
Ya nos saludamos, incluso si nos cruzamos fuera de su "ámbito laboral".
Cada vez que aparece con su bolso y sus ofertas, presto atención, no sea que justo necesite lo que vende. También presto atención porque me admira la dignidad con la que trabaja: no pretende conmover, no coacciona con la oferta del día, comunica lo que tiene...
La verdad, lo admiro.
2 comentarios:
Que buen post, y que buen blog (llegué desde Seras Bubulina y me hice panzada).
Gracias, Phoebe. Y ¡bienvenida!
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