Gente que se dio una vuelta


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9 de julio de 2010

Mesa era, ¿no?.

Vuelvo a lo de los discursos hegemónicos que quitan las palabras, las polifonías que son complejas pero valiosas, las libertades y las tolerancias.


Me da pena, es decir, me apena, me duele, me parece doloroso que algunos se apropien de la voz de otros, que hablen en nombre de otros sin saber qué piensan esos otros; que los desoigan o, peor, que ni siquiera crean que tienen algo que decir. Escucho que los medios hablan de lo que dice la Iglesia. Estaría bueno que se escuche a la "otra iglesia". La que no pontifica sino que intenta vivir el evangelio, la que quiere hacer fraternidad, sororidad, reino.


Lo escribía el 8 de mayo, lo vuelvo a decir, si es necesario, con más fuerza aún. Miro la praxis de Jesús, la mesa compartida con pecadores, publicanos, prostitutas. Antes de bajar línea, de moralizar, comparte mesa, acoge y es acogido, escucha, recibe. 


Cuando condena, suele condenar a los fariseos, los religiosos estrictos de su tiempo, los que se erigían en jueces de los demás, de los otros y otras. Con esos no transa, les dedica sus palabras más duras. Insisto: a los que eran religiosos y despreciaban, juzgaban y condenaban a quienes vivían fuera de la norma.

Me da bronca -y algo de miedo, sin duda- que no se tenga en cuenta las voces de otros, que nos quieran hacer entrar en el discurso de otro o que creamos que debemos responder a ese discurso.
Prefiero, elijo, mirar un poco más al maestro y un poco menos a los doctores. Al menos por ahora.
Los invito animo insto: mírenlo a él, escúchenlo a él. Algo tiene para decir. Mucho.

2 comentarios:

Hernán B dijo...

Coincido cien por cien con lo que expresás. Yo siento que es un tiempo para hacer silencio, el necesario para poder escuchar al maestro, como vos decís.
Sobre todo porque no me identifico del todo con ninguna de las voces que escucho y me da pena tanta pelea.
También en estos días recordaba esos textos de Jesús con excluidos. Y a alguno, con quien tengo más confianza, le citaba las palabras terribles de Jesús: "entrarán antes que ustedes al Reino de los cielos".
Trataba de encontrar algún texto donde Jesús excluyera a alguien y no encontré. Más bien su presencia cariñosa y acogedora, al punto que, como nos muestra Lucas, los pobres y los pecadores lo seguían, mientras que los ricos (en todo sentido) se van quedando afuera.
Silencio para no decir palabras equivocadas y espacio para que quien quiera hablar pueda expresarse. Con libertad...

Pablete dijo...

Lo vengo pensando hace rato, pero el click fueron un par de textos de la semana pasada: por dos veces, el domingo "coman lo que les den", "no vayan de casa en casa". Bah, en realidad sumó a otros clicks.
Y a eso que decís: me da pena tanta pelea.