Gente que se dio una vuelta


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16 de mayo de 2010

Nombrar lo nuevo

Me gustan los bebés en general, y los de la gente que quiero, en particular. Me divierte ver cómo las personas interactúan con ellos: desde los que huyen ante la presencia de un menor de un año, hasta aquellos que se copan con el crío y olvidan al resto.


Me gusta, además, ver que ante un bebé inventamos todo un idioma: palabras, tonos, gestos. Los de siempre pero con una cuota de ternura y novedad insospechada. Ante este ser nuevo buscamos, atávicamente, nuevas formas de contactarnos hasta que tengamos un lenguaje común.


No sé por qué me parece que es como una imagen que me sirve para intentar el diálogo o buscar las palabras para esta novedad de era que viene asomando. Las palabras tienen que ser usadas con delicadeza, con creatividad. Animarnos a balbucear en la adultez de nuestros conocimientos para poder construir algún lenguaje común en el que nos podamos encontrar. Por lo que veo, intuyo, ensayo, es eso o seguir en un intento de diálogo de sordos, condenándonos mutuamente por no entendernos, o creyendo que como las palabras suenan parecido decimos lo mismo.
Hay que tener un poco de paciencia y algo de coraje. ¿Vamos?.

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