Fui ayer. Previa acreditación de identidad, se vino el vértigo de elegir. Es decir: ¡elegir un regalo! Fui directo a buscar, primero, algún libro de Auster o McEwan, autores que lentamente me animo a leer en su idioma original. Me tenté y casi me traigo una Atwood, pero estaba The invention of solitude, de Auster. Ese autor y ese título. Mío. Luego me debatí entre Forn y Kawabata. Ganó en segundo con su Historias en la palma de la mano. Y como no llegaba a los $200, me dieron un crédito por lo poco que quedaba. Honestidad no menor.¡Para las vacaciones!, me dijo alguien, alegrándose.
No creo que lleguen a la semana próxima. Me conozco.

1 comentario:
Jajaja!! Qué envidia te tengo y qué idéntica sería mi situación. Felicitaciones Pableteeee!
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