Le agrego, como si fuera poco: los guisados de vegetales, las sopas caseras, que llenan de calidez con aromas a especias, a cariño de abuela.
Había dejado preparando solito, en la cacerola de barro, un rejunte de verduras y hortalizas, a fuego lento, con curry, estragón, cebollas... Abrí la puerta y me abrazó la sensación de hogar.
Un montón.
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