Gente que se dio una vuelta


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18 de febrero de 2011

No es tan simple II

El reduccionismo, decía, se hace pasar por su parienta la simpleza. Y engaña. Una forma de distinguirlos es que mientras que la simpleza es noble, el reduccionismo es violento y genera violencia.

Lo pienso a la luz de la reducción que se da en el lenguaje, en la capacidad de decir, que estalla en múltiples violencias. Lo pienso por la reducción de espacios físicos, que provocan hacinamiento. Lo pienso por la reducción de las posibilidades educativas, que agiganta la brecha que ya es abismo.

No es la simpleza que viene de la inocencia, de la mirada pura o asombrada. Es la prepotencia que cree que ya con la primera mirada alcanza porque no hay más por ver. Es la prepotencia de quien cree que dado que no entiende, descalifica. Es la imposibilidad de profundizar. Eso no es simpleza. Es otra cosa.

Y es esa otra cosa lo que se instaló. Ay.

1 comentario:

monnybotte dijo...

Muy cierto y a la vez lamentable.
Todo se reduce a lo mínimo, sobre todo hablando de educación...