Gente que se dio una vuelta


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30 de junio de 2013

Atravesados II

Como no puedo evitar ser yo mismo -a mi pesar muchas veces-, miraba a las personas en "situación de velorio". Para ninguno es la mejor situación. Produce cierta incomodidad: no sabemos bien qué hacer, cómo estar, cuál es el protocolo, por llamarlo de alguna manera. Pero hay personajes in-fal-ta-bles:

  • los de las fórmulas hechas: desde te doy mi pésame -no, gracias, llevátelo, no lo quiero-, pasando por mis condolencias, al te acompaño en el sentimiento -dejáme sólo, ¿querés?-.
  • la que necesita saber: ¿a qué hora murió? ¿estaba enfermo? ¿quién avisó?
  • los que compiten para ver a quién le duele más
  • la que se encarga de que los deudos lloren: no soporta verlos tranquilos y taladra la cabeza hasta lograr el llanto
  • el que quiere quitarle protagonismo al mismo difunto
  • los que amenizan la velada con anécdotas de gusto dudoso
  • la que nos recuerda, de a ratos, que no somos nada
"Esperando la carroza" se quedó corta. 

Da para años de estudio, vea...


29 de junio de 2013

Atravesados

Ayer murió un amigo querido. Jorge había ingresado poco más de una semana atrás al hospital, y enseguida lo derivaron a terapia intensiva: una neumonía fuerte. Promediaba los cincuenta años, sanísimo, laburador, servicial. Indujeron el coma para poder intubar y facilitar la oxigenación; no alcanzó.

No esperaba este descenlace. Me imaginaba esperando un poco más, yendo luego a verlo mientras terminaba de recuperarse en el hospital antes de que lo mandaran a la casa. Creía que íbamos a compartir más cenas, más bromas, más encuentros, más tiempos.

Nos reunimos a la tarde para celebrar la eucaristía -somos cristianos practicantes la mayoría-. Rezamos, acompañamos un poco a la esposa y al hijo, lloramos, dolimos.
Siento, más acá y más allá del dolor, que estamos atravesados por la esperanza tesonera, grande, más grande aún, de que hay más vida, más Vida. Y no siento que es consuelo, no: es certeza.

Hasta entonces, querido.

28 de junio de 2013

Brújula II

Retorno.

¿Por qué el miedo a estar perdido, si cuando mucho, pregunto y alguien sabrá responderme? Insisto: un temor desproporcionado que se da a menos de 100 km de mi casa: puedo llamar por teléfono, pagar un medio de transporte, conseguir una computadora y consultar Google maps, qué sé yo. Hay opciones.

Puede que tenga que ver con el temor a no tener referencias/referentes. Con no saber qué o a quién mirar.
Con perder el norte, aunque no sepa dónde queda.

27 de junio de 2013

Brújula

No sé si a todos les sucede: me da miedo perderme. Más allá que carezco de sentido de orientación y que nunca me aventuré en, ponele, el desierto de Gobi, la sensación de estar perdido -o estarlo, directamente- me produce pánico. 

Una combinación de subtes puede ser motivo de ansiedad: combinar líneas, subir por una, aparecer en otra y luego salir a la calle es mi Everest personal. Ir a algún lugar desconocido, sin referencias, me da vértigo. Si para llegar a un negocio doblaba después de la casa de portón verde y cambiaron el color de la pintura, no te aseguro llegar... Si subo a un departamento, salgo del ascensor y ya no sé para qué lado queda la calle. Norte y sur son ideas, no más. 

Curiosamente, si estoy en un lugar donde no hablan español, el miedo disminuye: me sale una capacidad desconocida que me asombra. Debe ser que el miedo no es tonto. Y menos políglota.


26 de junio de 2013

Hasta mañana

Hoy no tengo ganas de escribir.
No sé si mañana las tendré.
Un día en el que me cansaron algunas cosas y personas.
Capaz se me pase, capaz no.
Pero el hartazgo se acerca a la bronca.

Listo. Me cansé un poco.
Pero debe ser la congestión que no me deja respirar.

