Mis padres compraron un LCD. Claro, cuando yo era chico teníamos que prender el televisor un rato antes y abajo, enorme, pesado, el estabilizador. El clac-clac-clac de la perilla que cambiaba los canales, más las rayas que aparecían y obligaban a sintonizar mejor, sumado a que para todo esto había que levantarse del sillón, hacía que miráramos un programa entero sin cambiar de canal.El LCD no tiene más botón que el power. Mamá nunca usó el remoto más que para prender o apagar, jamás cambiar un canal; papá no encuentra cómo ajustar el brillo -aunque le explicamos que la imagen es diferente por ser, justamente, un LCD y no una TV común-. A la vez, dice que la computadora "le pierde" cosas.
Algo así habrán sentido los primeros homínidos al controlar el fuego.
El mundo cambia. A las chapas.

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