Gente que se dio una vuelta


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19 de noviembre de 2010

Ehh...II

Días atrás decía que casi no tenía palabras o ganas de hilvanarlas. Hago una aproximación.
El 5 de noviembre nació Emilia, sobrina de una amiga. La mamá de Emi llevó el embarazo adelante sola, porque el papá se borró. El 9, Emi murió. Eso hizo que las palabras no sirviesen.
Una malformación en el corazón, que no aparece en las ecografías, que se manifiesta luego de nacer, no le dio tiempo. De la alegría enorme a la pena enorme.

La muerte, esa hermana, no por familiar se hace amiga. Menos en momentos así. Por eso las palabras salieron sin hilván, por eso la necesidad de silencio, por eso la búsqueda de nido. Por eso, medir las palabras antes que decir las que no son.

Decía Dorothee Sollë, una teóloga alemana, feminista, protestante: "El afán de los teólogos de hablar ahí donde es preferible callar, es sencillamente insoportable". Así comenzaba su reflexión sobre el misterio inaferrable del dolor. Me atravesaron sus palabras; las hice y hago mías.

¿Qué decir cuando vemos a un abuelo extender los brazos y recibir un pequeñísimo ataúd?; ¿cuando una mamá, recién parida, llora otro parto mucho más atroz?. Es noche, es oscuridad. No se puede forzar la mañana.

1 comentario:

Pablete dijo...

¡Gracias por pasar!