25 de junio de 2013

Entre tiempos

Cuando miramos nuestro pasado desde el hoy a veces juzgamos algún hecho con la luz y el conocimiento actual. No siempre somos justos con nosotros mismos haciendo esto.

Muchos de los actos y decisiones tomadas tiempo atrás -si no la mayoría- fueron lo que pudimos hacer, lo que supimos, lo que nos salió. Muchos errores de ese momento son disculpables desde este otro momento. 

Otras muchas decisiones, claro, acertadas o erradas, las repetiríamos aún hoy.
Esas son las que importan. 

24 de junio de 2013

Con cierta distancia

Mientras espero que se haga la comida que está en el horno pienso y escribo.

No sé bien por qué me venía acordando de largos debates adolescentes y no tanto sobre la posibilidad de ser felices. Algo nihilista, en su momento, atravesado por una híper-consciencia precoz, creía que era una batalla perdida. Como si en la vida no hubiese más que un anhelo inútil que nunca iba a poder ser cubierto.

A unos años veo, me veo. Si tengo que ser sincero conmigo mismo, puedo decir que soy feliz. Quizá no con la pasión o serenidad esperada, atravesado también por dolores propios y ajenos, con menos idealismo depresor y más idealismo desafiante. Siento que puedo crecer hacia más plenitud, que cuando duelo y me duelo hay quienes lo hacen a mi lado, compañeros, presentes. Yo con ellos también.

Modos simples de ser y hacernos felices.

23 de junio de 2013

Terapia

Esperar en la puerta de terapia intensiva que nos dejen pasar.
Caras que se repiten. Más cansadas unas, aliviadas otras.
Mientras se acerca la hora de entrar se abarrota el pasillo: todos quieren ser primeros.
Entendible e inútil prioridad.

Ritual de lavado de manos.
Atravesar las demás camas para llegar a la zona de aislamiento.
Ver que el de la 108 ya no está. No sabemos por qué.
Tomar un barbijo para proteger y protegerse.
Alcohol en gel.
Monitores, colores, sonidos. Glifos modernos.
Olores a la nada aséptica.
Convesar en monólogo
Despedirse. Más gel.
Saludar a los vecinos circunstanciales.

Volver.

22 de junio de 2013

Como dormidos

Visitaba a un amigo que está en terapia intensiva. Neumonía, ambos pulmones comprometidos. Lo durmieron para poder entubarlo y así oxigenarlo. Está estable, dentro de la seriedad del caso. 

Estabámos con la esposa, ambos con barbijos. Charlábamos entre nosotros y con él, sumido en su coma farmacológico. Le contábamos quiénes estaban, que iba a llegar su hermana, que estuviese tranquilo. Lo acariciábamos.

Tacto y oído, suavidades de manos y palabras. De alguna manera en estas cosas, volvemos ser bebés.

A esperar.

21 de junio de 2013

High tea

Comenzamos a tomar el té a eso de las 16,30. Té, mate, café; un par de tortas, waffles, medias lunas con jamón y queso... Nos convocaba el festejo de los 39 de Martín y era feriado. No teníamos apuro. Varios adultos, siete varones entre los 8 meses y los 5 años. Ideal la hora, porque los pequeños podían jugar y no había que pensar en acostarse temprano.

Nos fuimos quedando, charlando, probando el regalito que le hicimos al cumpleañero -un braserito de campo, caprichos que nos permitimos convertir en muestras de cariño-. Algunos se fueron, otros nos quedamos. Se hizo la hora de cenar: unas pizzas, como para decir que cenábamos, pero en verdad excusa para prolongar el encuentro y destapar un vino rico.

En la charla aparecen: el país, los sueños, los miedos, los proyectos, los logros, los intentos, las frustraciones. Las palabras del otro, de la otra, nos reflejan, nos espejan, nos recuerdan.
Calor en un día fresco.

20 de junio de 2013

No te peines

El otro día decía que desconfío de las personas que no se despeinan. Algunos lo tomaban literalmente. Algo de eso hay, pero el despeinarse era metáfora. Intento desarrollar.

Las personas imperturbables, las que con la misma cara -sonriente, amargada, desconfiada, desconcertada- enfrentan todo. 
Las personas que empecinadamente huyen de lo conflictivo y repentino, contradictorio y brutal que de a momentos tiene la vida.
Las que pueden pasar por un huracán sin que se les desacomoden los rulos.
Las que no vibran.

Algo así, decía.

19 de junio de 2013

Vidas paralelas

Estaba en el hospital, esperando para visitar a un enfermo. Había quedado en encontrarme con la mamá en el segundo piso, la sala de espera. Mientras se hacía el horario de visitas, leía. Un par de sillas a la derecha, un pibe de catorce, quince años, me miraba.
Se anima y se acerca:

-¿Vos sos el hermano del Pini?
-No, para nada.
-De Daniel, el Pini que le dicen.
-No, no tengo hermanos varones.
-Ah, disculpá.
-No hay problemas.

Vuelvo a la lectura. Siento que cada tanto vuelve a mirarme, insistentemente. Comenta algo con la señora que lo acompaña. Sigue mirándome.

Me parece que no me creyó. O que sabe algo de mí que ignoro: que tengo un hermano.
No es extraño: muchas personas saben cosas mías que yo ni sé. Me discuten que estuve-fui-dije-hice cosas; a veces, incluso antes de conocer a quien me lo dice. No sé.
Misterios...

18 de junio de 2013

caras y contracaras y más caras

Con diferencia de días, no más, me tocó ser testigo de esos opuestos impresionantes de los que estamos hechos los seres humanos.

Una mujer con un embarazo no deseado, con una situación personal complicada, sin pareja, sin familia cercana en Buenos Aires. A no ser que su vida de un giro vertiginoso en tres días, es imposible que pueda hacerse cargo del niño. Decide seguir con el embarazo y dar al bebé en adopción. En su relato hay vergüenza, dolor, bronca, angustia.

Otra mujer, otro embarazo no deseado. Situación complicada, abandonada por su pareja, familia ausente. Trabajo más o menos estable. Está debatiéndose entre abortar o seguir cursando el embarazo, aunque no quiere un hijo en este momento y no se imagina dándolo en adopción. En su relato hay vergüenza, dolor, bronca, angustia.

Acompañar más allá de lo que crea, empatizar con la otra, sostener miradas y manos.

17 de junio de 2013

De gran charla

Cumplió años la hija de mi sobrina: seis años mínimos. Pasé cerca del mediodía, antes de que fuera a la escuela, porque después no iba a poder. Le llevé el regalito y, como suele suceder, me mostró sus cosas:

un folleto/mapa de Temaikén, con el comentario correspondiente a cada animal que vio.
el cuaderno del cole, con el que está aprendiendo a escribir, con cuentos de algún compañerito.
cosas que esconde de su hermana de dos porque se las rompe.
su pececito -el número 232, creo. Todo un tema la mortandad de estos peces-.
la mochila.

Cada cosa acompañada con palabras y más palabras, cuentos, preguntas "retóricas" -¿sabés una cosa? ¿te conté qué...?-.

Sonreía para mis adentros. En medio de eso, vamos conociéndonos: tejiéndonos.

16 de junio de 2013

Bipolares abandónicos

Me pasa, me atraviesa, que cuando escucho a alguien hablar de el país/el mundo/la sociedad denostando,
en tercera persona, excluyéndose del discurso, me entristece y me embronca. 

Me entristece porque no sé cómo podremos hacer un país/mundo/sociedad que no nos sea ajeno y hostil, del que seamos parte, en el que nos sepamos parte. En el que lo bueno (desde el tópico somos un país solidario) y lo malo (hasta el tópico nos merecemos lo que nos pasa) nos incluya tanto que nos duela o alegre el contarlo.

Me embronca porque con la misma facilidad con que nos apropiamos chauvinistamente de los logros individuales como si fueran personales (Somo' lo' campeone' y hasta el papa es argentino), con esa misma facilidad no somos capaces de apropiarnos de nuestra contribución a lo que condenamos.

