Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

20 de febrero de 2010

Acrobacias

Tiempo atrás conocí a Xenia, artista, coreógrafa, bailarina, clown... Me enseñó un par de acrobacias que en la vida pensé podría llegar a hacer. Claro que nada de otro planeta, pero vamos, soy yo, la torpeza andante.
Fue mágico ver que podíamos (era de a dos): si la otra parte hacía bien lo suyo, yo sólo me tenía que ocupar de ser firme y seguro: firme para soportar el peso, seguro, para darle confianza.  Y por un brevísimo, fugaz momento, salía.
Luego pude ver a Xenia junto al Negro, en su show de teatro callejero: llegado un punto, hicieron algunas de las acrobacias que había aprendido yo. Me asombré, pensé que, como yo la sabía, no debía ser tan "importante" como para que ellos la hiciesen. Lo bueno fue "verme" de afuera. Ver qué ellos y yo sabíamos lo mismo en un punto. Ver que entre ellos se daba esa cosa de confianza y gracia que permite que uno se apoye, porque se sabe recibido, esperado.
Y cuando se casaron, me vino esa imagen: poder volar porque nos atajan; poder arrojarnos, porque hay red; poder saltar libre, porque hay hogar que acoge.

1 comentario:

Gui dijo...

qué lindo