
Algo de eso aparece en la figura de las musas, que son o no propicias en su visita al artista.
Quienes rozamos de alguna manera algún arte sabemos de eso: en algún momento las palabras, los colores, los sonidos, la entonación, el paso, la forma, aparece y hay que sacarla, plasmarla, mirarla. Surge, desde algún lugar y nos llega, nos es dada. Es vida que nos atraviesa.
Por algo no usamos su antónimo cuando no encontramos a las musas: nadie desea estar expirado. Expirar es morir, entregar, echar el espíritu.
Sin embargo, toda inspiración debe ser expirada para no morir: ni ella ni quien la tiene.
2 comentarios:
Muy bueno este post, muy bueno.
Gracias, Mariana... ando rebuscando además un par de cuestiones de la etimología, ya les contaré
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