Gente que se dio una vuelta


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21 de febrero de 2010

Sobre el lenguaje 1

Perdonen que haga un "cortar y pegar", pero hay un par de cosas que tengo escritas y que quiero compartir con uds. Tienen que ver con una de mis pasiones, el lenguaje. Bánquenme, son un poco más largas que lo habitual. Va la primera.


Hace tiempo vengo pensando y leyendo sobre el lenguaje. Me atrae el poder de la palabra, lo que revela, lo que oculta; el modo en que, parafraseando a Ivonne Bordelois, el lenguaje nos sirve para crear mundos, para decirnos, para decir. Cómo el lenguaje (o su falta) limita o eleva al infinito nuestra posibilidad de ser. Y su falta es violencia: la engendra o la provoca. Sin entrar en campos que me superan, piénsenlo desde lo psicosomático: cuántas veces lo no dicho termina estallándonos en algún lugar del cuerpo.
En algún momento, todos hemos experimentado lo que significa quedarnos sin palabras. Cuando la indignación, la alegría, el espanto, la felicidad, cualquier emoción fuerte nos invade, suele suceder que nos quedamos sin palabras. La lógica del lenguaje no da cabida a la expresión, o bien, la expresión no responde a la lógica. Queremos, necesitamos decirnos, pero las palabras no salen, no alcanzan. Ahora, imaginemos eso elevado exponencialmente: un pueblo, un país, un mundo que se queda sin palabras, que no sabe/puede sacar el mundo que tiene adentro, que está no mudo sino enmudecido. Que no está en silencio, sino silenciado.

Pienso en los que no distinguen el
haber de a ver, el hacer de a ser. ¿Pueden captar la diferencia entre la invitación a poner la atención en algo del deber?; ¿o la prioridad óntica sobre la práctica?.
Y no me refiero a simples "errores" ortográficos, sino a la falta conceptual, al hueco/confusión que se genera cuando son invitados a ver TV, a hacer una torta o a ser felices...



Y pego los ecos que recibí:
Mariana Casale O'RyanMariana Casale O'Ryan
Existe el no-lenguaje? El silencio es lenguaje tambien, en el sentido de que "significa". (perdon, estoy en compu prestada y no encuentro acentos, que inapropiado para este espacio!)
Lo que es tan opresivo acerca del silencio, de los pueblos silenciados, es el uso del lenguaje como forma de poder: a mi entender, la forma mas eficaz y destructiva del poder.
El 13 de enero a las 6:53 ·
Pablo BerbegallPablo Berbegall
Acuerdo en que no existe el no-lenguaje, y que el lenguaje puede ser usado como fuente de poder.
Lo que me interesa/preocupa es la "falta" de lenguaje, no como silencio, sino como falta de ideas, de conceptos; mejor dicho, quizás, cómo al no tener palabras (no quiero decir al no tener oralidad), es difícil tejer las ideas, expresarlas.
Eso que las abuelas nos decían, "hablando se entiende la gente", me hace pensar en que mucha de la violencia que vivimos es por esta falta de palabras, no por no hablar, sino por no tener cómo decir

El 13 de enero a las 8:43 ·
Pilar FidanzaPilar Fidanza
Coincido en lo del lenguaje usado como fuente de poder, en dos sentidos: Por un lado, la represión a la libertad de expresión... de los que todavía saben / pueden expresarse. Y por otro, más terrible, me parece: la pauperización de la educación, la "nivelación para abajo" - un pueblo ignorante, inculto, incapaz de hilar ideas, es más fácil de dominar.
Pero más allá del ámbito político (aunque reconozco que viviendo estos días en Argentina me cuesta no rumbear para ese lado), lo veo en todas partes: la televisión estúpida, la literatura del estilo "siéntase mejor en 5 capítulos" (y págueme una fortuna por ellos), y más. Es un triste fenómeno global - vean la RAI, TV5, cualquier canal de cable de otros países y verán que es lo mismo pero en otro idioma.
Un capítulo aparte: La cultura del mensajito de texto. ¿Cuántos de nosotros nos estamos acostumbrando a mandar un SMS en vez de agarrar el teléfono y HABLAR con un amigo/a? ¿Y además, mensajes abreviados? Me reconozco obsesiva (soy la Monica Geller del subdesarrollo) de la ortografía y la gramática (aunque a veces las cosas me salgan salpicadas de inglés), pero es que creo que si no las usamos, las palabras se nos van oxidando y mueriendo adentro...
Pablo, no sé si apuntabas para este lado, pero bueno, ¡es lo que me salió de adentro cuando leí tu texto!

El 13 de enero a las 9:39 ·
Pablo BerbegallPablo Berbegall
No sé muy bien a qué apunto, Pilar; sí creo que tiene que ver con la (mala) educación, instrumento que quita el lenguaje, con lo que decís de los sms, con la pauperización de los medios... Al menos me gusta poder compartir estas ideas.
Pero ¡basta!, tengo que terminar un par de cosas antes de irme a ver a los viejos.

El 13 de enero a las 9:55 ·
Hernan BonsembianteHernan Bonsembiante
Comparto lo mío...
Yo pensaba también en cuánto me cuesta a mí expresar en palabras lo que veo, siento, vivo...
Cómo no domino ningún arte, ninguno, entonces me encuentro mudo para poder expresarme. No sé pintar, no sé música, no sé bailar... Busqué en la fotografía pero tampoco encontré... Lo que mejor me sale es escribir, y aún así siento que me quedo corto, que me faltan palabras, que lo que termino escribiendo no es lo que quería decir, o dice menos de lo que pretendía...
He notado que la necesidad de expresarse es una necesidad básica. En grupos de la parroquia, con gente analfabeta o casi, lo artístico cobra una dimensión mayor de la que uno imaginaba. Lo que no sé es si esas formas de expresión reemplazan la oralidad

El 13 de enero a las 22:13 ·
Pablo Berbegall
Pablo Berbegall
¡Gracias a los que van compartiendo!. Coincido en lo de Hernán, que muchas veces me pasa que lo escrito no termina de expresarme. Pero cuando vuelvo a leer cosas que escribí, pasa que entro en diálogo con el yo que escribió (y por lo tanto fijó, aunque sea, momentáneamente) y el yo que re-lee. ¡Y a veces el diálogo es muy bueno!
El 14 de enero a las 1:05 ·

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