
Me paro para ver mejor, a ver si puedo darme cuenta. Remotamente me recuerda a... no, no creo.
-¿Qué pasa que mirás tanto?, pregunta Claudio.
-No, no sé, me hace acordar a Piazza de la Signoria, en Florencia.
-Es Piazza de la Signoria.
-Ah, mirá vos...
Me corrió un poco de frío por la espalda. Alguien, en algún momento, mucho antes que yo estuviese ahí, se paró en el lugar desde el cual yo miré el Palazzo Vecchio, en esa galería. Ese alguien pintó el cuadro que estuve mirando. Lo pintó mirando lo que miré. Y a miles de kilómetros y años reconocí el lugar.
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