Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

30 de diciembre de 2012

Perversión cotidiana

Tengo una relación ambivalente con los modelos. Creo, por un lado, que está bueno que existan; en un punto marcan un hacia o un hasta dónde. En ese sentido son desafío, meta. Nos dan una idea de identificación, de tendencia a. Por otro lado fagocitan y ponen presión: si no se los alcanza, si no se es como ellos, quitan ganas y energía. Son como la voz que juzga externa o internamente. Quitan vida.

Desde la mujer que cae en la anorexia para ser como la actriz/modelo/cantante que le gusta y entrar en el jean, al varón que cree que ser macho es imponerse y dominar, como vio que su padre lo hacía. Obvio, malos modelos.

¿Pero cuando los buenos modelos son tan altos y buenos que se tornan tan inalcanzables, exigentes, descarnados que quitan la posibilidad de alcanzarlos? ¿Cuando, además, culpabilizan?
No sé, digo...

No hay comentarios: