Gente que se dio una vuelta


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18 de marzo de 2013

Tanteos

Vuelta a un monotema obsesivo: la confusión nefasta entre la ilusión y la esperanza. 

Vez pasada contaba que Santiago había tenido un ACV y estaba con pronóstico reservado. Al mediodía del domingo fue declarada su muerte cerebral y ahora esperamos -espera espantosa- que se detenga el corazón.

Sole, una de sus hijas, decía el jueves lo difícil que se hace no saber qué hay que esperar. ¿Cómo prepararse sin saber para qué hay que prepararse? ¿Podemos prepararnos para todo? Ilusos, creemos que sí, porque nos disponemos para lo mejor: pensamos "en positivo", nos dicen y decimos "todo va a estar bien"; acudimos a mil cábalas y oraciones a cuanto santo se nos cruza... Y se pincha el globo.

¿Será que eso nos pone en el umbral de la esperanza?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf! Es un buen punto de arranque. Yo tengo un prejuicio enorme sobre la "esperanza" entendida no tanto como ilusión sino como, digamos, "desidia mágica"... Alguien por ahí me dijo algo (Bah! escribió) indicándome que ella entendía la esperanza como "caminar". Me abrió una puerta...

Pablete dijo...

Como dice Galeano, creo, de la utopía: la esperanza, como el horizonte, se va moviendo mientras caminamos hacia ella.

Si te interesa mirar para poder intercambiar, buscá que en el blog hay algo más de eso.