Gente que se dio una vuelta


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30 de abril de 2013

Yo ni te cuento

Medir el dolor propio en desgracias ajenas es tan ¿bajo, ególatra, básico?

Pero lo tuyo no es nada, mirá a fulano...

Ok, ya sé que lo de fulano es peor. Pero fulano es otra persona, a quien probablemente le digan que lo de zutano es peor, quien, a su vez, oirá repetidamente que perengano la pasa realmente mal.

No termino de entender a quiénes compiten en dolores, los que quieren un master en desgracias terribles, los que desmerecen el padecer que no es propio. Tampoco termino de entender a quienes viven todo en tono de tragedia o en su espejo, la euforia.

Si simplemente pudiéramos transitar acompañados, silentes, respetuosos.

29 de abril de 2013

Quién no II

Siento que me incomoda saberme no a salvo de los límites a los que llevan el odio, la violencia, el desprecio.

Siento que desearía poder decir "ellos". Para delimitarlos, identificarlos, saberlos definidos. Pero ellos somos también nosotros. Al menos, los ellos de otros. O ellos en nosotros. Porque somos lo mismo, de la misma raza, de la misma humanidad.

A pesar que desearía poder distinguirme indudablemente de ellos, no es del todo posible. Apenas puedo ponerle límite, nombrar, distinguir al ello que hay en mí. 

28 de abril de 2013

Quién no

Los límites de lo impensado se me alejan cada vez más. 

Lo impensado en los límites a los que llegan algunos en su desprecio por otros; los límites a los que empuja el odio; la falta de límites, paradojalmente, a los que el desprecio y el odio nos llevan, empujan, arrinconan.

Y ya sabemos cómo actúan los animales arrinconados. Atacan para sobrevivir; perciben, sienten que el otro es una amenaza vital, un enemigo.

No soy tan puro como para creerme sin desprecios u algún odio envejecido. Los miro, los nombro. Convivimos atentos. Alertas para que no se desmadren.

27 de abril de 2013

Reciclaje

Cosas que acumulo:
  • Cepillos de diente: no puedo dejar de tener uno o dos sin abrir. También me cuesta tirarlos una vez usados; entonces, puedo tener hasta tres.
  • Jabón de tocador: ídem a los cepillos. Claro que no hace falta tirarlos.
  • Libros. Ahora, además, como algunos de estudio están muy caros, fotocopias anilladas.
  • Pañuelos de papel. Limpios, no hace falta aclarar. Cajas para la casa, packs para llevar.
  • Cosas de librería: cuadernos, lápices, marcadores, resaltadores.
  • Mates. Antes me regalaban pensando que los coleccionaba. Aún debo tener cerca de 15 o 20.
  • Medias: me encariño y no las tiro hasta que están penosas.
  • Especias para cocinar: cada vez que descubro alguna que me gusta, la tengo que tener.
  • Remeras. Demasiadas. Me pasan amigos que se mudan, me regalan otras; las paso, las regalo. Se multiplican.
Menos materialmente, acumulo otras: ideas, decepciones, deseos, búsquedas y nostalgias. Por nombrar unas pocas.

26 de abril de 2013

Entre sábanas

Hace unos días que vengo durmiendo medio raro. Tardo en conciliar el sueño. Me despierto varias veces a la noche desorientado. Sueño bastante.

No pasa nada distinto o raro que me tenga ansioso o preocupado. Lo de siempre. Es decir, las ansiedades o preocupaciones habituales. Sin embargo un par de noches atrás oigo, entre sueños, algo que sonaba como la bocina de una lancha de pasajeros. Como viví un tiempo en el Delta, soñé con eso. Al rato vuelve a sonar. De nuevo entre sueños, noto que viene del tren que está a varias cuadras. En el sueño cambio de medio de transporte. Vuelvo a oír la bocina, y siento (?) que debe ser la sirena de los bomberos llamando al cuartel.

Por eso me debo haber despertado tan cansado. No hay cuerpo que aguante tanto.

25 de abril de 2013

Mucho no sé

Ideas abundan.
Ideales no me animo a contarlos.

La apatía de los jóvenes, oigo decir a algunos adultos. Sí, ok, pero ¿hasta qué punto no somos responsables de esa apatía? ¿Será que tenemos como una decepción tan notoria que no contagiamos deseos grandes?

La falta de liderazgo es otra. Líderes, creo, hay. Si no, miremos lo maravillosamente articulado que está el narcotráfico. Algo así, no se arma sin líderes y cadenas de mando claras.

