Había bastante gente conocida, que con su cariño y presencia, ayudaba.
Comenzó la celebración. Quien la presidía podía estar celebrando ahí, en Norcorea, Guatemala, o Rusia. Luego de las lecturas bíblicas, comenzó una "catequesis", porque ni homilía era eso, acerca del dolor, la cruz y la muerte que merecía que alguno le dijera que no era así lo que decía, que no era cierto, que mejor se callase.

Lo peor: es que de tanto lugar común generamos una falsa verdad que da poder, que da seguridad (falsa, claro). Que no sólo no hace bien, sino que perpetúa imágenes y esquemas que no son ciertos, que oprimen, que no dan vida.
Nada evangélicos, ponele.
1 comentario:
Copio y pego lo de Tincho, lúcido: Lugares comunes. No reales y q como decis, de tanto repetirlos se vuelven gigantes "verdades", distantes de lo q pasa. Son cómodos, pero la vida no es cómoda. Es más compleja de lo q parece.
Publicar un comentario