Gente que se dio una vuelta


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31 de octubre de 2011

Corte y confección

Leía un artículo en Página 12 -Si hay violencia, que se note mucho-. Más allá de lo que dice en sí, está bueno el análisis propuesto. Está bueno que veamos cómo lo que se nos muestra, lo que miramos, lo que leemos está recortado, mediado, filtrado.
Si a veces ese recorte es tendencioso o no, es otro tema; si admite ser un recorte, es otro. Pero cuando dejamos que estos recortes construyan nuestra realidad, es todo un tema.

Es creer que las cosas que pasan, que nos pasan, son como fotos, estáticas, capturas. Es no entender que hay dinámicas cercanas y lejanas que provocan, causan este presente abreviado y extenso.

Nos debemos, tenemos como deuda y obligación, ir descubriendo las costuras, los hilvanes, los tijeretazos.
No sea cosa que traguemos sapos creyendo que es faisán.

30 de octubre de 2011

Fine, fine line

Que todos somos un poco esquizoides no es novedad: de la incoherencia -conciente o no- que acompaña nuestro decir, desear y hacer, hasta las formas más enfermas y perversas.

En un punto está bueno tenerlas y conocerlas, porque al menos nos mantienen en tensión, nos ponen en movimiento hacia lo no-acabado, nos permiten estar siendo hacia.

También creo que pasamos, atravesamos, estadíos que nos ponen más sensibles o menos susceptibles a algún tipo específico de estos desfasajes. Me pasa, últimamente, que no puedo dejar de notarlos en otros, sobre todo, y en mí -claro que menos-.

Me tocó estar en una mesa/conversación "de señoras gordas y paquetas" -sin señoras gordas y paquetas-que me produjo ruido interno: no por algo moralizador, sino porque me dio la sensación que a nadie más le hacía ni una pequeña interferencia.

Me dolió un toque. Yo me asombro.

29 de octubre de 2011

Como drogado, ponele

En un momento de la madrugada soñé que me pegaban en la espalda, en la cintura, en los hombros. Me desperté al rato, tapado hasta la nariz, en posición fetal, y con frío. Obviamente, estaba con fiebre. Encima, no tenía ni una aspirina -lo malo de tomar antidepresivos y esas cosas, es que me olvido de los remedios "normales"-.

Intenté dormir inútilmente; leí un poco sin saber qué tenía adelante, hasta que se hicieron las 7,30 y llamé a una amiga que vive cerca para que, antes de ir a trabajar, me comprase unos ibuprofenos. Los trajo y pasé, de la cama al sofá -incómodo, chiquito-. Prendí la estufa y la tv. ¿Qué pasó luego?. Ni idea, fui y vine en un estado de semivigilia, abrigado con medias, polar y pijama invernal, más mantita. De la tele hilvanaba cosas inconexas -o yo, no sé-.

Hacían 25º y yo con estufa, divagando. Debería cambiar de dealer.

28 de octubre de 2011

Viaje corto

Hay un hombre que sube habitualmente al 333 -línea de colectivo que tomo para ir a casa o volver-. Un vendedor ambulante: tranquilo, no de los que te taladran con su cantinela. Con la misma serena dignidad te vende unas medias de mujer, chocolates de primera, marcadores o pegamento instantáneo.

Ya nos saludamos, incluso si nos cruzamos fuera de su "ámbito laboral".

Cada vez que aparece con su bolso y sus ofertas, presto atención, no sea que justo necesite lo que vende. También presto atención porque me admira la dignidad con la que trabaja: no pretende conmover, no coacciona con la oferta del día, comunica lo que tiene...
La verdad, lo admiro.

27 de octubre de 2011

La gente anda mal VI

15,30. En casa de los viejos. Ellos no estaban así que cuando sonó el teléfono, lo atendí.
-Hola...
Nada
-Hola...
-Sí, buenas tardes, perdón. Mi nombre es Dora y quería hacerle un par de preguntas.

Encuestas, pensé. Como me da un toque de pena que nadie les conteste...
-Sí, dale.
-¿Ud. cree que dios cuida de nosotros?
-¿Qué, cómo?.

Había entendido, seguro, pero me descolocó un toque; además "cuida de nosotros" me sonaba raro, al menos para el castellano rioplatense.
-Sí, si ud. cree que con todo lo que pasa, si cree que las cosas van a mejorar.

Si antes me sorprendí, "todo lo que pasa" y "las cosas van a mejorar" me terminaron de despabilar.
-Mirá, es tan amplia la pregunta que es imposible responder por teléfono y fácil. Además, todo bien, pero no me interesa hablar de esto con vos, Dora, gracias y chau.

Porque, probablemente, "todo lo que pasa" no sea lo mismo para ambos. O dios y su cuidado para con nosotros.
Entre tantas otras cosas.

26 de octubre de 2011

Grandezas

Me sorprendo, nuevamente. 

Creo que en el fondo, soy ingenuo. Espero que los demás -y yo también, para qué negarlo- sean/seamos gente de grandeza, de horizontes amplios o ampliados, de capacidad para ver/desear/esperar más allá del centímetro cúbico de nuestra pequeñez.

Cuando no somos capaces de hacerlo, de compadecernos, de conmovernos, de empatizar, nos perdemos algo de lo humano.

Eso nos achica.

25 de octubre de 2011

Dudas

Alguien que no tiene humor, ¿puede gozarse con una poesía?.
Digo, captar otras profundidades, en bellezas o en lenguajes, en sutilezas o palabras.

No el humor de la carcajada incómoda y grosera, ni la poesía metafísica.
El humor simple de la caída en la calle; la imagen simple, linda, del sonido del mar en algún poema de Neruda.

La lengua, el idioma, tanto en la poesía como en el lenguaje, expande fronteras, sentidos, límites.

¿Podrán?. No sé. Ojalá.

24 de octubre de 2011

A boca de urna II

Con las elecciones terminadas y los resultados ya conocidos, se juega nuestra democracia.

No la jugamos en ir a votar por quien queremos o por quien menos nos disgusta; la jugamos en seguir siendo ciudadanos, constructores, responsables, más allá de que haya ganado nuestro candidato.

Como con la familia: no es la soñada, es la que hay, con los que son.
Lo que no impide que nos queramos más, que no pasemos por momentos de distancia o enojos.

Somos también esto. Eso.

23 de octubre de 2011

A boca de urna

Volvemos a votar en Argentina, eligiendo presidente, gobernadores, intendentes, senadores, diputados, concejales... Un montón de cosas. Da fiaca pensar en la cola, la espera previa a entrar al cuarto oscuro; a la vez, personalmente me encanta el clima de "domingo de elección".

Tengo la suerte de ser de aquellos que, desde los 18 años han podido votar continuamente. Mi hermana mayor, por caso, votó por primera vez a los 24; mis padres, mis abuelos, nunca pudieron hacerlo de corrido, cada vez que hubiese correspondido.

Me da cierta pena cuando veo que algunos, varios, no lo aprecian, no lo celebran. Pienso en la sangre que se derramó, las vueltas que se dieron, las personas que soñaron.

Votan con nosotros hoy.

22 de octubre de 2011

Estertores

Cuando el imperio romano comienza a caer es porque Roma, el centro, la capital, pierde centralidad, las provincias ganan en autonomía, no hay quienes trabajen el campo, los comerciantes y artesanos ya no trabajan como antes ante la crisis económica, los impuestos recaudados no alcanzan para mantener a los dirigentes ricos...

Cuando estos días veo cómo USA se regodea mostrando el cadáver de Khadafi -más que el de Bin Laden, para que no nos queden dudas- y cuando oigo las reflexiones (?) de algunos que siguen seducidos por la democracia del norte, me pregunto cuánto falta.

Roma también parecía eterna.

21 de octubre de 2011

In dis capacidades

Volvíamos con Facu -12 años recién estrenados- luego de compartir el almuerzo. Tomamos el tren en Belgrano, bajamos en Beccar, y caminábamos para su casa. Tenía que "devolverlo".

Pasando por una plaza -en la cual anduve en bici hace cien años- me comenta:
-¿Viste, tío, que pusieron juegos para discapacitados?.
Miré y sí, una hamaca, un subibaja, una calesita arregladas para que alguien en silla de ruedas pueda subir. Juegos integrados, les dicen.