El poco compromiso se renueva de muchas maneras. ¿O será que hay compromisos nuevos, nuevos desafíos, nuevas fronteras? Pienso en los ecologistas, los solidarios a toda costa...

Es algo que nos falta. No sé qué. Una falta que abunda.

24 de abril de 2013

Cosas que se dicen II

Y por eso vuelvo a la palabra, creadora o destructora.

La liviandad con la que decimos, la displicencia con la que dicen, la fuerza del grito que se impone, las palabras que el viento no se lleva y las que nos arrima, las voces superpuestas en la armonía del canon o en el murmullo que ensordece.
La madre que reta porque propone un desafío; la que reta reprendiendo; la que reta castigando. El amante que acaricia en el llamado. El periodista que anuncia un atentado y muertes. El clamor de los muertos. El llanto del deudo. El del recién nacido.

La frase hecha que desarma. Palabras sueltas que unen nuestros pedacitos.

Verba volant, las palabras vuelan. Sí. Algunas son bellas golondrinas; otras, aves carroñeras.
En el medio, milagrosamente, se dan encuentros.

23 de abril de 2013

Cosas que se dicen

Una mujer pobre pero honrada, escuché decir. Tantos prejuicios en una sola expresión que no sé por dónde empezar. Sí, es una frase hecha, lo que no quita lo prejuicioso. Es decir: mujer pobre ¿es peor que varón pobre? ¿Pobre honrado es tan rara avis que hay que aclararlo? Ni hablemos de la mujer honrada, que da para otra lectura. Otras lecturas.

En Uruguay presentaron un proyecto para eliminar expresiones racistas, tipo trabajo de negros. Podría ser parecido a lo anterior, pero no sé... Es cierto que los negros, en América, esclavizados, hacían trabajos que los blancos no. De ahí la expresión, despectiva y descriptiva de una realidad abyecta.

Una mujer negra honrada y pobre ¿qué vendría a ser, entonces?

22 de abril de 2013

Aspirinas morales

Las personas que sufren algún tipo de enfermedad crónica aprenden, conviviendo con ella, a moverse en parámetros de salud que mantienen a raya la enfermedad. Pienso en un diabético que cuida su dieta, en un portador de VIH que es constante con su medicación, en un hipertenso que se cuida en el consumo de sal, un depresivo crónico que no deja los remedios...

Pensaba en eso como imagen, parábola de otras cuestiones. De cómo a veces nos acostumbramos a convivir con "enfermedades" de manera casi connatural, a punto de no percibirlas como algo enfermo, no-sano: el que coimea sin cuestionarse; el que abusa de los demás; el que irreflexivamente descalifica a lo demás; el que no ve más allá de su nariz.

Convivir con la enfermedad a veces es más enfermo que la enfermedad misma.

21 de abril de 2013

Anticuerpos II

...enlazo con lo de ayer...
 
Reconozco que la abstracción es sumamente útil, sin dudas. Nos permite sumar 2+2 sin necesitar tener adelante las manzanas, naranjas o caramelos. Sirve para estudiar el cáncer, por decir algo, sin tener que abrir a media humanidad en busca de tumores. Ayuda a que las cosas se nos acomoden en la cabeza sin tener que meterlas ahí materialmente. Pienso elefante y no es necesario verlo o palparlo para traerlo a la mente.

Pero los abstractos no existen más que en el mundo de las ideas, en la cabeza: acordamos que lo feo es desagradable y que lo bello atrae. Definir qué es lo bello o lo feo es lo difícil.
Por eso, creo, da más seguridad lo abstracto.

Una pena, vea.



20 de abril de 2013

Anticuerpos

Dando clases a un grupo de univesitarios de clase media, media alta, salió el tema de los márgenes, los marginalizados, los marginados. No salió, en realidad: lo saqué. Venía al caso. Era el caso.

Estos chicos están en un plan de formación de dos años en un centro de espiritualidad cristiano. Increíblemente, no hubo modo que no espiritualizaran la marginalización. Que la marginalidad fuese, ante todo, algo abstracto, del mundo de las ideas. Que fuera algo peronotanasí, porquetambiénhaypobresbuenosoricosmalos, porquelaspersonasbuenasdetanbuenassondespreciadas...

Pibes buenos, sanos, con ganas de formarse durante ¡dos años!; altamente escolarizados; profesionales ya recibidos algunos. Solidarios por lo que puedo escuchar.

Pero con un hiato -casi- abismal.
Tenderemos puentes.

19 de abril de 2013

Los inmaculados

"El que esté libre de pecado tire la primera piedra", dice el refrán bíblico.

