Gente que se dio una vuelta


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3 de agosto de 2010

Café largo

Ayer lunes hizo frío y mucho. Fiel a la rutina de estos últimos lunes, dentista tempranito, en el centro. Los costados de la panamericana estaban blanquitos de escarcha. Algunas décimas bajo cero de térmica. Buenos Aires es linda, aunque mi fobia hacia ella es peor.

Lo bueno es que luego del doc iba a encontrarme con Pilar a tomar un café. ¿Para qué?; para nada, para eso, no más. Nos encontramos en Starbucks (en EEUU me había enamorado de sus cafés, pero acá aún no había ido). Pedimos un té con especias y leche de soja para Pilar, más un muffin de arándanos, y un caramel machiatto para mí -eso sí, no comí nada porque tenía anestesia en la boca. Para no hacer papelones, tomé el café con pajita-. Está bueno, de cuando en cuando, hacer como que somos inmensamente ricos y modernos. Pasarnos una mañana sólo charlando, mientras los demás van a trabajar. El local está en Callao y Viamonte y nos sentamos en el ventanal del primer piso. Sin que lo notemos, habían pasado en veinte minutos dos horas y medias largas...

En esas dos, casi tres horas pasaron familias, amigos, sueños, intentos, gustos, búsquedas. Pasamos nosotros, los de antes y los de ahora. No nos animamos a dejar pasar a los de mañana,  porque no los conocemos. Pero hubiesen sido bienvenidos a ese café demorado.

3 comentarios:

Mariana dijo...

Voy siempre ahí jaja dulce de leche latte y muffin de arándanos (o cookies de dulce de leche granizado ¿las probaste?) ¡qué lindo!

Pablete dijo...

¿Al de Callao y Viamonte?. ¡Qué loco!. No comí nada, por mi boca en estado de arreglo y adormecida mal... Era mi primera vez acá, ya lo haré.

Mariana dijo...

Sí, al de callao y viamonte es el que más me gusta.