Gente que se dio una vuelta


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15 de febrero de 2011

No, gracias, paso.

Hay algo en las personas más integristas o fundamentalistas que no deja de asombrarme y al mismo tiempo molestarme: su incapacidad recalcitrante de mirar más allá de sus narices, esquemas, o al menos admitir que su mirada o postura, como todas, es interesada e ideológica.

Recrudecen y reviven cual Terminators y lo peor es que sí, son monstruos indestructibles, tremendos, apocalípticos. Para colmo, ofrecen seguridades y respuestas absolutas, claras, sin matices, que a mucho neurótico inseguro le vienen como anillo al dedo, bunker para múltiples enfermos de inseguridad.

Esta inseguridad radical que tienen se conjura condenando, excomulgando, degradando, descalificando a lo que no es del propio palo, ideología, familia, raza, religión, cultura.

Prefiero, infinitamente, el riesgo de la libertad y la inseguridad.

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