Un modo de invitarnos no a no juzgar, sino a no juzgar sin juzgarnos antes. Algo similar a la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio. No niega la paja en el ojo ajeno, pide primero, atención a la viga propia.

Cuando renuncio a juzgar, renuncio a una capacidad y necesidad humana que tiene que ver con discernir, cribar, degustar, sopesar. No es ese tipo de no juicio, creo, lo que se busca. Sino, acaso, no pretender la inocencia absoluta.

¿Quién está tan limpio?

18 de abril de 2013

Paso a paso

Mientras cenábamos en casa de unos amigos charlábamos.

¿Cuándo deja la conciencia de mandarnos el mensaje necesario para que no terminemos desbarrancando?
¿Cómo es que algunos pueden las mayores -o no tan mayores- bestialidades y luego seguir, vivir, dormir, acariciar a sus hijos?

Sin llegar a lo patológico, que es otro tema. Pero esas cositas que nos van corroyendo, corrompiendo tan ¿sutiles? que pasan de un grito a una paliza brutal. De un vuelto que me quedo, a un dinerillo que me robo.
De un menosprecio a alguno al desprecio de todos.

¿A cuánto estamos del abismo? ¿Qué tan cerca nos detenemos?

17 de abril de 2013

Pre-juiciosos

"A mayor prejuicio, mayor pretensión de objetividad"

Se me reveló esta intuición. La compartí.

La ecuación es simple, me parece: como no podemos bancarnos rechazar, despreciar, odiar -qué palabra fuerte-, así porque sí, por piel que le dicen, necesitamos motivos. Aunque no sean ciertos.
Y como tampoco nos bancamos amar, aceptar, abrazar por cuestión meramente afectiva, buscamos motivos que nos justifiquen.

Los negros son vagos.
Los chinos laburadores.
Las mujeres todas iguales.
Los varones peores.
Los del interior, cabecitas.
Los porteños, soberbios.
Los otros, despreciables.
Los míos perfectos.

Todo mentira.
Todo cierto.

16 de abril de 2013

Si, vos también

Todos queremos agradar, ¿no? La necesidad de ser amados o al menos, de sentirnos amados, atraviesa el resto de las necesidades.

De muchas maneras, nos maquillamos, nos arreglamos, presentamos el mejor perfil. Estrategias, que le dicen.

Algunos optan por salir a cara lavada y es un alivio.
Otros, se mueren por un gesto de aceptación.
Unos se prostituyen por una caricia.

Quien esté libre, que arroje la solución.

15 de abril de 2013

Hasta ahí

¿Hasta dónde, me pregunto, acepto lo diverso?

Es verdad que lo políticamente correcto es decir sí, soy re abierto, todos tenemos derecho a pensar lo que queramos. ¿Y cuando el otro piensa -si es que piensa, ponele- que es necesario volver a la mano dura de fines de los 70? ¿O cuando alguno reivindica el antisemitismo? ¿O cuando otro defiende a raja tabla la pena de muerte?

Prefiero más de una vez ser un poco reaccionario. Decir: mi límite es este.
Diverso, plural, flexible.
Pero sin comer vidios.

14 de abril de 2013

fRicciones

Cuando era chico un día descubrí que los que morían en una película o en una serie, en otra estaban vivos. O más jóvenes, incluso.

Para esa misma época dejé de preguntarme cómo podía ser que el bebé de una publicidad hiciera cada vez que aparecía exactamente los mismos movimientos.
Estaba asomándome al mundo de la ficción grabada, de la actuación, de la mentira del arte, tan bella a veces.

Hay momentos en que quisiera volver a cierta inocencia previa; otros en los que me siento a años luz. Otros en que no sé.

13 de abril de 2013

Breve instante

Ayer pasó por casa, brevísimos minutos, Javi, un querido amigo -que como a veces lee esto, aprovecho y lo saludo-. Hacía un tiempo largo que no nos veíamos y apenas pudimos tomar un café.

Lo bueno fue: el abrazo al saludarnos. De esos sostenidos, firmes y cálidos. Las diez o doce oraciones que pudimos intercambiar (ni mate, che, un poco de café, no más). La promesa del próximo encuentro, más distendido.

Un airecito calmo, un remanso breve.
Un encuentro, que le dicen.

12 de abril de 2013

Intermezzo

Un profesor de antropología filosófica -o algo así- repetía que no existe el ser humano como abstracto. Podemos decir algo sobre el ser humano pero vivimos como hombre, mujer, en coordenadas espacio-temporales, con una cultura, educación, historia. Encarnados, digamos. Históricos. Contingentes.

