Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

29 de abril de 2010

Principitos

Suelo definirme como alguien con vocación de tío. Es decir, me divierten los niños, me gusta jugar con ellos, contarles divagues, pasear, mirar la tele, incluso, si hay que hacer la tarea, me pongo.
Tengo varios cercanos de manera cotidiana: sobrinos, ahijados, hijos de amigos y otros que por ahí se cruzan. No me resultan un mundo ajeno.
Lo que no entiendo es lo que llamo "la tiranía de los infantes". Id est, que sean los niños los que decidan desde qué se come hasta qué hacer, si ir a jugar a lo de un compañero o, por ejemplo, ir a clases de guitarra -debidamente pagado por sus padres. Está bueno que vayan eligiendo, sin duda, que se los escuche, que se les dé parte, que sean tenidos en cuenta. Seguro que sí. Pero creo, en algún punto, que fallamos los adultos.
Sí, che. No siempre en la vida podés hacer lo que querés, hay reglas y obligaciones, hay otros alrededor, nadie es el centro del mundo... 
Si desde chiquito te hicieron creer esto, es difícil adaptarte al mundo real, adulto, donde no todo es como queremos, donde hay que responder por lo que se hace.
Me da un poco de vértigo imaginar cuánto les costará a algunos de estos niños dejar de serlo.

No hay comentarios: