Gente que se dio una vuelta


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9 de mayo de 2010

Cambios y saltos

Comentaba Juan en la entrada del viernes 7 de mayo: Pareciera que hoy el cambio es un valor en sí mismo. 
Me recordó algo que enseñaba un profesor -entre otras cosas más olvidables o terribles- que había que distinguir entre dos modos de cambio, diversos entre sí: eidopoiésis y parálaxis.
Del segundo término deriva paralelo, para, junto a, y sospecho que laxis deriva de lambano tomar a algo o alguien, con o sin fuerza.
El primero está compuesto por eido, lo visto, a idea y poiein, hacer, trabajar, de dónde deriva (y es para otro post) poesía. A lo bruto sería: hacer o trabajar por la idea, por lo visto/percibido. Por lo que sé, ahora es un concepto tomado por la pedagogía. 
-No responzabilizo a nadie por estas etimologías, son mías; el profesor este tiraba conceptos sin más...-

Decía del cambio. 
Parálaxis es el cambio "de una cosa a la otra, a la que está al lado", saltar, diría yo. Es parecido a lo que pasa cuando nos aburre algo, que cambiamos el foco por algo nuevo.
Eidopoiésis, en cambio, es el cambio como profundización, como despliegue de sentido. Algo es y no lo mismo, porque hemos aprehendido un poco más de su misterio, de su esencia, por decirlo así.
Creo que este segundo cambio es el que se pierde un poco en medio de tanto salto, mientras que el primero, que aporta novedad, es el que se valora.
El cambio ya no es por continuar hacia abajo, sino por salto, por quiebre.

Estos saltos/quiebres son los productores de las grietas que siento de a ratos nos tragan.
Al perderse la sensación, la idea de continuidad, perdemos el piso, la base, el lugar para hacer pie. Cada hombre, mujer, generación, siente que hace tabla rasa y comienza de cero. Sí, es desafiante, pero angustia; y mucho.

No abogo por uno ni por otro; ambos son necesarios. Pero antes de saltar y descartar, no estaría mal mirar y profundizar, aunque sea para hacer pie y dar el salto a lo que venga.

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