Gente que se dio una vuelta


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23 de junio de 2010

Anecdótico

Mi casa está poseída por espíritus que habitan algunos en la cañería, y hacen que no salga agua caliente si no danzo alrededor del termotanque; otros, en el cableado, y estos provocan que haya luz en algunos lugares y otros no; otros espíritus vagan por ahí, buscando jorobar la vida.
No, no enloquecí. Es mi manera de entender este fenómeno.

Hoy amanecí sin electricidad. Bajé, me fijé en el tablero general, comencé a subir y bajar llaves de los demás tableros hasta que ubiqué el sector defectuoso. La luz volvió a todas partes menos a un sector. Por un rato, ok, pero como a la tarde habría actividades, llamé al electricista, que casi es un abonado.

El pibe le pone onda, seguro. Vino al mediodía, probó, sacó, prendió... La misma conclusión de siempre: "Esto está mal hecho (que ya lo sé). Tengo que venir con tiempo y es un tremendo laburo".

Me hablaba de fugas, fases, voltajes, amperes y qué se yo... Me sentí un analfabeto de la tecnología. Estuve tentado de responderle con semiótica, dialéctica, violencia del lenguaje y procesiones intratrinitarias. Luego pensé: ¿Así de difícil hablaré yo?.
Espero que no...

2 comentarios:

La Memoriosa dijo...

¡Claro que sí, Pablo! Todos tenemos varios niveles léxicos y algunos también tenemos uno que usamos en nuestros campos de especialidad. Tu electricista es uno de ellos. La diferencia entre vos y él es solamente que él tal vez no haya tenido la formación o la experiencia que le permitan apreciar el contexto en el que habla (particularmente el receptor de su mensaje). Él tira palabras que son perfectamente claras para él, y no se detiene a ver a dónde caen... Vos tenés un lado pedagogo y pastoral que él no tiene.

Pablete dijo...

Ay, la respuesta comienza con una afirmación que parece luego ser desmentida... ¿Será?
Igualmente insisto: el electricista le pone onda.