Gente que se dio una vuelta


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11 de febrero de 2010

Sobre ritos, II

Nadie como un obsesivo para los ritos; repetir exactamente de la misma manera aluna rutina para que no colapse el (su) universo puede ser extenuante. Lo sé porque conocí gente que sufría por esto. Y sufría mal. No son esos los ritos a los que me refiero.
En El principito los ritos están ligados a los vínculos, al domesticar. Y domesticar es "hacer de la casa/domus"; lograr que lo extraño pase a ser casero, familiar. Esto que decía de poner cosmos (belleza) en el caos, de  conectar el pasado, el presente, futuro y dar sentido. Un afuera (un otro) que puede ser hostil -cómo no recordar el relato mítico de Gn 1, donde lo que hace Yavé es ordenar el caos- se hace cotidiano.
Ritualizar sirve para poner gestos y palabras que nos centran en el aquí y ahora. Nos permite ir hacia atrás y revisar pre-lógicamente la vida; mirar adelante y estar serenos por sabernos sujetos -no esclavizados- a una historia. Celebrar este presente efímero en el que estamos siendo como momento de plenitud adquirida transitoriamente.
Sigo dando vueltas al tema; cualquier experiencia, bienvenida.

3 comentarios:

Marus dijo...

Sabernos sujetos a una historia, pero como parte de la misma, y una parte importante. Por eso me parece bueno, el apropiarse de eso que viene "de antes" y animarnos a darle nuestra forma. La que, sin desvirtuar el rito, nos ayude a preparar mejor el corazón. Si el corazón no interviene, muchos ritos son vacíos y ¿seguirían siendo ritos?

Ali dijo...

Siento que el obsesivo se esconde en la forma del rito y por eso se pierde el placer de acurrucarse en él.
Me encanta la alianza entre el rito y el domesticar, dejarnos domesticar y así darle los propios colores y perfumes a la historia .A la nuestra y las de todos esos que se cruzan, con los que nos cruzamos,mucho o poquito al calor de los ritos.

Maia dijo...

Algo de esto me resuena con los mandalas, dicen (y yo también lo experimento asi) que hacerlos y pintarlos nos permite darle alguna organización a sensaciones internas. Esas que no siempre podemos traducir en palabras o algo más figurativo que formas y colores.