Abstraemos para poder hablar o decir algunas cosas comunes, propias de la humanidad común que compartimos y somos. Sin embargo, lo que compartimos lo somos de tal manera, en tal lugar, en tal tiempo.

Difícil tarea conjugar lo concreto y lo abstracto.
Sobre todo cuando pensamos en abstractos, olvidándonos que somos los concretos.

11 de abril de 2013

A rosca

Empezaba a correr un aire fresco. Olor a humedad. Cielo encapotado.
Volvía a casa para salir en un rato de nuevo. Uff, si me agarra la lluvia sin paraguas qué garrón.

No hizo falta más que ese pensamiento para caer en la cuenta de los límites mentales, afectivos. Ok, me mojo, es un garrón. Pero tengo ropa seca en casa; mi casa no se inunda; soy de los que ayudan; puedo darme el lujo de dar porque algunas cosas me sobran.

¿Cuánto más tengo que vivir para salir del termo?

10 de abril de 2013

Dixit

La capacidad interpretativa de las personas es genial. Mientras creemos que el lenguaje es unívoco, nos perdemos la sutileza de las metáforas, lo mordaz de las ironías, la proporción de las comparaciones, las bodas imposibles en un oxímoron.

 Claro que, a veces, las palabras quieren decir sólo lo que dicen:

-Me gustan las papas fritas
-Hace calor
-Tengo sed
-No me empujes
-Está lleno
-Te busco a las 10.
 
Entender los vocablos, lo que significan, no es entender, necesariamente.

9 de abril de 2013

Polución humana

Qué sé yo. Debo estar más cerca de la bipolaridad de lo que creo.
Me anima y alienta mucha gente al verla en sus gestos tan llenos y generosos
Me deasanima y desalienta mucha gente al verla en sus gestos tan llenos y mezquinos.
Con dos minutos de diferencia pasa todo. Y no entiendo qué mecanismo interno hace que me pesen tanto los segundos y tiñan el ánimo.

Hay que seguir respirando, no más.
Lástima en aire contaminado.

8 de abril de 2013

Yo, en tu lugar

Pedirle belleza a un periodista, por ejemplo, es como pedir objetividad en la carta de un enamorado. Si el enamorado escribiese una crónica, la otra parte huiría a brazos de otro. La receta de cocina no calma el hambre; los ingredientes por separado no son comida: hace falta que alguien meta mano.
Un llanto brota del dolor, otro de la emoción ante la belleza, otro de la impotencia.

Entender el código, el desde dónde, el para quién, ayuda a entender lo dicho.


Para eso hay que meterse, un par de segundos, en los zapatos del otro.
Por eso debe ser tan difícil.

7 de abril de 2013

Hasta la cintura III

Un poquito, no más, fue lo que pude estar en uno de los centros de recepción de cosas para los que han estado inundados. Poco tiempo, unas horas. Nunca había visto tanta ropa, calzado, colchones, mantas, lavandinas, pañales juntos. Nunca había visto tantas personas seleccionando, embolsando, distribuyendo.

Me emocionaba ver a nenes, jóvenes, adultos, viejos movilizados por esto. Gente que llegaba a dejar algo -una nenita de 4 trajo un peluche suyo- y se quedaba un rato a dar una mano. Gente que pasaba por un rato y se quedaba dos o tres.

La consigna: poner amor. Suena tonto, claro, pero era algo así: que se note que está hecho con amor por el otro, la otra. Que esté bien doblado, bien guardado, bien seleccionado. Un plus, que le dicen.

Me quedo con la pregunta: si hay tanto que podemos dar, porque sobra o nos sobra, ¿por qué esperar a que sea la urgencia la que mueva? ¿Por qué no vivimos más "urgidos" en la diaria?.

Ojalá.

6 de abril de 2013

Hasta la cintura II

Y como suele suceder, junto a cosas admirables que llenan de orgullo, aparecen cegueras, mezquindades, cortedades.

Del que quiere generar rédito partidario y, en su lugar, genera desconfianza.
Del que perdió un televisor y un par de colchones y se olvida de los que perdieron la vida.
Del que desde un escritorio/mostrador/termo dicta cátedra sin arremangarse.
Del que se excusa en los errores ajenos para no intentar.
Del que lucra económicamente con los demás y su desgracia.

Pero la joya del día: una vieja, pobre, muy pobre, que esta vez zafó del agua y trajo, dignísimamente lavadas y planchadas, ropa para otros. Gente que da gusto.

