Gente que se dio una vuelta


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12 de junio de 2010

Neverland

"Síndrome de Peter Pan", así lo llaman. Parece que como algún psicólogo advirtió que muchos varones (y mujeres, agrego), se negaban a crecer, buscó algunos síntomas más o menos en común y creó este síndrome, que a mi gusto, es una manera dulce de referirse a los eternos adolescentes. Esos que no es que no quieran crecer, sino que simplemente se niegan.

Hay peterpanes variados y cada quien tenemos algún costado peterpanesco; algún lado que no queremos madurar, o que nos cuesta más madurarlo que otro costado.
Pero me da la impresión cuando hay algún Peter Pan en estado puro, varón o mujer -aunque lo veo más en los varones- que cumple con al menos dos de estas características.

  • Suelen moverse medio impunemente, porque como en su cabeza son chicos, no tienen responsabilidades o no son responsables, que es parecido pero no. 
  • Están muy arriba, casi eufóricos o muy abajo, sin medios: la euforia los aleja de su realidad, el bajón les pinta cuando se chocan contra ella o cuando ella no cuaja en sus esquemas.
  • Tienen las hormonas muy a flor de piel, casi como púberes: cualquier ser que se mueva es susceptible de ser copulable.
  • Egocéntrico es poco para describirlos; sería darles demasiado  crédito suponer que se crean el centro, porque para ser centro hacen falta otros, que no siempre registran. Son egos, más bien.
  • Tozudos, testarudos, cabeza duras, como les quieran llamar: no hay modo de razonar con ellos.
  • Si sos mina y ellos varones hétero, te miran el escote con una ceja medio levantada. Si sos varón, y ellas mujeres hétero, te miran las manos, pies, nariz, etc mientras hacen cálculos que, sépanlo, no son científicos. Les dejo a gays y lesbianas sus percepciones y descripciones.


Les aviso: creo que planean dominar el mundo. Yo, por dudas, me subo al bote de Garfio.

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