Gente que se dio una vuelta


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15 de agosto de 2011

Orgullo y prejuicio

No, no el libro de Jane Austen; no, tampoco la peli. Los míos, qué tanto.

Me espanta, digo, me horroriza casi, el pacifismo de algunas personas que no distinguen un zapallo de un BMW. Digo, los que optan por eliminar toda forma de diferencia con un mensaje de paz y amor, de no, chicos, eso es discriminar. Y entonces las palabras, cualquiera, casi, es discriminatoria: viejo, negro, enano, gordo...
A ver... ¿joven, blanco, alto, flaco no lo son?.

¿Qué quieren que les diga?. A mí me da orgullo tener prejuicios pero poder manejarme más allá de ellos. Es decir: si tengo que confiarle mi billetera a alguien, no se la doy al cleptómano. Sería un idiota consumado. Lo que no quita que con el cleptómano podamos salir, por ejemplo, a tomar un café.

No me creo tan puro, ¿vio?.

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