Me asombró para bien. Aunque no pude con mi genio y respondí, invitándolo a pensar juntos:

-¡Qué bueno, alguien con silla de ruedas puede subirse!. Ahora hay que hacer otros para los que no tengan brazos, para quien le falte una pierna, para...
-¿Por?.
-Porque estos están pensados para alguien en silla de ruedas, está buenísimo. Pero hay muchas otras discapacidades...
Se quedó un poco callado.
-Cierto; es muy difícil hacer que todos puedan hacer todo.
-Tal cual; hay que intentarlo, pero es casi imposible. Está bueno saberlo y pensar las cosas, pero no sé si podemos incluir absolutamente a todos en casa cosa.
-Pero hay que tener cuidado, ¿no?.
-Y sí: no estacionar donde hay rampas, no usar los espacios para discapacitados, tener en cuenta a los sordos para hablarles de frente...
Llegamos a la conclusión: no toda exclusión es de mala leche, no toda inclusión es posible todo el tiempo. Y tiene 12.

20 de octubre de 2011

Coordenadas

Admito que soy clasista, lo sé. No me enorgullezco de eso. Pero la proliferación de wachiturros, la cultura de la cumbia y el parlantito desconado que suena en el bondi, el qué hacé vieja,  o amigooo, me sacan.

Entiendo, comprendo, sé que hay diversas culturas, diversas maneras de ser y estar educados, de percibir la realidad y de ser sensibles a ella. Entiendo, digo, pero estas cosas -y otras analogables- me parece que embrutecen, ensordecen, achican horizontes.

Es lo duro, lo bruto (no que sean brutos, que es diferente). Lo que achata y creo quita posibilidad de asomarse a algo más.

Y creo, también, que quien no sale de la Recoleta o de la Horqueta, también se embrutece. Pero es más cool.

19 de octubre de 2011

Ciclos II

No me extraña que las nuevas generaciones (¿cuáles?) no tengan especial aprecio por nuestros ritos, o los encuentren viejos, duros, ajenos.

Muchos de ellos -¿nosotros?- crecieron con un televisor presidiendo la mesa familiar, si es que había mesa y familia.
Otros nunca vieron cocinar a sus madres más que tartas o combinar latas.
Otros no se dormían con sus padres contándoles cuentos.
Otros no iban con sus abuelas al templo.
Otros no inventaron juegos repetidos.

Hay otros ritos, claro, y si me pongo apocalíptico y negativo, los veo casi como consecuencia.

18 de octubre de 2011

Ciclos

Vale compartió algo que me hizo volver a mirar la necesidad de los ritos -no la obsesión, ya lo saben-.

El ser humano apenas homínido, poco después de erguirse en dos patas, descubre que luego del invierno, viene el calor de nuevo. Y cada primavera, ritual, cósmica, le asegura que el caos no gana, que todo puede estar bien.

El nene que tímidamente comienza el jardín de infantes confía en que cada día, mamá, papá, quien fuere, lo busca para reintegrarlo a su casa. El rito le da paz, lo serena; le permite entrar a la salita, porque a la salida, lo esperan.

La púber se debate entre la sorpresa de la menarca y el integrarse al rito mensual de cientos de miles de mujeres.

El adolescente extraña la seguridad acotada de la infancia, donde las cosas eran más rutinarias, más seguras.

El bebé necesita su baño, sus brazos, su teta para poder entregarse al sueño. Ritos maternales, paternos.

Los amigos pasan el mate mientras charlan; o cocinan juntos para compartir mesa, rito sublime.

El rito nos humaniza, nos enraíza, nos hace tradición. Nos hace falta.

17 de octubre de 2011

On/off

Pretender respuestas simples a problemas complejos es una necedad. Creo, voy creyendo, que muy pocas cosas pueden tener respuestas únicas, unívocas e inalterables.
Creo que es necesario, claro, que aprendamos o nos enseñen "binariamente": blanco/negro, mal/bien, sí/no. Así vamos formando criterios, hábitos, costumbres, culturas. Es el modo en que le enseñamos a los pequeños (o nos enseñaron de pequeños).

Lástima que neuróticamente queramos continuar así en la vida adulta.
No hay modo de lograrlo sin que algo se rompa: la realidad o nosotros.

16 de octubre de 2011

¡Sálvame, Freud!

Mariana posteó esta foto de Freud. Dudo que la frasecita sea suya, pero está genial.

