Gente que se dio una vuelta


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4 de octubre de 2010

Uniformes

Cuando era chico me molestaba tener que ir al colegio con uniforme: eran las reglas del colegio privado. En verano el blazer nos derretía, en invierno nos congelaba; la corbata pasaba en pocos días del nudo Windsor prolijísimo a un piolín deprimente. El pantalón de franela, gris, terminama sucio de toda suciedad, pero como era gris, seguía. Un gran avance fue cuando, ya promediando el secundario, nos permitieron usar una chomba (un polo, en Latinoamérica y España) hacia septiembre, aunque si aparecía algún tórrido día en agosto, no... Que no era cuestión de temperaturas, sino de meses.

Las razones de uniformarnos eran válidas, vistas desde hoy, y inútiles, vistas desde hoy: el uniforme hacía a cierta igualdad, cierto no unos más que otros -ahí lo válido-, que igualmente nos esforzábamos en destruir desde otros lados -e ahí lo inutil-. Es ilógico pedirle a los adolescentes que sean "iguales", aunque todos quieran tener lo mismo, para ser "diferentes como todos los demás"... Y eso que era colegio de varones, no más.

Pienso hoy, más de 20 años después: el problema no es que seamos todos iguales, sino que somos todos distintos. O, que nuestra igualdad pasa, justamente, por ser igualmente diferentes. Y eso es lo que nos cuesta. Y eso es lo que joroba cuando nos quieren obligar, ya crecidos, a volver a uniformarnos, para poder ubicar de qué colegio-iglesia-estrato-partido-orientación sexual-país-barrio-ideología somos.

3 comentarios:

josembielza dijo...

La ventaja es no tener que pensar qué se ha de poner para ir al colegio. Y eso a las siete de la mañana te salva la neurona de guardia para poder usarla en hacerle el desayuno.

Ahora que soy padre, veo las cosas de manera diferente :)

Pablete dijo...

Yo, como no lo soy, me salto el desayuno para pensar qué me pongo, José!

Mariana dijo...

Me encantaba tener que usar uniforme, hacía mis mañanas menos complicadas. No tenía que preocuparme, ni pensar qué me pongo. Problem solved.
Es solo ropa no dice nada acerca de uno, nunca me preocupó el uniforme.