5 de abril de 2013

Hasta la cintura

Llovió demasiado otra vez, en muy poco tiempo.

Después del temporal que azotó partes de Bs As, con inundaciones, pérdidas, muertos, aparece en seguida la tan mentada solidaridad que nos enorgullece a muchos/as argentinos. Recibí varias llamadas y correos, trajeron cosas a casa, se organizan ONG's, anónimos, muchos. Muchas manos.

Es imposible prever estos fenómenos naturales: por más alerta meteorológico que haya, hasta que no llueve no se sabe cuánto cae, cómo, dónde... No se puede controlar la naturaleza, claro.

Pero pensaba: ya que respondemos tan pronto solidariamente, ¿por qué no crecemos, solidarios, en la responsabilidad previa? El estado, teniendo políticas de respuesta a la emergencia, los ciudadanos cuidando la limpieza, todos en la red que formamos siempre y no sólo cuando ya es tarde.

¿Podremos aprender?

4 de abril de 2013

Sentidos

Anoche llegué tarde a casa, después de haberme ido cerca del mediodía. Fue abrir la puerta y ser
bienvenido por un aroma suavísimo e intensísimo. Había dejado una vara de nardos en un jarro y no lo recordaba. Era eso.

Es uno de los perfumes florales que más me gusta y evoca -cabeza a cabeza con los jazmines-. La cuestión es que me pasó pensar qué perfume emanamos las personas. Perfume, aroma que no tiene que ver con transpirar o desodorantes, con colonias o jabones. No. Es eso que nos rodea, ¿aura, energía, humor? y que nos precede.

Eso que hace que alguien nos agrade, evoque, guste. Eso que hace que agrademos, evoquemos, gustemos a alguien. O todo lo contrario.

Se percibe.

3 de abril de 2013

Una cosa es una cosa...

Entender las motivaciones propias es complejo. Entender las ajenas más complejo.
Cuando queremos juzgar un hecho, dicho, actitud de alguien -sí, juzgar, admitamos que lo hacemos y que es indispensable hacerlo para poder discernir- está bueno ampliar la mirada, encuadrar a la persona en un espacio más amplio. Película, no foto. Dinámica, no estática.

De modos variados, estos encuadres, ampliaciones, nos ayudan a ponernos en los zapatos ajenos, a poner algo de perspectiva. A empatizar o entender. Está buenisimo poder hacerlo para sentirnos no ajenos, sino parte de la familia humana.

Entender, empatizar, comprender, ponerse en el lugar es una cosa.
Justificar, disculpar, cerrar los ojos, es otra.

Me parece.

2 de abril de 2013

Callate, vos II

Lejos, muy lejos de la ecuanimidad creo que está bueno poder distinguir, tanto como sea posible, desde dónde criticamos, decimos, opinamos. 

Si es desde un lugar primeramente afectivo (por aceptación o rechazo), lo más probable es que, en bloque, aceptemos o rechacemos lo que un otro diga o haga, casi físicamente imposibilitados de poder matizar. Nada hará que podamos corrernos de nuestro concepto, juicio, preconcepto o prejuicio. Nada que no incluya una fuerza afectiva en sentido opuesto a la que tenemos. Ahí quizá se abra una brecha.

Si es de un lugar, primeramente racional, lo más probable es que no nos demos cuenta que lo afectivo/pasional nos tiñe esto también y que, al fin y al cabo, no somos tan racionales: alguien reivindica el terrorismo de estado y no le doy otra chance porque es irracional. O porque no me banco que pueda haber alguien tan obtuso como para despreciar la democracia. Pero si un otro reivindica a los grupos extremos de izquierda, capaz que puedo entenderlo. Pero no porque me sea más entendible, sino por otros motivos no tan simples y acotados.

¡Calláte, loco!

1 de abril de 2013

Callate, vos

"...el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente, y no porque piensa..." Fernando Pessoa, El libro del desasosiego.

Me deslumbró esta definición de Pessoa. Me hizo pensar que está bueno ver cuánto de lo que criticamos surge de los apriori afectivos o emocionales. Como cuando, frente a un argumento racional que se da de bruces con los argumentos propios, descalificamos al otro porque es de derecha, izquierda, soberbio, idiota, mujer, varón, gay...

Lo sé porque lo hago y me lo hacen: si no estoy o estás de acuerdo, lo más fácil es, antes que argumentar, descalificar, proyectar, rebajar. Todo sea por no perder algo que no sabemos qué es. 


Al fin y al cabo, nos gana -y pierde- il cuore.