
Intenté dormir inútilmente; leí un poco sin saber qué tenía adelante, hasta que se hicieron las 7,30 y llamé a una amiga que vive cerca para que, antes de ir a trabajar, me comprase unos ibuprofenos. Los trajo y pasé, de la cama al sofá -incómodo, chiquito-. Prendí la estufa y la tv. ¿Qué pasó luego?. Ni idea, fui y vine en un estado de semivigilia, abrigado con medias, polar y pijama invernal, más mantita. De la tele hilvanaba cosas inconexas -o yo, no sé-.
Hacían 25º y yo con estufa, divagando. Debería cambiar de dealer.
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