
Me surge: ¿cuántos pueden hacer ese proceso y darse cuenta del engaño?. ¿Cuánto nos tragaremos sin notarlo?. ¿Nadie -editores, correctores, los mismos redactores o periodistas- se da cuenta?. ¿O nos subestiman tanto que creen que no lo notaremos?.
Me sale también: así es como cualquiera, con perdón de tantos que somos cualquieras, opinanpontificandecidenhablandicenenseñan porque han escuchado (mal) o leído (peor) alguna noticia. La enorme bola de la desinformación no deja de girar y hace que la sra. que compra las verduras delante mío, livianamente malopine sobre "esto que los gays puedan casarse", dando por supuesto que la ley ya salió, o que el formador de opinión de un país sea un adicto ex-jugador de fútbol o que un tipo que sólo piensa en el rating sea quien baje línea moral, o... Oh.
Ojo, no caigo en el oscurantismo de no saber ni en el elitismo de la opinión o voto calificado: sólo -me- pido la capacidad de leer entrelíneas, de poder decir u opinar en contra del titular, de desenmascarar estas construcciones que forman (¿?) opinión y ver o buscar desde otro lado. Pensar, filtrar, usar la cabeza, ser concientemente críticos. Sólo eso.
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