Gente que se dio una vuelta


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16 de septiembre de 2010

Calláte, por favor

Estaba acompañando a un amigo. Su mamá había muerto y luego del velorio y antes del entierro, pasamos por su parroquia, porque iba a haber misa.
Había bastante gente conocida, que con su cariño y presencia, ayudaba.
Comenzó la celebración. Quien la presidía podía estar celebrando ahí, en Norcorea, Guatemala, o Rusia. Luego de las lecturas bíblicas, comenzó una "catequesis", porque ni homilía era eso, acerca del dolor, la cruz y la muerte que merecía que alguno le dijera que no era así lo que decía, que no era cierto, que mejor se callase.

Reconozco que me tocó en un lugar que me es sensible y no soporto: el de los lugares comunes (y falsos, agregaría en este caso). En ese lugar donde es mejor callar; o compartir otras cosas, como el desconcierto, el no saber, el no tener respuestas.

Lo peor: es que de tanto lugar común generamos una falsa verdad que da poder, que da seguridad (falsa, claro). Que no sólo no hace bien, sino que perpetúa imágenes y esquemas que no son ciertos, que oprimen, que no dan vida.
Nada evangélicos, ponele.

1 comentario:

Pablete dijo...

Copio y pego lo de Tincho, lúcido: Lugares comunes. No reales y q como decis, de tanto repetirlos se vuelven gigantes "verdades", distantes de lo q pasa. Son cómodos, pero la vida no es cómoda. Es más compleja de lo q parece.