Gente que se dio una vuelta


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8 de julio de 2010

Polifónico, policromo.

En el país de los ciegos, el tuerto es rey, dice el refrán. Saramago nos cuenta que en el país de los ciegos, una mujer que nunca perdió la visión hubiese preferido no ver.

Vuelvo a algo que ya escribí el 16 de junio, con variaciones, con otras músicas pero con el mismo fondo. Y capaz que ceguera y sordera son primas hermanas. Así como es necesario volver al silencio, creo que también es necesario mirar, tomar distancia, aprender algo de perspectiva.

Si escuchamos, por caso, sólo la percusión o el clarinete de una sinfonía, nos perdemos la obra completa; si queremos apreciar más o menos bien El nacimiento de Venus, debemos alejarnos. Desde 30 cm veremos, sin duda, detalles, pero no el cuadro. Oiremos claramente el clarinete o los tambores, pero no la melodía como fue pensada.

Miremos, el cuadro, oigamos el todo... Después charlemos. No creamos que los colores que distinguimos o las notas que percibimos son toda la obra. No achiquemos bellezas. Ni simplifiquemos complejidades.

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