Gente que se dio una vuelta


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8 de octubre de 2010

Niños

Ayer cumplió años uno de mis sobrinos, el mayor de los varones, el menor de mi hermana mayor, Nahuel. 24 años... A la miércoles.
Él y Nati, su hermana, son hijos de Cecilia y Daniel. A ambos los adoptamos (sí nosotros, porque todos los recibimos) de bebés. Nati con sólo una semana ya estaba en la familia; su hermano llegó tres años después, con un poco más de un mes y medio.
Nati ya es madre; Nahuel, que sepamos, no. No es padre, digo... La Negra es más retraída y calma; él, es como un cachorro de labrador con Speed encima.

Miro  me da un poco de vértigo el paso del tiempo. Miro y me da mucha alegría verlos, tenerlos, saber qué tipo de vínculo tenemos, sentirlos chiquitos y a la vez, pares, poder compartir un mismo humor con Nati, pavear con Nahue e inventar historias desopilantes para sus primos...
Me da orgullo (y no sé por qué) poder tener entre los míos varios que no son de sangre, pero que son nuestros: ellos, mi ahijada. Me da orgullo que sean "habitantes originarios", mapuches y aymaras.
Ojalá podamos cuidar estos orígenes y en nuestro camino como tribu, seguir re-uniendo lo diverso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Re-uniendo lo diverso".....clave para un mundo mejor. Pocos tienen esa grandeza de poder hacerlo y se pierden de experimentar la riqueza que genera. Unidad en la diversidad...cambio de paradigma que da vida a un mundo diferente, no?.Lu

Pablete dijo...

Te cambio el "pocos tienen la grandeza" por "muchos hacemos pequeños ensayos", creo... Sí que es clave, de hecho, en el NT una de las maneras de describir la obra de Jesús es "para reunir a los hijos de Dios dispersos". No sé por qué tu comentario me lo recordó. Gracias!