¿Vieron esas personas que no saben disfrutar?. Es terrible, pobres, están como incapacitadas para el goce. A veces por una postura pesimista o tremendista, otras por distraídos, otras por no sé qué tipo de mandato interno.
Algunas me dan pena, otras bronca -coraje, dirían en España-. Las que me apenan es porque no pueden disfrutar; es como si creyesen que por cada cosa gozosa les espera, a ellos o los suyos, algún tipo de venganza kármica que depara el triple de dolor.
Las que me dan bronca no, van por otro lado. El lamento, la queja, el no-estar-conectado-con-el-presente, la necesidad de lo oscuro... Como si eligieran mirar así y, encima, quisieran que los demás vieran así.
Por mi parte, quiero poder elegir el goce cuando es posible, el dolor sólo cuando es inevitable, la risa cuando pinte y el llanto si es pasajero. No quiero instalarme en el lado oscuro, elijo la luz.
2 de junio de 2010
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