Gente que se dio una vuelta


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17 de octubre de 2010

Liviandades


Para ser responsable hay que tener palabra, en todo sentido.

Terminaba ayer así. Retomo hoy.

"Tener palabra" escuchábamos a nuestros antecesores, era ser digno de confianza. No se dudaba de la palabra dada por otro. Dar la palabra era, prácticamente, darse uno mismo, su fama, su honor, como garantía.

La crisis de la palabra, de las palabras, de La Palabra, creo, toca este costado: el del honor, el de la fama. No importa el honor ni la buena fama, que se empeñan al mejor postor, ni la palabra, que se vacía de contenido, que sólo es ruido. Eso, ruido, sonido sin significados. Por eso cualquiera dice cualquier bestialidad impunemente y al otro día, nada pasó. Puedo decir que no dije lo que parece que quería decir porque lo que dije fue que...

Entonces, la palabra pierde, el encuentro, pierde, la persona, pierde. Si emitimos ruidos sin contenido, perdemos los humanos. Perdemos LO humano.

Más respeto a la palabra. Más respeto a lo que nos humaniza. 

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