Gente que se dio una vuelta


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3 de mayo de 2011

¿Mano a mano hemos quedado?

Cuando el pueblo judío pudo elaborar la norma ojo por ojo, diente por diente, dio un salto cuantitativo. Las tribus seminómades reconocían que debía haber proporción lo más justa posible entre el daño y la reparación. Si me robaban un cabrito, no podía prender fuego la carpa del ladrón y matar a todos los suyos. La llamada ley del talión regulaba el deseo de venganza de quien había sido perjudicado y quería evitar la escalada de violencias.

Luego, un profeta judío, Jesús de Nazaret, en quien se cimenta el cristianismo, dio una vuelta más de tuerca al invitar a superar la ley y animarse a lo impensable: responder desde la paz y la mansedumbre, no buscar venganza, amar al enemigo.  Quienes queremos seguir a este maestro no siempre podemos vivir su propuesta, seguro.

Mucha agua pasó bajo el puente cuando una nación occidental y cristiana, en su presidente y su ejército, anuncia como buena noticia el asesinato del enemigo, malísimo, por supuesto. Mientras defendemos la libertad, la verdad, la justicia y la democracia, hacemos de la muerte y la venganza la solución. Y lo celebramos.

Yo no, gracias.

2 comentarios:

Mariana dijo...

Me dio miedo ver a la gente festejando. Terminaron de confirmar que era una cacería y que no lo buscaban para llevar a juicio y bla bla.

Javier dijo...

Mas allá de no compartir las reacciones de algarabía por haber encontrado y asesinado a una persona, por mas que peligrosa y terrible que fuera, mi escepticismo me hace pensar que es todo una gran novela fantástica y un golpe de efecto político. Hay un trasfondo en el que se busca un beneficio hostigando a Libia, Irán, Afganistán, etc.