En Europa, seguro no pasa, vea...

15 de junio de 2013

Viaje corto II

Ya escribí sobre el vendedor de la línea 333 (Viaje corto). Hoy, además de comprar carilinas y un pegamento instantáneo, pude mirar un poco de su vida.

Se encontró con un amigo y charlaban; yo, persona por medio, me hice una panzada.

Además de trabajar vendiendo de manera ambulante -de 8 a 16, según dijo- tenía una banda con la que hacían covers de Pappo y salían a tocar en boliches. Ahora, desarmada esa banda, está en otra que hace homenaje a Menfis la blusera. Ensayan bastante. Ama hacerlo. Están contentos porque consiguieron saxofonista.

Mientras lo escuchaba, trataba de imaginarlo ¿cantando, tocando? en un escenario, compenetrado en su música. Con esfuerzo lo visualizaba tan contento como lo oía. Al costado, claro, el bolso con las ofertas de la noche.

Si antes lo admiraba, ahora más.

14 de junio de 2013

Parece pero no

El miércoles a la noche estaba por entrar a dar clases. Aclaro: alumnos de más de veinte años, que están haciendo un curso de cuatro cuatrimestres de duración porque quieren. En lo que oficia de sala de profesores, secretaría, administración hay unos libros de backup por si los alumnos no traen los suyos, algo habitual.

Cuando estoy por ir al aula, una de las personas que coordinan me dice:

-Acá están estos... ¿los llevás?
-No, en todo caso que lo venga a buscar quien no lo haya traído. Es responsabilidad de ellos.
-¡Qué exigente sos!
-No es ser exigente, es no ser condescendiente. 

Parece que es mucho...

13 de junio de 2013

Ansiedad oral

Postergar es una muestra de paciencia y sabiduría, de madurez. Los niños, en su mundo de inmediatez, no pueden postergar: todo es para ya. Un bebé necesita que le den de mamar cuando tiene hambre. No hay más realidad que su necesidad imperiosa.

Mientras caminamos y crecemos, con suerte aprendemos que aunque no comamos inmediatamente el mundo no terminará y eventualmente nos saciaremos. Metáfora de tanto.


Siento que muchos acumulan edad y no crecen. Que hay exceso de pulsiones demandantes y poca capacidad de postergar (que no es lo mismo que postergarse). 

12 de junio de 2013

Dolores y miradas

Dudé bastante antes de escribir. Siento que puede ser tomado mal. No es mi intención ofender ni menospreciar el dolor. Dicho esto:

Después de un día de desaparecida, encontraron el cuerpo de una chica de 16 años entre la basura que iba a ser procesada en una planta. Un espanto, sin dudas. Duele pensar en lo que están pasando los suyos. Algún deshumanizado ha provocado una tragedia más.

La reacción en las redes sociales se hizo notar. Los que habían compartido la foto de búsqueda, ahora pasaban la mala nueva. Aparecieron las condolencias, las preguntas, las reacciones simplificadoras, las analíticas.

A riesgo de sumar una barbaridad más digo: ¿será que pega más porque era una chica "normal"?; ¿nos dolemos e indignamos del mismo modo ante la muerte de un pibe en un barrio marginal, de una chica de una villa que aparece violada, muerta?

Veo en las redes que algunos se juntarán mañana -loable juntada, claro- en la catedral de San Isidro a rezar por su familia. ¿Lo harían por alguno de los ejemplos anteriores?

Quisiera creer que sí. Pero no pongo las manos en el fuego ni por mí mismo; más de una vez ni los notamos: total, ya estaban medio muertos...

11 de junio de 2013

Extremismos

¿Vieron que hay gente que hace de todo un drama? 
¿Vieron que hay gente que se ríe de todo?

Dudo cuál de los dos es peor, si la tragedia constante e igual entre un terremoto que mata a tres mil y la gripe de un vecino o la risa boba ante los que huyen de las inundaciones en Europa central.

