la libertad, la verdad, la justicia y la democracia, hacemos de la muerte y la venganza la solución. Y lo celebramos.

Yo no, gracias.

2 de mayo de 2011

Don Ernesto, in memoriam II

Me quedaba con el oxímoron luz tenebrosa. 


Más allá de lo evidente, me parece que tiene que ver también con la manera en que don Ernesto, y muchos con él, atraviesan la vida.

Personas que, con pathos se meten en la vida, en la pasión por la existencia aún cuando lo que perciben, lo que viven, es caos, sin sentido.

Gente que anima a otros estando ellos mismos en desesperanza. Gente que contagia vida aunque sientan que están coqueteando con la muerte. De un modo insólito y misterioso, con sus cruces, desde sus cruces y sus heridas, curan.

Eso es lo que los hace humanos y luminosos: no lo impoluto, sino lo agónico, lo traspasado de sus existencias.
Gente imprescindible, dirían por ahí.

1 de mayo de 2011

Don Ernesto, in memoriam

Cuando prendí la compu para leer las noticias en primer plano, grande, la muerte de Ernesto Sábato. Casi a los cien años, un día antes de un homenaje que le harían.

Lo primero que me vino a la memoria fueron, no sus novelas, sino sus últimos ensayos: La resistencia y Antes del fin. Testamentos de un sabio.

Sólo una vez pude escucharlo en vivo y directo, allá por los comienzos de los '90. Cuando terminó, me atreví a acercarme (atreví, digo, con la inconciencia de tener 20 años y la certeza de estar ante un maestro). Y más atrevido aún, decirle:

-Don Ernesto, maestro: Lo imaginaba oscuro; pero ud. tiene luz, una luz tenebrosa.

Eso. Alguien que iluminaba desde su propia tiniebla.
Amén.