Gente que se dio una vuelta


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15 de noviembre de 2013

En el nombre de (¿qué?) dios.

Un grupo de extrema derecha religiosa irrumpió días atrás en la catedral católica de Buenos Aires ( http://www.perfil.com/sociedad/Fanaticos-arruinan-un-acto-de-la-Noche-de-los-cristales-rotos-en-la-Catedral-20131112-0042.html). Se estaba llevando adelante una celebración interreligiosa en conmemoración de La Noche de los Cristales Rotos. Había judíos, cristianos de diversas confesiones, y otros que quizá no pertenecían a ningún credo. Quienes entraron, quisieron impedir el encuentro, denunciando a los "adoradores de falsos dioses" y rezando violentamente. Nefastos.

Los lefevbristas, que de ellos se trata, se separaron formalmente de la iglesia católica romana el 17 de junio de 1988. Consideran que el Concilio Vaticano II traicionó la fe; Ratzinger, incluso, les parecía un blando heterodoxo. Nefastos, mentirosos, retorcidos. Basta pasar por cualquier página web que les pertenezca a ellos o sus secuaces para sentirse en una baja Edad Media. ¿El evangelio, como mensaje de gracia y libertad, de justicia y encuentro? Bien, gracias.

Más allá de todo... ¿qué tipo de psicología lleva a alguien, en el siglo XXI, a aferrarse a lo más reaccionario de la derecha (ex) católica? ¿Tanto miedo da lo diverso, lo plural, la libertad? Me dio -me da- pena y miedo ver muchos jóvenes fundamentalistas, tanto en el cristianismo romano, en las variantes protestantes, en el Islam, en política... Ahí están: segurísimos de poder ser adalides imbatibles de la verdad y la divinidad, dentro de la seguridad neurótica que les supone saber lo que ¿dios? quiere.

Otros no llegan a tanto.
Pero porque no se animan, no más.

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