Intuyo -intuyo, no más- que es más simple que los últimos se pongan serios a que los primeros se relajen.

10 de junio de 2013

Mundos ajenos

Colectivo, ese espacio promiscuo en el que nos amontonamos físicamente, donde parece no haber límite entre lo público y lo privado, donde participamos en fragmentos de dramas ajenos mediante el celular, donde conocemos el (dis)gusto musical del chofer, si es que no está a full con Cadena 10 y el Negro Oro, donde nos atronan los celulares de parlantes metálicos...

Sentadito con mi libro, absorto en otra historia, con el caos de fondo y marco. Se me cruzó la duda: ¿seré tan extraño para estos otros como algunos de ellos para mí?; el pibe que escucha cumbia -y nos hace escucharla, ¿sentirá, verá el mismo hiato que siento y veo?.

¿Hay hiatos? Lo politicamente correcto sería decir que no. Puede que no lo haya, claro. No sé. De a ratos no sé.

9 de junio de 2013

Maestros

Me encanta observar a la gente. Los gestos ajenos me enseñan mucho. Aprendo de otros, tomo de otros lo que quiero, dejo lo que no quiero.

Hay veces que son advertencia: esto no me gustaría hacerlo, no quisiera repetirlo.
Otras son recuerdo: ¡qué bueno cuando me entusiasmaba así con algo! ¡Qué lindo se sentía!
Otras son lección:  esta persona que admiro porque es grande en lo suyo es capaz de corregirse.
Otras, simplemente, son: qué lindo el gesto que tuvo fulano con mengano.

Hay muchos de quienes aprender.

8 de junio de 2013

Máximos mínimos gestos III

Si los dioses quieren, cuando postee esto, Fernando, Micaela y Máximo estarán mudando sus cosas a una pieza que consiguieron para alquilar. Baño compartido, sin cocina (tienen que conseguir un anafe o algo así, a gas). No hay cama ni nada; alguien acercó una mesa y una cama de una plaza; los colchones son los que venían usando estos días en la capilla.

 Pasaron por casa a la tarde a buscar algo de ropa que había traído para lavar. Las caras eran otras, el cuerpo más erguido, hasta el bebé andaba a las carcajadas. Aire renovado.

El lunes seguirá el derrotero de la búsqueda de trabajo, una entrevista en Acción Social de San Isidro. Será otro tiempo.

Estos días trajeron algo de don que no aún no desciframos.

7 de junio de 2013

Nece(si)dades

Necesidades necias. Necedades necesarias. Juego con las palabras que no son un juego. Juego para sacarles jugo.

Necesidades necias, las que nos inventamos o nos creemos. Desde la obvia y burda de creer que nos es necesario tener más o mejor para ser felices, a las menos sutiles de aturdirnos en lugar de escucharnos.

Necedades necesarias, las que nos inventamos o creemos. Desde opciones vitales, estilos, una fe, una manera de caminar en la vida que nos son necesarias  para ser felices. Y para hacer felices.

6 de junio de 2013

De poeta y de loco

Por motivos que escapan a lo que pueda entender, en mi micro-mundo me relaciono con personas que tienen desequilibrios mentales, cuando no enfermedades psiquiátricas declaradas, lo sepan o no. Aparecen, necesitan decirse -no siempre coherentes, no siempre calmos, no siempre "sanos"-. Entro y salgo en mundos paralelos con realidades diferentes, personas que existen pero no, cosas que no son cómo suelen ser. 

Loquitos y sus locuras. No siempre les tengo ganas, tiempo y paciencia para oírlos, escucharlos. Unos sufren mucho, otros son felices. Y al revés y de a ratos también. 

Sucede que a veces me quedo enganchado en el discurso del delirio, en la fantasía que es tan real, más real que la misma realidad.
¿Qué es lo que nos separa a unos de otros?


5 de junio de 2013

Señales de tránsito

Desconozco el motivo: lo cierto es que hay momentos en que  no sé en qué día vivo. Es decir: durante gran parte del día creo que es martes y en verdad es lunes.

Peor: a la tarde no sé si a la mañana hice tal cosa o si fue el día anterior. Necesito referencias externas, algo a que aferrarme y que me ubique: es martes porque ayer estuvo Criminal Minds. Si no vi el programa ese, chau, ando a la deriva hasta que encuentro más atrás o adelante algún lugar donde anclar, una memoria que me oriente.

Cuando me da el arranque de filosofar barato se me presenta la misma imagen: la necesidad de referencias, de referentes para orientarnos, para dar sentido, para no andar a la deriva. 

4 de junio de 2013

Máximos mínimos gestos II

A la mañana pasé a saludar a esta familia y ver cómo habían dormido. Más temprano las personas del apoyo escolar les habían dado el desayuno y mientras tanto, seguían en la búsqueda de alguna posibilidad de vivienda, hogar. Algo.

Habían ordenado todo. El bebé seguía dormido. Mientras tomábamos unos mates, Micaela y Fernando me contaron su historia dura, de rechazos y desencuentros. Por estar en situación de calle él perdió su trabajo. Abatidos. Ella mira con timidez, pero sin temor ni vergüenza. No hay lugares que reciban a los tres, sólo a la madre y el niño. Mañana (hoy, cuando publique esto) hay una entrevista en Acción Social.

Al despedirme les garantizo que, mientras estén en esta situación, no les faltará para comer. En el apoyo, un par de platos más hay.

-¿Y cuándo nos tenemos que ir de acá? -por la capilla mínima en que están pasando la noche y parte del día.
- Mirá, Fernando, pongamos el miércoles, jueves, como límite; pero no te preocupes, buscamos juntos...

Tranquiliza la conciencia saberlos bajo techo. Pero no termina de alcanzar.
Paso a paso.

3 de junio de 2013

Máximos mínimos gestos

Una familia en situación de calle: papás jóvenes, un bebé de año y poco más. Domingo cerca del mediodía: ningún lugar para ir por ser fin de semana.

Unas personas que se conmueven y mueven: un lugar -una capilla- para pasar la noche; aparece un colchón, mantas y abrigo. Algunos pañales, agua caliente para unos mates, leche en polvo, unas empanadas para almorzar. Galletitas para el bebé. La estufa corta el frío. Se corren los bancos para armar un lugarcito. Una travesti conocida les guarda los bolsos unos días. Unas vecinas pasan a media tarde con algo para merendar. A la noche se acercan un par más para cocinar algo con ellos.

Tocará mañana ver cómo sigue.
Al menos una noche de tregua.
La sinergia de gente linda y sensible.
Agradecer.

2 de junio de 2013

No, para nada II

"Armar una falsa verdad... que nos haga parecer más al yo ideal. Un ideal que... nos aplasta" 

Por supuesto que creo que tener ideales está bueno: marcan un camino, deseo, aspiración. De algún modo son la talla que queremos dar. Un ideal es desafiante, como montaña a ser escalada. No, no me gusta la imagen esa, sugiere que es siempre arduo... Es desafiante como algo que queremos conseguir.

A lo que me refiero al hablar del yo ideal es a ese yo que más se adecua a nuestro deseo, a lo mejor que pensamos o soñamos de nosotros mismos. Buscarlo está buenísimo, tender a encontrarlo nos hace peregrinos, humildes. Encaramarnos a él, revestirnos con él, deshumaniza: crea un falso yo que niega lo que no concuerda con el ideal. En lugar de dar aire, asfixia.

1 de junio de 2013

No, para nada

"El odio engendra odio y la violencia, violencia"

Sí, no lo dudo. Aunque creo que más odio y más violencia engendra negar que sentimos cosas tan extremas. O negar, en general. Armar una verdad falsa que nos conforme, que nos haga parecer más al "yo ideal".
Un ideal que, si se desarma, nos aplasta.

Claro que sería más lindo, sería mejor (¿seríamos mejores?) si pudiésemos estar libres de esas zonas, de esos sentimientos, de deseos oscuros. No lo discuto para nada. Es lo ideal.

Neguemos, no más. Hace rato que la verdad no importa.