Antes de (auto) diagnosticarse depresión o baja autoestima, primero asegúrese no estar, de hecho, simplemente rodeado de imbéciles.


Digo -por haber pasado por esa enfermedad-: peor aún, si esos imbéciles, son quienes diagnostican, dicen, pontifican, exigen, para luego culpabilizar al sufriente.
Digo, cuántos actúan/actuamos como psicópatas encubiertos.

Si no fuera para reírse, sería para llorar.

15 de octubre de 2011

Milímetros, no más

Curiosamente, me sigo sorprendiendo de algunos seres humanos, por no decir de todos.
El prejuicio arraigado con el que algunos se mueven, es tan fuerte que ni notan que sea prejuicio.

Se lo decía a alguien que, al contestarle una pregunta que me había hecho, como no era la respuesta que esperaba, pensó que lo estaba cargando.

-Me asombra lo prejuicioso que sos.
-¿Quién?. ¿Yo?. ¿Por?.
-Porque me parece que no sos capaz de moverte medio centímetro de tu cuadrado. Me asombra...

Sí, soy un gil.

14 de octubre de 2011

De chóping

Buscando el regalo para mamá -que no conseguí, por otra parte-, recorrí varias cuadras, miré varias vidrieras,entré a unos cuantos negocios, pero no pude superar la fobia a los vendedores; en realidad, a algunas especies de vendedores que paso a enumerar.

  • El que se te arroja apenas entrás: ¿Necesitás algo?. Sí, que me salgas de encima.
  • El que se desentiende -el otro extremo-: podés pasar 23 minutos mirando, sospecho que hasta te podés llevar un maniquí, y no deja de mascar chicle y mandar mensajes de texto.
  • El que no se banca no tener lo que buscás: ¿Tenés remeras blancas?. No, remeras blancas no, pero me quedan estas botas de leopardo... ¡Remeras, te dije!. No, pero... ¡REMERAS BLANCAS!
  • El paranoico: no te invade, no es indiferente, pero no te despega la vista, sospechando que le vas a robar algo, lo que sea.
  • El que se hace el compiche: Yo tengo unas iguales que me llevé. Papi/mami, si VOS tenés unas iguales, es señal del cielo que no tengo que llevarlas.
  • El que se cree dueño del local, o superior al cliente: contesta despectivamente, "séee; mmnnnóoo; pará que me fijo si hay tu talle, pero no creo"... Mátense.
Sí, lo sé, soy un fóbico social, pero digan que no les pasa...

13 de octubre de 2011

Preliminares...

Se viene el día de la madre. Mi misión, lograr que madre desista de amasar y cocinar -en parte para aliviarla, en parte para ponernos a salvo de cualquier inconveniente -que prepare menos y nos quedemos con hambre, que ponga azúcar en lugar de sal, que se pelee con padre y deje todo a la mitad- y averiguar qué quiere de regalo.

Confabulamos con mis hermanas y como innegablemente soy el preferidísimo, allá vamos.

-Ma, antes que te regalemos cualquier cosa, ¿querés o necesitás algo?.
-Sí, no, no sé... Ah, unas bermudas.

Intento que la cara de sorpresa no me delate. Mamá tiene 73 y la verdad, no esperaba oír bermudas. No sé por qué pero esperaba perfume, cartera, algo más de señora.

-Ok, ¿qué talle?
-Ni idea, la verdad que no sé.

Bien, ahora no sólo tengo que comprarlas sino adivinar. Y sumar algo más a las bermudas, lo cual me consumirá la poca imaginación que tengo. Sigamos.

-Che, ma, pensábamos que mejor no cocines, no te tomes el trabajo, hacemos un asado...
-Nonono, yo quiero amasarles, tengo ganas. Vos después los cocinás, pero yo quiero amasar...

Listo, me mató que tenga ganas, que quiera amasar para 15. Y a sus 73...
Vamos por las bermudas.

12 de octubre de 2011

Repasando II

Lo de Galeano me puso a pensar en la economía de palabras. Pasó que días atrás me reencontré con un libro leído en la adolescencia y, más allá del argumento, sin dudas bueno, sobraban las palabras: si hubiese tomado un lápiz para tachar adjetivos, adverbios, descripciones malas... creo que de 250 páginas quedarían 90 y sería un mejor libro.

