
-¿Cómo llegaste a este resultado?.
Expliqué el procedimiento, el razonamiento a partir de los datos que tenía, por dónde lo pensé... No era el resultado que ella tenía, difería y mucho. Pero era correcto, lógico, cerraba, estaba bien hecho. Esta docente fue lo suficientemente grande como para admitir que había otra posibilidad. Una vez que le demostré por dónde lo había resuelto (en verdad, sin más intención que zafar), me aprobó.
Me viene esto a la memoria porque sigo funcionando así: más de una vez, el resultado no es el que se supone, pero la cabeza me anda por lugares paralelos, menos recorridos, no tan correctos de entrada, pero ciertos, comprobables.
Más de una vez, pienso desde otro ángulo, desde abajo, atrás, sospechando... Y no sé por qué.
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