Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

27 de enero de 2013

Socrático

Si tuviera que ser operado de algo, por más que fuera una simplísima apendicitis, no dejaría que me operase un estudiante de medicina que recién hubiera rendido dos materias. Por más vocación que tuviese, aún no tendría los conocimientos necesarios. Una verdad de perogrullo. O no tanto.

No tanto, digo, porque abundan quienes leyeron un artículo de Para tí sobre Freud (¿existe aún?) y sienten que ya son psicoanalistas. O hicieron catequesis de primera comunión y son teólogos. O tienen un potus en el living y son ingenieros agrónomos.

Está buenísimo querer saber, querer conocer, averiguar, informarse, formarse.
Y está mejor aún saber cuánto no se sabe.

2 comentarios:

Kanene dijo...

Estoy de acuerdo. De hecho, cuando te percatas de todo lo que te falta por aprender (de un idioma, de un baile, de una persona) es cuando empiezas a saber algo. No antes.

Pablete dijo...

Sí, algo así, sin dudas. Como si cada cosa que aprendemos abriese a mil otras que no sabemos. Es maravillosamente extraño.