Pero, por caso, la trilogía de El señor de los anillos también trae larguísimas descripciones, que no sobran, que ayudan a ver, a entender, a percibir. Son conductoras, no obstáculos. Otros autores son más austeros, más económicos en las palabras, lo que hace que cada una tenga su peso propio.

No es que no tengan cómo decir: es que tienen tan claro lo que quieren comunicar que no necesitan más.

Sucede en los textos y en las personas.

11 de octubre de 2011

Repasando

Cada tanto me pongo a releer cosas ya leídas que me han gustado. Es probable que tenga más tiempo releyendo que descubriendo por primera vez un texto. Me ha pasado, incluso, leer alguna novela larga, sesuda, ir intuyendo o adivinando lo que pasaría, para finalmente darme cuenta que ya la había leído.

Anoche, como no podía dormirme y ya había terminado un libro nuevo, volví a abrir Bocas del tiempo, de Galeano: relatos breves, mínimos. Algunos de sólo diez renglones, algunos de una carilla. Nombres, lugares, sueños, testimonios se mezclan en un hilván de palabras económico, preciso. Duelen, ríen, pasan. Da sus palabras y te las deja ahí, para que las recibas, para que las acojas y te inquieten, conmuevan, les respondas.

Casi como parábolas.

10 de octubre de 2011

La madre del borrego

Mamá siempre quiso tener algún hijo con ojos claros. Ella, sus padres, abuelos, todos tuvieron ojos miel, verdes, azules, celestes...

Tuvo sus tres hijos con papá y claro, mis hermanas tienen cutis blanco, yo sería trigueño, ponele y todos de unos tremendos ojos oscuros. Puso las fichas en los nietos.

Mi hermana mayor adoptó dos hijos, una mapuche de pura cepa -que cuando la trajo, con una semana de vida, había que encontrarle la cara entre tanto pelo renegrido- y el varón, mestizo, también sureño.

La menor se casó con un morocho que decí que es de la familia, que si no, me lo cruzo de noche en la calle y apuro el paso. Sus dos hijos, claro, pelo y ojos oscuros, hermosos. Pero oscuros.

La mayor de las nietas tiene ya dos hijas de ojazos negros y profundos, sus bisnietas.

La cosa es a veces, cuando ve algún/a morochazo/a, incluso algún negro retinto, se le escapa: Pobre, qué negro... Con lástima auténtica.

Y después preguntan por qué hago terapia y tomo pastillas...

9 de octubre de 2011

In between II

También es cierto que estos "indignados capitalistas" surgen del bolsillo, como los cacerolazos argentinos de 2001. No surgen, como sería ideal, de la concientización, de la solidaridad con el tercer mundo, de la ecología militante.

Surgen, me parece, de la decepción, del globo que se pincha, de la ilusión que se esfuma. Bienvenidos, igual, pero no nos engañemos. En cuanto se normalice la situación, cada quien a su juego.

Pero por suerte quedarán algunos que sigan sospechando del cuento.

8 de octubre de 2011

In between

Ante la incredulidad o el espasmo visual de muchos, ahora surgen, también, indignados made in USA. Grecia, Inglaterra, España... Parece que el primer mundo se acerca al tercero. O, al menos, dentro del primero emergen partes del tercero.

Cuando cayó el muro y comenzó la caída del comunismo como sistema -hasta Cuba y China están dudando-, Juan Pablo II decía: ojo, che, que esto no quiere decir que haya ganado el liberalismo. Bah, algo parecido, decía, creo que ojo, che, lo agregué yo.

Digo: ni acumular casas,  tierras, bienes, cosas, sin mirar alrededor, ni abolir la posibilidad de la propiedad. Ni el progreso por la acumulación desmedida ni igualidad igualitaria imposible y forzada.

Algo, espero, está amaneciendo.

7 de octubre de 2011

Brote (no de soja, no)

Cuando me agarra el ataque de soberbia -mezclado con Violencia Rivas- siento que "desperdicio" mis talentos.

Es decir:
como si de pronto sirvieses una mousse de salmón, ponele, a alguien que no se mueve del choripán. Y encima se queja del gusto de la mousse.
O como si quisiera que un Wachiturro entendiese la belleza delicada de Blackbird. No hay modo.
Como si le pidieran al Diego que enseñe filosofía.
O como si buscáramos sabiduría en la revista Hola.

Se me ocurren más ejemplos, pero mejor no...

6 de octubre de 2011

Visiones

Todos, creo, pasamos por momentos en lo cuales reducimos la mirada, en los que vemos menos: el momento o la necesidad presente hacen que sólo podamos enfocar en X.

Lo que me cuesta aceptar es que algunos -por no decir la mayoría- no pueden, quieren o saben mirar más que de esa manera. Que creen que las cosas suceden por ellos e en su contra y que el sol no sale hasta que se levantan. O que no entiendan que pasan más cosas que su necesidad puntualísima.

Levantar la mirada no es sencillo. Y a quienes vemos más o nos culpan o nos cargamos de responsabilidades.

5 de octubre de 2011

Arquímedes

"Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del líquido que desaloja", dice el principio de Arquímedes.


Reformulo: "La violencia con la que oprime una persona a otra, recibe un empuje de arriba hacia abajo igual o mayor a la violencia que ejercieron hacia ella.". 


No es científico ni exacto, me falta mucho para poder gritar ¡Eureka!. Pero cuando veo, ponele, cómo te ningunea el señor de vigilancia a la entrada de un barrio cerrado; cómo te maltrata el oficial que tendría que recibirte en la comisaría; cómo la hoy señora desprecia a la que trabaja en su casa... cuando veo estas cosas, decía, creo que tengo material para una tesis.

4 de octubre de 2011

Needy ones

Me apenan mucho, es decir, me dan mucha pena, lástima, me duelen, las personas que mendigan cariño. Creo que todos conocemos alguna -o somos una-.

Gente que necesita tanto-tanto-tanto ser querida, tenida en cuenta, que hace lo que sea para lograrlo: se humilla y se deja humillar, acepta ser maltratada, ninguneada. Todo sea por sentir que son algo, alguien para otro. Aunque sean un felpudo o un puching ball.

¡Cuánto reconocimiento se les habrá negado o mezquinado que ahora aceptan lo que venga!. Cuánta herida que marca tanto.

3 de octubre de 2011

Dios (?) en el cine

El cine "religioso" me deprime o me violenta. Cuando, por ejemplo, se estrenó La pasión -esa cosa que hizo Mel Gibson-, casi me voy del cine: tendenciosa, mentirosa, blablablá...

Y curiosamente me sucede que las películas más religiosas, o al menos sobre temas religiosos que más me conmovieron, son de directores ateos o agnósticos:
  • Jésus de Montréal, de Denys Arcand
  • Thérèse, de Alain Cavalier
  • Des hommes et des dieux, de Xavier Beauvois
Un canto a la solidaridad con los excluidos y denuncia del sistema; un grito a la ausencia del A/amado; una presencia silenciosa y fiel. Nada de propaganda. Mucha luz.
Me gustan.

Será que son más humanos.

2 de octubre de 2011

Desconfío...

  • de las personas que no se ríen
  • de las que se ríen de todo
  • de las que no se emocionan
  • de las que lloran viendo la novela
  • de los que son muy religiosos
  • de los que no creen en nada
  • de los que sólo leen best sellers
  • de los que no leen ningún best seller
  • de los que no saben perder sin deprimirse
  • de los que no saben ganar sin rebajar a los demás
  • de los maníacos del orden
  • de los que viven en el caos
  • de tantos otros
  • de casi nadie

1 de octubre de 2011

Entretextos

Alrededor de la mesa volvió a salir el tema de las miradas, de qué mira cada uno, desde dónde miramos. Venía a título de un texto que leíamos -que conocíamos casi de memoria, que teníamos en la cabeza-, y al querer hacer el esfuerzo, en primer lugar, de encontrarnos con las palabras en su desnudez y en la preñez que tienen.

Venía a título de la necesidad de dejar que el texto hable, se diga. No fue fácil, claro. Hubo que raspar años de cosas (mal) oídas, (mal) escuchadas, (mal) explicadas.

Casi lo mismo que nos pasa al enfrentarnos con un otro, conocido o no, familiar o extraño: canonizamos la subjetividad de la percepción y la creemos real y objetiva, sin dejar que-sea-lo-que-está-siendo, primero. E intentar aprehender. Decimos antes de escuchar.