Gente que se dio una vuelta


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3 de julio de 2010

Nada nuevo bajo el sol ll

Vino una señora muy aseñorada de familia muy familiera a traerme unos afiches, una carta, un instructivo, una lista para juntar firmas y unas palabras como para que publicite la marcha del 13 de julio en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Empezó a mostrarme lo que traía, desplegándolo sobre la mesa, mientras me contaba lo tremendo que era la cosa y que por suerte muchos estaban por el no.
Cuando llega al límite de mi tolerancia (es decir, muy pronto), le digo: 
Claro, eso siempre y cuando esté de acuerdo con lo que me proponés que proponga.
Quedó medio descentrada, mirando como si esperase que le diga que le estaba haciendo un chiste.
Intento explicarle lo que pienso, que esto merece un debate más serio y sereno.
Me cuenta cosas terribles, vea doña, de los jardines de infantes de USA donde a los nenes les enseñan que la familia puede tener dos papás, ya desde chiquitos les pudren la cabeza, parece.
Le digo: Me parece que será, en todo caso, en los estados donde se acepte el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Vuelve a mirar como sin entender... Por dudas aclara que tiene un amigo gay desde el jardín de infantes, que es re buen tipo, pero que si ella muriese no le confiaría sus hijos para que los críe.

Le pido que me deje lo que trajo, como para que se vaya lo más rápido posible.

Recuerdo el dicho: "No hay que gastar pólvora en chimangos".

2 comentarios:

La Memoriosa dijo...

No sé por dónde empezar... bueno, en realidad empecé por esperar un ratito antes de escribir para intenter deshacerme de la ira que me provoca tanta estrechez mental y también, moral. Se me ocurre que este tipo de actitudes se condicen con la costumbre "moralista" de buscar culpables fuera de nosotros: la sociedad está como está por culpa de los gays/extranjeros/zurdos/jóvenes/judíos, o cualquiera sea el grupo al que le toque en cada oportunidad. Una de las cosas que más peligrosas me parecen es lo de asociar homosexualidad con pedofilia: una es una orientación sexual (que lleva a optar por un estilo de vida, igual que cualquier otra), y la otra es una enfermedad que tiene consecuencias delictivas muy pero muy serias. Hay muchos niños que se crían en familias "normales" que sufren todo tipo de abusos que les marcan la vida. Y no hablo solamente de los casos más graves y notorios, como el abuso sexual o la violencia física. Me refiero también a la violencia pasiva, la falta de afecto, el juicio y menosprecio constantes, etc. La vida de pareja muchas veces no funciona y los chicos aprenden a vivir con las circunstancias que les toquen, sea cuales fueren. Lo fundamental es que a ellos se les de amor. Punto. Amor, se leyó bien? No juicio, no desprecio, no discriminación del afecto. Y un niño que crece en la intolerancia de gente que encuentra tiempo en su vida cotidiana para ir a marchar en contra de los derechos de personas que se aman, no creoq ue sea un niño que aprenda el amor y la tolerancia.
Bueno, ya empecé a montar en cólera, mejor lo dejo....

Pablete dijo...

Creo, Memoriosa, que uno de los problemas del modo en el que se está tratando la posibilidad de reformar la necesidad de varón-mujer para el matrimonio civil, es que es como un gran combo: matrimonio, adopción, herencias, derechos de salud y sociales... Mucho junto y sin discernir o discutir, que como nos estamos peleando, no podemos hablar más serenos.
Insisto, no creo que sea el modo o el momento, nos debemos algo más serio y mejor.