
Inmediatamente le propuse que aprovechase y dibujase rayos saliendo de cada dedo, como si fuera la mano de un superhéroe. Mariana lo desafió a no repetir los colores. Al rato volvió con su dibujo recargado y orgulloso del resultado.
Pensaba... ¡qué suerte cuando tenemos quien en lugar de consolarnos y calmarnos, nos desafía a más!
No pocas veces nos superamos gracias a lo que otros nos proponen como reto.
Gracias por eso.
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