Gente que se dio una vuelta


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7 de mayo de 2010

En cómodas cuotas

Algo que también aparecía ayer, ante esta nueva invasión bárbara: los que rondamos los 40 somos, probablemente, la última generación que vio sólo un lavarropas (o lustradora o plancha o licuadora o...) en la casa de nuestros padres. Digo, de cuando "las cosas duraban". Uy, me salieron varias décadas al ataque. 
¿Y qué tiene que ver con los bárbaros?. Que ellos no conocen (no por culpa de ellos, que quede claro) lo perdurable: se criaron en medio del cambio constante, en lo descartable. La heladera que había en casa antes que yo naciese, sigue andando en la casa de campo de unos primos.
Pienso en mis sobrinos: no tienen diez años y por su casa pasaron al menos dos o tres lavarropas y varios televisores (ahora, con tres, en una casa de cuatro personas). Pienso en los juguetes que se consiguen por centenares y duran menos de un mes, con furia. O se rompen, o los olvidan. Nosotros pasábamos varios años con la pelota/auto/muñeca que nos habían traído los reyes.
Para comprar el televisor color, tuvimos que ahorrar unos cuantos meses. No había necesidad de cuotas, porque no teníamos urgencia.
No hago juicio, simplemente relato, describo. Lo más tremendo: son estos bárbaros quienes van a regentear nuestros geriátricos. Ay, mamita...

3 comentarios:

Vale Marsans dijo...

Para peor y esto también surgia ayer... no solo cambiamos de electrodoméstico, si no que los niños cambian/suman (en el mejor de los casos) madres, padres, casas, etc. Mirá si tienen movilidad!!

Cariños
Vale

Anónimo dijo...

Hace no mucho me llegó un mail, un fwrd, de un escrito de Galeano hablando del tema. Se llamaba "Me caí del mundo y no sé como volver", o algo así. Y yo, que estoy más cerca a los treinta que a los cuarenta, me acordaba de un montón de cosas de cuando era chiquita. Igual es verdad, casi todo viene para usar y tirar. Gracias a Dios todavia no todo.
Mara

Anónimo dijo...

Pareciera que hoy el cambio es un valor en sí mismo.
Juan G