Lo primero que pensé al verlo así fue que no estaba tan lindo, que su belleza fue efímera. Casi de inmediato, veo que hay un nido de hornero en una horqueta: esférico, básico. Un par de días después, Rauli vio que hay otro a medio hacer. Ahora, cada día, veo cómo avanza un poco.


Algunas desnudeces, algunos despojos, valen la pena.
1 comentario:
Me encantó! Sería un buen ejercicio "desnudarse/nos" aunque sea una vez al año , como los árboles... hasta para nosotros mismos. El trajín cotidiano no nos deja ver lo que va creciendo adentro y seguimos...
Publicar un comentario